La candidata Dolors Montserrat, Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso, durante el mitin celebrado el jueves en la plaza de Callao de Madrid bajo la lluvia.

La candidata Dolors Montserrat, Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso, durante el mitin celebrado el jueves en la plaza de Callao de Madrid bajo la lluvia. EFE

Política elecciones europeas

Feijóo intenta repetir el camino de Aznar y Rajoy cuando ganaron las europeas de 1994 y 2009

Feijóo se ha marcado el objetivo de obtener este 9-J un resultado que le permitiría formar Gobierno si se tratara de unas elecciones generales.

9 junio, 2024 03:16
Pepe Luis Vázquez M.A. Ruiz Coll

Alberto Núñez Feijóo busca este domingo una victoria similar a la registrada por el PP en las elecciones europeas de 1994 y 2009, que abrieron a José María Aznar y Mariano Rajoy el camino para llegar a la Moncloa dos años después.

Ambas fechas constituyen el único precedente, en España, en el que el principal partido de la oposición ha derrotado al del Gobierno en unas elecciones europeas.

Aznar llegaba a los comicios europeos de 1994 tras el revés que supusieron por el PP las elecciones generales celebradas un año antes, en las que, contra todo pronóstico, Felipe González logró ser reelegido presidente del Gobierno. Se había iniciado así una convulsa legislatura salpicada por escándalos como las revelaciones por los crímenes del GAL o la fuga de España del entonces director de la Guardia Civil, Luis Roldán.

En medio de un ambiente de máxima tensión, el PP de Aznar logró una victoria incontestable en las elecciones europeas celebradas el 12 de junio de 1994: obtuvo el 40,1% del voto y 28 eurodiputados, casi 10 puntos más que el PSOE (que se quedó con el 30,79% y 22 escaños).

Dos años después, Aznar llegó a la Moncloa tras las elecciones generales del 3-M de 1996, en las que obtuvo su amarga victoria: el PP superó a los socialistas en apenas 290.000 votos, por lo que Aznar se vio obligado a pactar concesiones a los nacionalistas de Jordi Pujol (en el Pacto del Majestic) para poder gobernar.

Las elecciones europeas celebradas el 7-J de 2009 también abrieron las puertas de la Moncloa a Rajoy. La lista popular encabezada por Jaime Mayor Oreja obtuvo el 42,1% del voto y 24 escaños, uno más que el candidato socialista, Juan Fernando López Aguilar (38,7%).

Dos años después, Mariano Rajoy obtendría una amplia mayoría absoluta en las elecciones generales de 2011. Entre ambas citas electorales, José Luis Rodríguez Zapatero se vio obligado a anunciar, el 12 de mayo de 2010, que congelaba las pensiones, recortaba el sueldo de los funcionarios y buena parte de las partidas de gasto social, para afrontar la crisis que había negado durante casi dos años. 

Durante las últimas jornadas de la campaña, los dirigentes del PP han intentado movilizar a sus votantes advirtiendo del riesgo de que el 9-J arroje una situación próxima al empate técnico entre los dos grandes partidos, que permitiría al presidente Pedro Sánchez vender como una victoria para consolidarse en la Moncloa.

“Si el domingo por la noche Pedro Sánchez ha empatado, Pedro Sánchez se queda y nosotros… no voy a decir cómo, pero también. Y aquí se acaba mi discurso”.

La frase pronunciada el viernes por Esteban González Pons, director de campaña del Partido Popular para las elecciones europeas, durante el último mitin, en Valencia, sembró la polémica.

Distintos barones territoriales y mandos de la formación empezaron a intercambiarse el pasaje del discurso de Pons. Algunos, con enorme desconcierto, pues daba la sensación de que, a 48 horas de ir a votar, el partido está ajustadísimo entre PP y PSOE.

Pero, lo cierto es que el ruido de sirenas que saltó a última hora del viernes con las palabras de Pons dio paso, este sábado, a una tensa calma. La mayoría de dirigentes del partido respiran aliviados con los últimos trackings que les han compartido para que no cunda el pánico.

Salvo sorpresa mayúscula este domingo, el PP logrará alzarse con el podio. Así lo reflejan todos los estudios privados que han recibido en estos días los populares. Por tanto, la clave será el margen de la victoria. Aunque, como publicó EL ESPAÑOL, el objetivo de Feijóo es que, extrapolado el escrutinio a unas generales, concluya que está en condiciones de llegar a la Moncloa.

Lo que está descartado, cuando apenas faltan unas horas para que se produzca el recuento de papeletas, es que el PSOE vaya a quedar por delante. Tampoco hay previsión de que los socialistas igualen a los populares con un porcentaje de voto similar. Es decir, que el temido empate al que hacía referencia el director de campaña no se dará, si se cumplen los pronósticos.

De ahí el desconcierto que generaron sus palabras entre la dirigencia. Porque reflejaron cierto derrotismo y alentaron la posibilidad de que, al igual que pasó con Rubalcaba en 2014, las Europeas sean las elecciones que enseñen a Alberto Núñez Feijóo la puerta de salida. Un escenario muy distinto al que todo el PP espera que ocurra: que la legislatura de Sánchez entre en colapso y las generales se repitan más pronto que tarde.

En el equipo de campaña del PP han diseñado gran parte de la estrategia de estas europeas teniendo en cuenta el fantasma de las generales pasadas: los populares creen que el exceso de confianza fue el principal error que les llevó a una victoria pírrica. De ahí las palabras de Pons haciendo alusión al empate, que tiene por objetivo mantener enchufados a los votantes.

Feijóo, en sus arengas de estos días, también ha mencionado esa tesis de que puede darse un empate entre PP y PSOE. Pero no en los mismos términos que su vicesecretario. Además, la campaña ha ido dando sus frutos en el equipo popular. Si bien arrancó con los trackings dibujando un panorama sombrío, en la recta final el PSOE se ha resentido ligeramente.

Tal y como desveló este periódico, en algunos sondeos del PP, existía un escenario -el más pesimista- en el que podía ganar el PSOE: con participación baja. No obstante, los peores augurios han desaparecido en Génova, donde llegan a la jornada electoral con optimismo.

Esto se explica, entre otras cosas, por los escándalos que sacuden a Sánchez a través de su mujer. Según los populares, el goteo de informaciones, a cada cual más controvertida, está permeando en un sector del electorado socialista, que podría pasarse a la abstención.