En la noche del 23-J, un Alberto Núñez Feijóo con la cara desencajada salió al balcón de Génova 13 sin saber casi ni qué decir. En un momento dado, Esteban González Pons, intentando a la desesperada animar a su líder frente a una multitud desconcertada, entonó el grito de "oa, oa, oa, Feijóo a la Moncloa".
Lo hizo a sabiendas de que, al menos a corto plazo, Feijóo no haría las maletas para ocupar la residencia oficial del Gobierno. Era un cántico de consolación. Este 9-J, constatada la victoria del PP en las europeas, la militancia popular despidió a su líder con los vítores de las campañas pasadas: "¡Oa, oa, oa, Feijóo a la Moncloa!".
Un centenar de simpatizantes y afiliados, fundamentalmente de las nuevas generaciones del PP de Madrid, junto a la mayoría de dirigentes del partido, coparon todo el recibidor de la sede nacional, donde Feijóo, pasada la medianoche y entre aclamaciones y abrazos, bajó acompañado por todo su equipo, incluida la candidata, Dolors Montserrat.
No hubo balcón, pero alrededor de las escalinatas de Génova se palpó un optimismo que contrasta, y mucho, con el estado de ánimo que tenía el personal a pie de calle en aquella aciaga celebración de las generales del pasado año.
La meta que se había fijado Feijóo para la cita europea era que el resultado, extrapolado a unas generales, arrojase una conclusión: que está en condiciones de derrocar a Pedro Sánchez en un próximo duelo electoral.
Por eso, los cuatro puntos con los que el PP ha logrado aventajar al PSOE, tres más que hace un año, han levantado la moral del líder popular: "Hemos ganado ahora con mayor diferencia que el 23-J. Por eso digo, no solamente vamos a ganar las generales, sino que vamos a gobernar después de las siguientes generales".
Hasta hace días, en la cúpula popular existía el temor de que se diera un empate técnico. O, directamente, y todavía mucho peor, que el PSOE se hiciera con el podio, como pronosticaba únicamente el CIS y llegó a dar por sentado el presidente del Gobierno durante la última sesión de control en el Congreso.
"Nuevo ciclo"
Ayer, desechadas ambas opciones, el jefe de la oposición se jactó del triunfo ante su rival: "Hace poco el presidente me dijo que el PP iba a perder las elecciones, dijo que no íbamos a ser capaces de ganar y que el PSOE iba a ganar. Los españoles han dicho lo contrario, nos han dado un triunfo contundente. Hemos dado la vuelta al marcador de las últimas europeas".
Núñez Feijóo solemnizó con que se abre un "nuevo ciclo político" en España, porque "siempre que el PP ha ganado unas europeas, ganó las siguientes generales". Sucedió así en 1994, 1999, 2009 y 2014. "Los muros han perdido y los puentes los vamos a volver a construir, el discurso del miedo no ha funcionado; confiemos en el discurso de la ilusión, la responsabilidad, para volver a unir a los españoles", dijo a los suyos.
Para dotar de épica a las elecciones y otorgarles el carácter plebiscitario sobre la figura de Sánchez que buscaba, Feijóo destacó en su arenga que los resultados del PP han sido "los mejores desde hace 25 años". Un "cuarto de siglo", que añadió en tono melancólico, "bien vale la pena esperar para conseguirlo".
Si las europeas eran una nueva prueba de fuego para Feijóo, su sensación es que ha conseguido superarlas con éxito, incrementando su palmarés desde que tomó las riendas del partido hace poco más de dos años: "Hemos cerrado el ciclo electoral de victorias en las urnas".
Con la cita de este domingo el PP logra dar carpetazo a una maratón electoral que, más bien, ha sido una yincana para el liderazgo de Feijóo, que se ha sometido a cuatro pruebas distintas. Ahora, el partido respira aliviado: no hay crisis interna a la vista. En realidad, la preocupación se había disipado tiempo atrás.
En los últimos sondeos que recibió Feijóo de distintas casas demoscópicas la victoria estaba asegurada. Prueba de ello es que el líder popular, cuando llegó a Génova poco rato después de que cerraran las urnas, departió un aperitivo en la terraza contigua a su despacho con su equipo más próximo.
Después, reunido con su comité de dirección, el presidente popular fue contactando con los barones territoriales, que le dieron cuenta de cómo iba avanzando el escrutinio en las distintas provincias, lo que corroboró las buenas expectativas. "Sacaremos más de dos puntos al PSOE", se felicitaron los populares antes de las once de la noche, cuando de un plumazo apareció la foto final y descorcharon el champán en Génova.
Ahora, Feijóo pone el reloj de arena bocabajo y espera -con cierta impaciencia- a que la legislatura estalle por alguno de sus flancos. Porque si algo tiene claro el presidente popular es que, después de lo sucedido este domingo, hay una realidad insoslayable en España: que Sánchez está en el tiempo de descuento. Ahora sí.