La candidata del PSOE en las elecciones europeas no solo no recogerá el acta, sino que permanecerá en el Gobierno hasta que sea nombrada comisaria de la UE. Teresa Ribera seguirá en el Consejo de Ministros "hasta octubre o noviembre", según confirman fuentes del Ejecutivo a este diario.

En Bruselas, ya han comenzado las negociaciones entre los grandes partidos para la renovación de cargos de la Unión. Y Pedro Sánchez será, junto al canciller alemán, Olaf Scholz, el líder de los socialdemócratas en esta misión.

Esto es así porque, en realidad, todo pivota alrededor del Consejo. Son los jefes de Estado y de Gobierno los que, en la cumbre que celebrará en Bruselas a finales de este mes, deberán designar su candidato para la presidencia de la Comisión.

Nadie duda de que la favorita para el cargo es la popular Ursula von der Leyen, que repetiría en un segundo mandato de cinco años. El PP Europeo ha ganado las elecciones, aumentando además su representación y conteniendo la temida ola ultraderechista. Además, el PPE es la formación mayoritaria en el Consejo, pues suyos son 12 de los 27 líderes, por sólo cinco de los socialistas.

Todo eso pone teóricamente sencillo que la alemana salga reelegida. Porque, además, ella ya ha lanzado una propuesta de alianza al resto de partidos europeístas y centrados de la Unión: los socialdemócratas y los liberales. Juntas, las tres formaciones, tienen mayoría absoluta en la Eurocámara.

Después de que se pase este trámite, cada uno de los jefes de Estado o de Gobierno deberá proponer un nombre para ocupar cada una de las carteras del Colegio de comisarios. Y Sánchez le ha prometido a Ribera el puesto que corresponde a España.

Compromiso ¿y veto?

Es más, según pudo confirmar este diario en fuentes internas de su departamento, Ribera era reticente a aceptar el deseo de Sánchez para que liderara la campaña del 9-J.

Según estas fuentes, sólo después de que el presidente le prometiera luchar porque su cargo, preferentemente en el sector de la transición energética y contra el cambio climático, tuviera rango de vicepresidencia, Ribera asumió su nuevo rol. Además, con el compromiso de no ser eurodiputada y permanecer en Moncloa hasta que termine la negociación.

Pero lo cierto es que en la UE "hasta que no está todo acordado, no hay nada acordado". Y aunque Ribera se ha ganado, no sólo prestigio, sino apoyos claves entre sus colegas europeos, una vez que esto ocurra, los nuevos eurodiputados tienen el poder en sus manos.

Ribera y el resto de candidatos a comisario deberán pasar un examen en cada una de las comisiones del Parlamento Europeo. La Cámara tiene derecho de veto sobre cada uno de los comisarios y sobre la Comisión al completo.

Si todo va bien, a ese hearing, que se celebra ya en otoño, acudirá Ribera, todavía como vicepresidenta tercera del Gobierno de España.

Y si es cierta la amenaza del PP español, tal vez no pase el examen. "Jamás votaremos a favor de alguien que va contra el campo y contra el Estado de derecho", advertía Dolors Montserrat hace unos días, en declaraciones a EL ESPAÑOL.

Es cierto que ya habrán pasado todas las negociaciones. Y que para que el PP español pueda romper los delicados equilibrios que son necesarios para gobernar la UE, necesitará de una razón de mucho peso.

Pero los populares recuerdan un caso muy parecido que ellos padecieron. Cuando en 2014, Miguel Arias Cañete fue propuesto por Mariano Rajoy para ser vicepresidente climático -el mismo puesto al que aspira Ribera-, fueron los socialistas españoles los que lograron rebajarle las competencias amenazando con un veto.

En caso de que se mantuviera la amenaza del PP español, quizá ocurra que Ribera ni siquiera deje el Gobierno. Y precisamente por eso, Sánchez se guarda las espaldas manteniéndola ahora, ya que es uno de los puntales de su Consejo de Minsitros.