La ruptura con el PP que Vox ejecutó el jueves puede intentar explicarse de múltiples maneras. Además de los distintos cálculos políticos y el discurso de si es una cuestión de principios, lo cierto es que se produce en un momento en el que la preocupación por la inmigración está creciendo en España. Y lo hace especialmente entre los votantes de Santiago Abascal, donde ha llegado a su máximo histórico.

El presidente de Vox amenazó a Alberto Núñez Feijóo con romper en las comunidades donde cogobernaban si el PP aceptaba participar en el reparto de 347 menores migrantes no acompañados procedentes de Canarias y Ceuta. Dicho y hecho. Pero 347 es una cifra extremadamente pequeña para tomar una decisión tan trascendente.

Hay más motivos. En cada barómetro del CIS, que se publican mensualmente, el organismo dirigido por José Félix Tezanos pregunta a los ciudadanos cuáles consideran que son los principales problemas en España. Hemos recogido la respuesta de aquellos que opinan que la inmigración es un problema desde que Vox entró en el Congreso (en abril de 2019) y hay una clara tendencia al alza.

Según el último barómetro del CIS, publicado el pasado viernes, un 16,9% de los españoles considera que la inmigración es un problema. Se trata de la cifra más alta desde 2019. Analizado por el perfil del votante de cada partido, el incremento se ha producido también entre los votantes de las principales opciones políticas, incluso el PSOE.

En 2019, la sensación de que la inmigración es un problema rondaba en torno al 10% entre los españoles, pero rápidamente cayó. Y lo hizo por la pandemia. El coronavirus hizo, por un lado, que las preocupaciones naturales fueran otras. Por otro, el cierre de fronteras dejó la inmigración en un debate que importaba realmente poco.

Pero, a la vez que iba amainando la preocupación por el coronavirus, empezaba a crecer por la inmigración. Aunque este tipo de datos suelen pasar desapercibidos para la mayoría, sí que son muy importantes para los partidos políticos y a la hora de condicionar sus acciones.

Como ejemplo para ilustrar la importancia que tiene, sirve la situación catalana. El Gobierno utiliza recurrentemente los datos del CIS para defender que sus políticas en Cataluña son las correctas porque es un asunto que ha dejado de preocupar a los españoles. Ahora, Vox podría hacer lo mismo entre los suyos.

El aumento de la sensación de que la inmigración es un problema en este último mes se produce a la vez que el debate migratorio está copando la actualidad. La semana pasada, las comunidades autónomas acordaron el reparto de 347 menores migrantes no acompañados, Vox decidió romper con el PP por ello y el Gobierno está presionando al PP para reformar la Ley de Extranjería.

La situación de Canarias, que tiene 5.500 menores migrantes no acompañados en sus centros, está a la orden del día y se espera que con el verano puedan ser 11.000. De hecho, julio es siempre un mes en el que crece la sensación de que la inmigración es un problema, porque es cuando más llegadas se registran.

Pero en esta ocasión el PSOE, que siempre había estado por debajo de la media, se está acercando incluso al PP. El 12,1% de los votantes del PSOE ve en la inmigración un motivo para la preocupación. Es casi el doble de los que lo creían en junio. En el PP actualmente es del 13,4%.

Que la presencia del debate migratorio en los medios de comunicación permea a la ciudadanía se nota también cuando el CIS pregunta a los encuestados no si creen que es un problema, sino cuánto les afecta personalmente la inmigración. En todos los casos, a la gente siempre le preocupa más de lo que le afecta. Pero Vox sigue ganando también en este frente.

La inmigración le preocupa actualmente al 43,1% de los votantes de Vox, casi la mitad. Le afecta, en cambio, al 24,4%. El porcentaje de afectados está por encima incluso de cuánto le preocupa de media a los españoles.

Sin embargo, se ha demostrado en numerosas ocasiones que una persona no acude a votar exclusivamente por lo que le afecta directamente, sino por los valores con los que se identifica. Y lo cierto es que entre los votantes de Vox sí hay una sensación creciente de que la inmigración es un problema.

Nada más entrar en el Congreso de los Diputados, los votantes del partido de Abascal creían muy por encima de la media que la inmigración es un problema. En el barómetro de julio de 2019, opinaba así el 33,3% de ellos. Era el momento en el que Vox tenía un discurso más duro en este frente.

Si bien nunca lo ha abandonado del todo, durante la pandemia Vox se centró en criticar al Gobierno de Pedro Sánchez, en si el confinamiento era legal o no, y a cuestionar su valía para estar al frente del país. También prestó atención a otros asuntos como las vacunas. Pero terminada la pandemia, Vox ha ido endureciendo progresivamente su discurso hasta ahora.

La ruptura de relaciones con el PP por el reparto de sólo 347 menores migrantes no acompañados implica que el asunto de la inmigración ya se ha convertido en una línea roja que en la sede de Bambú no están dispuestos a cruzar. Además, analizada la tendencia al alza, pueden creer que es un debate del cual sacar rédito político.

Esto, sin embargo, no sólo sucede en Vox. En la conferencia sectorial que se celebró el pasado miércoles para acordar el reparto de los jóvenes, Cataluña fue la única comunidad autónoma que no votó a favor del realojamiento. Y es que en Cataluña también ha habido un endurecimiento del discurso, protagonizado especialmente por Junts.

Cataluña es la segunda comunidad autónoma que más menores migrantes acoge. En el ámbito independentista, además, ha ido creciendo el discurso antiinmigración con la aparición de fuerzas como Aliança Catalana y esto ha provocado que Junts endurezca su discurso y que lleve a cabo acciones como pedir las competencias migratorias para Cataluña.

Los votantes de Junts mostraron su mayor preocupación por la inmigración en el barómetro de marzo de 2024, justo antes de las elecciones autonómicas de mayo. En ese momento, el 28,6% de los votantes del partido de Carles Puigdemont opinaban que era un problema, sólo una décima por debajo de los de Vox. En algunos momentos, en la segunda mitad de 2022, llegaron incluso a superar a Vox.

Sin embargo, el Gobierno catalán que decidió no participar el pasado miércoles en el reparto era de ERC, no de Junts.

Los barómetros del CIS muestran unas tendencias muy cambiantes en el caso de los republicanos. Esto se debe a la baja representatividad de la muestra. Sin embargo, tradicionalmente se mantienen por debajo de la media de los españoles y en picos contrarios a los de Junts.

En la decisión del miércoles pasado también pudo influir que planea la sombra de la repetición electoral en Cataluña si Salvador Illa no es investido. En ese caso, si ERC hubiera aceptado la acogida, podría haber soliviantado a parte del electorado independentista que no está de acuerdo con la acogida, lo que le habría restado puntos.