De izquierda a derecha: Eduardo Madina, Pedro Sánchez y José Antonio Pérez Tapias en las primarias de 2014.

De izquierda a derecha: Eduardo Madina, Pedro Sánchez y José Antonio Pérez Tapias en las primarias de 2014.

Política 10 AÑOS DE SÁNCHEZ

Pérez Tapias, el tercer hombre de las primarias: "Me enfrenté a un Sánchez liberal, hoy el PSOE es él"

Hoy fuera del PSOE, se midió hace 10 años con Sánchez y Eduardo Madina. "Tras el excesivo liderazgo, surge la tentación populista", asegura.

13 julio, 2024 02:39

Todavía se puede leer en las crónicas de entonces que Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias (Sevilla, 1955) salieron juntos aquella noche de la sede del PSOE, pero sólo el último sonreía. Había quedado el tercero de la terna en liza por la Secretaría general de los socialistas, pero la suya fue una dulce derrota

Obtuvo el 15% de los votos bajo el paraguas de Izquierda Socialista, una corriente que representa el ala más progresista del partido. Madina llegaba “muy confiado”, como el rostro más conocido; era el aspirante de las bases. “Pero llegado un momento, los apoyos cambiaron y los cargos orgánicos inclinaron la balanza del otro lado”. 

Mientras Madina y Pérez Tapias abandonaban la sede de la calle Ferraz, dentro seguía festejando su victoria el candidato inesperado. Un hombre que hasta entonces sólo había sido concejal en el Ayuntamiento de Madrid y diputado raso en el Congreso tras sendas renuncias de quienes le precedían en las listas. 

Un outsider que aquel 13 de julio de 2014 venía a suceder a los mandos de la nave a uno de los políticos que más poder ha acumulado en la historia reciente del Partido Socialista Obrero Español: Alfredo Pérez Rubalcaba. Comenzaba así la era de Pedro Sánchez Pérez-Castejón, en su versión primigenia, la del líder indefinido. 

“El candidato al que me enfrenté representaba lo que podemos llamar una posición social-liberal. Mantuvo una defensa muy encendida de la reforma del artículo 135 de la Constitución [que el entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, pactó con Mariano Rajoy para limitar el déficit público en el contexto de la crisis financiera], mientras que nosotros habíamos sido muy críticos con ella”, recuerda Pérez Tapias. 

José Antonio Pérez Tapias en una imagen actual.

José Antonio Pérez Tapias en una imagen actual. Cedida

Su rival en las primarias agrega que Sánchez “tampoco tenía muy presentes el tema de la plurinacionalidad o el federalismo”, en los que sí insistía su corriente izquierdista. Ni tampoco se mostraba “muy proclive” a explorar una “estrategia de pactos a su izquierda” en el momento en el que comenzaba a emerger Podemos. 

“Era la época en la que oscilaba hacia Ciudadanos. Y después ha habido un largo recorrido, como todos sabemos”. La incógnita consiste en desentrañar hacia dónde. 

Parte dos. El renacido

José Antonio Pérez Tapias se integró en la Ejecutiva del PSOE, a la que llegó con la premisa de abrir “un espacio nuevo hacia la izquierda”. Pero en ese devenir, en 2016 Sánchez se negó a favorecer la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno y “el Comité federal de marras lo descabalgó de esa forma tan burda, tan dura e improcedente”. 

En ese momento, cuando el líder caído coge su Peugeot 407, visita a las bases por toda España y no descansa hasta ser reelegido secretario general del partido un año más tarde es quizás cuando de verdad comienza a construir su personaje. Sánchez II, el renacido

“Desde la corriente Izquierda Socialista ahí sí que decidimos apoyarle y darle nuestros votos, porque existía una brecha enorme entre las bases y el aparato. Existió una tensión altísima, aunque el PSOE cuenta con unos resortes lo suficientemente fuertes como para que no hubiese una ruptura”, comenta Pérez Tapias.

Simplemente la derrotada en las primarias, Susana Díaz, desapareció de escena y Sánchez modeló su propia estructura. 

Pese a haberle respaldado poco antes, en 2018 José Antonio Pérez Tapias se dio de baja del partido tras 25 años de militancia. Se fue para seguir mirando a su izquierda, criticando que PSOE y PP se habían acercado demasiado, sin saber que poco después una moción de censura contra Rajoy terminaría con Sánchez en La Moncloa. 

“Ese viraje se produjo porque se presentó la oportunidad. Es indiscutible que tiene olfato político y una gran capacidad de situarse frente a los acontecimientos y hacer apuestas arriesgadas que le suelen salir bien. Pero también es cierto que su gestión ha sido muy personalista y que ahora mismo el partido está falto de un debate interno en muchas cuestiones que no sólo exigen una deliberación parlamentaria, sino también entre los órganos del PSOE”.

- ¿Está definiendo eso que otros han bautizado como el sanchismo

- Lo que puedo decir es que el partido funciona de una forma totalmente distinta a lo que fue antes, no tiene nada que ver con el PSOE de Felipe González o Zapatero. Es verdad que hay un sello personal que se extiende a toda la organización. Entonces, ¿sanchismo? Pues sí, como etapa política, sí. Aunque no veo que eso signifique una renovación en profundidad del proyecto socialista. 

Parte tres. El sanchismo

El tercer acto, el de su acción de gobierno, es también el de Sánchez como el alfa y el omega de su mandato. La simbiosis entre personaje, estrategia e ideología. 

- Un nuevo PSOE, decía.

- Sí, marcado por esa impronta personal y el hiperliderazgo. Antes las estructuras eran más participativas o deliberativas. Digamos que el partido estaba más vivo por la base, esa es la gran cuestión. 

Pérez Tapias ahora está centrado en resolver las inquietudes de sus alumnos de la Universidad de Granada, donde imparte clases como catedrático de Filosofía. Lleva años al margen del partido, aunque para alguien que lleva toda su carrera estudiando a los referentes intelectuales de la izquierda, nunca se está fuera de la política. 

También desde dentro del PSOE defendió un modelo federalista, insistió en abordar la cuestión catalana y se mostró partidario de los indultos a los presos del procés. Pero en la madurez de la etapa sanchista todo eso se difuminó en la Ley de Amnistía

“La virtud tiene que ir acompasándose con la fortuna. Eso lo sabemos desde Séneca hasta ahora, pasando por Maquiavelo. Es decir, la política marca una oportunidad, pero hay que hacerlo de forma correcta. Y parece que se podía haber hecho mejor o de forma más reflexionada”. 

De nuevo, según el exdirigente socialista, el problema del personalismo. “El Gobierno ha presentado el mismo proyecto de ley muchas veces, visto de una manera muy precipitada y sin la suficiente deliberación interna. Si por un lado tenemos un desapego fuerte de una parte de la sociedad y, por otro, problemas por cómo ha salido la ley, estamos ante un asunto no resuelto. Estos procesos requieren consensos muy amplios y no se han logrado”.

Pérez Tapias insiste en que “no es lo mismo razón de Estado”, la que se toma en virtud de las necesidades de la ciudadanía; que “razón de gobierno”, en función de los intereses partidistas. Aunque ese debate lo deja para “el futuro”. 

Sánchez y Pérez Tapias la noche del 13 de julio de 2014 en la sede del PSOE.

Sánchez y Pérez Tapias la noche del 13 de julio de 2014 en la sede del PSOE.

Parte cuatro. Populismo

Ahora estamos en la legislatura de trinchera, la de Sánchez contra el fango y sus enemigos. 

- Han pasado diez años desde aquel candidato de postulados liberales, que usted decía. Hoy se presenta como la única alternativa viable contra la ultraderecha.

- Es verdad que esa máquina del fango existe y funciona, no lo vamos a negar. Pero las decisiones no pueden tomarse sólo bajo ese postulado. Es necesario retomar las políticas sociales clásicas de la socialdemocracia y reducir un exceso de tacticismo, al que se suman ciertas dosis de populismo que han contagiado el espectro político general. 

El antes candidato en unas primarias y hoy teórico de la izquierda no reduce sólo ese populismo a sus rivales o a la extrema derecha. “Después de esos liderazgos excesivos aparece la tentación populista. Y eso lo vimos con la carta a la ciudadanía y los cinco días de reflexión del presidente del Gobierno”. 

Una década después de aquella victoria imprevista que dio origen a una nueva etapa política, hoy su rival de entonces sugiere que en el PSOE todo empieza y termina con Sánchez. Llegará un momento en el que esto no sea así y toque abrir un nuevo capítulo. “Todavía le puede quedar bastante cuerda”, pronostica quien fue su oponente, “aunque los liderazgos se muestran más fuertes cuanto más compartidos son”.