Retrato de Alejandro Fernández, presidente del Partido Popular de Cataluña.

Retrato de Alejandro Fernández, presidente del Partido Popular de Cataluña. David Zorrakino EP

Política ENTREVISTA

Alejandro Fernández: "El espectáculo humillante y dantesco de Puigdemont es obra y gracia de Sánchez"

  • "La legislatura de Sánchez no está sentenciada, Junts y el PSOE se siguen necesitando".
  • "Junts y Vox no van a votar una moción de censura, no vamos a poder encontrar atajos".
12 agosto, 2024 02:41
Barcelona

Jueves, 8 de agosto de 2024. Son las nueve de la mañana, hemos amanecido en Barcelona. Acabamos de cruzar la verja que da acceso al Parque de la Ciutadella. Primera meta volante. Conseguimos entrar en el perímetro que rodea al Parlamento de Cataluña, convertido, otra vez, en el epicentro de la actualidad política en España. 

Venimos con una triple misión: asistir en directo a la anunciada vuelta y detención de Carles Puigdemont después de siete años fugado de la Justicia, cubrir la investidura de Salvador Illa y entrevistar a Alejandro Fernández (Tarragona, 1976), presidente del Partido Popular de Cataluña. 

Al igual que esos teatros tan de moda en Madrid y Barcelona, el Parlamento catalán se ha convertido en una Cámara de improvisación. A los pocos minutos de entrar en la Ciutadella, primer giro de guion: Puigdemont ha desaparecido por arte de birlibirloque tras su discurso de bienvenida. Visto no visto. Nadie se lo explica. El medio centenar de Mossos que aguarda en el Parlamento, algunos con pasamontañas negro, se miran atónitos entre ellos. A partir de ahora, vamos a ciegas.

Pero transcurren los minutos y el Pleno comienza a su hora, tal y como estaba previsto. Eso sí, se palpa el desconcierto en el ambiente. El fantasma del líder de Junts se ha apoderado de la sesión. Finalizado el discurso inicial del candidato socialista, el presidente de la Mesa ordena un primer receso de una hora. 

Entonces suena nuestro teléfono. Es Pablo Zaragoza, que antaño llevó la comunicación de Sociedad Civil Catalana, la organización que consiguió congregar a millones de constitucionalistas en las calles de Barcelona durante los capítulos más peliagudos del procés. Ahora trabaja para el PP catalán. 

- La entrevista con Alejandro tiene que ser ya. 

- ¿Ya? ¡Pero si ni siquiera sabemos lo que va a pasar!

- Por eso, ya. Después, no prometo nada. 

- Vale, pero con una condición: que mañana podamos seguir hablando, aunque sea por teléfono. 

- De acuerdo, subo a buscarte. 

Pablo viene hasta la sala de prensa para llevarnos al despacho de Alejandro. Nos conduce por los pasillos del Parlamento, donde se encuentran las delegaciones de los distintos partidos políticos. Pasamos por la de Junts. Laura Borràs habla con corresponsales extranjeros. Nos preguntamos si, para ella, un periodista de EL ESPAÑOL cuenta como corresponsal extranjero. A su lado está Quim Torra, se le ve embelesado. Comenta con un dirigente de Junts la jugada del molt honorable antecesor.

El paradero desconocido de Puigdemont nos obliga a minorar el paso cuando pasamos frente a la puerta por la que se entra a las oficinas de Junts. Miramos descaradamente. ¿Y si está ahí escondido y somos los primeros en enterarnos? No caerá esa lotería. 

Seguimos hasta llegar al despacho de Alejandro Fernández. Nada más entrar, apreciamos unas notas encima de su escritorio. No hay duda: es un político vintage, se escribe él mismo sus discursos. Además, lo hace a mano, sin ordenador. ¡Su estilo no es de este mundo!

Tomamos asiento en una mesa redonda. Son las once de la mañana. Todavía no sabemos si el Pleno seguirá adelante o no. Ni si Puigdemont sigue en Barcelona o ha huido. Finalmente, todo queda en nada. Puigdemont, tras su reaparición estelar, se vuelve a fugar y Salvador Illa es investido presidente de Cataluña. Todos contentos. También Pedro Sánchez. A trompicones, desde la mañana del jueves hasta la tarde-noche del domingo, vamos interrogando a Alejandro Fernández. 

¿Qué le pareció el discurso con el que se presentó Illa ante el Parlament?

Incluso más soporífero de lo que me hubiera imaginado. Y eso que la previsión es que fuera aburrido. Pero ha sido sorprendentemente plano. Daba la sensación de que era un discurso que no tenía muchas ganas de hacerlo. En cualquier caso, aparte del tono o la alocución, se introdujo, y hay que escuchar con atención, en un concepto falso.

España no es un estado plurinacional, España es un Estado donde sólo hay una nación que, según el artículo 2 de su Constitución indisoluble. En todo caso, lo que hay es un Estado de las autonomías. Por tanto, ya hemos visto que ellos se dirigen a intentar convertir España en un Estado confederal pero haciéndolo por la puerta de atrás y sin respetar las reglas del juego. 

Illa hizo mención a la ley de amnistía y se fijó como prioridad su aplicación íntegra. Usted lleva tiempo denunciando una mutación del PSC a partido independentista. 

Exactamente nunca he dicho que sean independentistas. Lo que he trasladado es que el proceso separatista es ahora otra cosa, es un proceso español. Y lo que pretende es hacerle una enmienda a la Transición, una enmienda total a la Constitución y convertir España en un Estado confederal, con el reconocimiento de un montón de naciones.

Entonces, el PSOE sí que ha dado este paso. ¿Eso es netamente separatista? No. Pero es la antesala al separatismo, porque si reconoces que en España hay muchas naciones, el derecho a la autodeterminación es consecuencia directa. Por tanto, el separatismo está encantado con el viraje del PSOE, porque les ofrece la oportunidad de volverlo a hacer cuando ellos crean que están rearmados. 

Fernández, durante el debate de investidura de Salvador Illa, este jueves en el Parlament.

Fernández, durante el debate de investidura de Salvador Illa, este jueves en el Parlament. Kike Rincón EP

¿Cómo vivió la performance de Puigdemont? 

Aquí hay dos cuestiones, y es la esencia. El espectáculo fue dantesco, bochornoso y decadente, pero quien lo permitió es el Gobierno de Pedro Sánchez, que es quien le ha dado la llave de la política española a Puigdemont en el momento en el que estaba peor, después de unas elecciones generales en las que Junts sacó un resultado catastrófico. Y en ese momento, Pedro Sánchez le entrega la llave de la política española. 

En segundo lugar, yo desconozco los términos en los que procedieron la Justicia y los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Pero, en todo caso, es evidente que hay una orden de detención y, por tanto, lo que pedimos es que se cumplan las resoluciones judiciales y que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado estén al servicio de esas resoluciones judiciales. 

Ese espectáculo humillante y dantesco es por obra y gracia de Pedro Sánchez, si Pedro Sánchez no resucita a Puigdemont, Puigdemont no puede montar la que ha montado. 

¿Cómo consigue fugarse otra vez? ¿Hay un pacto para que se inhiban Mossos d'Escuadra, Policía Nacional y Guardia Civil? 

Ahora mismo no sabemos nada a ciencia cierta, pero huele a amaño. 

¿Debe dimitir alguien? 

Para empezar, Marlaska y Robles

¿Qué trascendencia tiene la visita fugaz de Puigdemont a Barcelona? ¿Cambia en algo el tablero político de Cataluña y España?

El objetivo era darle a Puigdemont la oportunidad de montar el numerito y desprestigiar a las instituciones, para así tenerlo contento y que mantenga su apoyo a Sánchez.

"Los gobernantes que prometieron acabar con el proceso, especialmente el señor Illa, lo que están haciendo es resucitarlo"

¿Cómo queda la imagen de España? 

Recuperamos las peores imágenes del año 2017 y 2019. Es decir, esa Cataluña destruida, divida, con una ruptura absoluta de la convivencia, con una desconfianza total, con una sensación decadente muy preocupante. Han resucitado y renovado el proceso. No han acabado con él.  

Será en el plano político, porque uno sale a la calle y en el Arco del Triunfo, hasta minutos antes de la performance, había más vagabundos que independentistas. 

Esto todos sabemos cómo funciona. Cuando se inicia el proceso separatista en la calle tampoco había una respuesta. Fue el poder político el que, de algún modo, agitó la calle. Estos lo que quieren es volver a agitarla. 

Es verdad que la sociedad catalana ha desconectado mentalmente en su mayoría del proceso, pero por desgracia los gobernantes que prometieron acabar con el proceso, especialmente el señor Illa, lo que están haciendo es resucitarlo. No están cumpliendo la promesa que hicieron en campaña que fue acabar con el proceso. Si alguien ve lo que está pasando estos días, es puro proceso. Y esto lo ha permitido el PSOE.

¿Piensa que podríamos volver a una situación en la que una parte de la sociedad catalana se reenganche con ese proceso en la calle? 

Es que yo no veo la repetición exacta de lo que ocurrió en 2017. Lo que veo es que esa Cataluña rota, dividida en dos mitades, que fue el resultado del proceso separatista, ahora va a aplicarse en toda España. Es el proyecto de Sánchez: romper España en dos mitades y que la mitad del frente popular que él lidera con los separatistas imponga a la otra mitad de los españoles su proyecto político. 

Cuando yo hablo de la mutación del proceso es que lo que estamos viviendo aquí Sánchez va a querer extenderlo al conjunto de España. 

¿Hay una fuerza homogénea en la que se puedan cobijar aquellos que no se sienten representados por ese "frente popular"? 

Sí que la hay. La hay y, además, a los hechos me remito. El PP es, con muchísima diferencia, el partido con más alcaldías, con más gobiernos autonómicos y la fuerza que tiene mayoría absoluta en el Senado y el grupo mayoritario en el Congreso, aunque no gobierne en España. Eso es así.

No acepto la tesis, desde el respeto a otras fuerzas políticas, de que la derecha está partida en partes iguales. No. La alternativa al frente popular que lidera Sánchez con los separatistas es el Partido Popular. Es cierto que hay otras formaciones políticas y, vuelvo a repetir, que no he venido aquí a pelearme con ellos. Pero se tiene que asumir que la única fuerza que está dispuesta a liderar un cambio y una alternativa es el Partido Popular. 

¿Cómo puede cuajar el PP una mayoría sólida para poner fin a ese proceso del que usted habla? 

Es cierto que sólo nos faltaron cuatro escaños en las últimas elecciones para poder lograrlo. Con lo cual, como pasa en estos casos, tienes que aprender de algunos errores que se pudieron cometer entonces, ya lo hemos explicado demasiado, yo soy partidario de la autocrítica pero no de la flagelación constante.

Somos conscientes de lo que pasó hace un año y, por tanto, hoy en día si se repitieran elecciones se podría dar esa alternativa liderada por el PP. Vamos a seguir insistiendo. Esa mayoría no está garantizada y hay que seguir trabajando. Es decir, el adversario que tenemos por delante es muy poderoso, carece absolutamente de escrúpulos y hay que estar preparados. 

Viendo las imágenes de la llegada de Puigdemont, uno se pone en la piel de quien pueda sentir indignación y surge la duda: ¿la oposición qué puede hacer? Lo pregunto porque percibo una ansiedad colectiva. 

Totalmente de acuerdo. Pero hay una cuestión: una de las características de la polarización que busca Sánchez, que él lo llama el muro, es generar angustia en el otro lado. La sensación de atropello, porque parece que hacen lo que les da la gana y que no hay manera de darle vuelta a eso.

Yo muchas veces explico un ejemplo: gracias a Dios, nosotros no estamos a día de hoy en la situación que está Venezuela, pero si hay una oposición en Venezuela, que incluso en condiciones muchísimo peores que las que tiene aquí cualquier persona, mantiene el coraje y la convicción en la alternativa no acepto que se diga que aquí se pierde la esperanza. Lo siento, pero no lo acepto.

"El PSOE está en un bando con los separatistas hacia una especie de España confederal"

Y entiendo que la gente esté angustiada. Hay que seguir, seguir, seguir. Perseverar. Si no hubiéramos perseverado en Cataluña, el PP habría desaparecido de Cataluña. Si seguimos en pie y reforzados y creciendo es porque nunca hemos dejado de creer y porque no hemos parado ni un minuto.

Soy totalmente comprensivo con quien pierda la esperanza y esté viviendo esto con angustia, pero no hay atajos. No hay atajos. Esto es perseverar y al final se logrará el objetivo. 

Haciendo uso de los eufemismos de Sánchez: ¿el PP puede hacer de la necesidad virtud en un momento como este?

El PSOE, que es cierto que en 2017 se mantuvo del lado constitucionalista, yo nunca he tenido ningún inconveniente en reconocerlo, incluso los Comunes estuvieron a la altura; hoy día está en el otro bando. Está en un bando con los separatistas hacia una especie de España confederal. En el otro, estamos los demás. 

Eso en Cataluña también se va a poder plasmar. Hay mucha gente que en su momento pueden tener una sensibilidad más cercana a la izquierda, que votaron a Ciudadanos, y se apartaron del PSOE precisamente porque se sintieron traicionados de su defensa de una catalanidad y españolidad compatibles. Hoy, el PSOE está volviendo a caer en esos errores. Creo que se le abre al PP una oportunidad de crecimiento en Cataluña como no hemos tenido nunca. 

A los votantes progresistas que no son partidarios del federalismo que usted denuncia, ¿cómo los seduce el PP? ¿Promulgando políticas de izquierdas? 

No creo en los giros. Creo en las señas de identidad lógicas de mi partido y creo que hay que mantenerse firmes en ellas. Si pierdes la esencia, para la gente dejas de ser reconocible. A partir de aquí, yo sí que digo una cosa. La alternativa a Sánchez y al desastre que estamos viviendo ahora mismo debe de ser liderada por el PP y algunos deberían tomar nota de que en el ámbito de ese frente popular no rompen los pactos de gobierno a la primera discrepancia. Son capaces de mantener los gobiernos con sus discrepancias. 

Tú puedes tener una discrepancia, y lo digo porque creo que el error que comete Vox rompiendo los gobiernos autonómicos es un error grave, que de algún modo traslada la idea de que Vox se aparta del proyecto de intentar buscar una alternativa al sanchismo. 

Pero es evidente que, de cara al cortejo de ese nicho de votantes socialistas, Vox es un obstáculo para el PP. 

Lo que siempre digo es que si tú te mantienes fiel a tus principios y valores, nadie te puede adjudicar, por más que lo intenten, según qué etiquetas. Nosotros somos un partido de centroderecha, liberal-conservador, reformista y europeísta. Y eso es lo que somos. Y tenemos un lema fundacional que se llama España y libertad. Fue el lema del congreso fundacional cuando Alianza Popular pasa a llamarse Partido Popular. España y Libertad, eso es el Partido Popular.

No nos movamos de ahí. Evidentemente, los tiempos cambian y tienes que actualizar el lenguaje, la manera de comunicarte, muchas cosas; pero lo esencial es eso: España y libertad. Y cuando el PP se articula en torno a esas ideas, es un partido ganador. Y hoy somos un partido ganador, sólo nos queda una cosa. Lo hemos ganado prácticamente todo, nos queda lograr el Gobierno de España. Si seguimos llevando la línea que hemos llevado hasta ahora, estoy convencido de que vamos a llegar.

Viendo lo sucedido estos días: ¿podemos dar por sentenciada la legislatura de Sánchez en el Congreso? 

No, estoy convencido de que se siguen necesitando unos a otros. Creo que, evidentemente, va a haber escenificaciones de conflicto entre ellos. Pero tengo para mí que Puigdemont le puede sacar a Sánchez lo que jamás le podría sacar al PP. 

¿Un referéndum? 

Ahora mismo no es la prioridad para el separatismo. 

¿Cuál es? 

Convertir España en un Estado plurinacional confederal, porque eso les da la posibilidad de convocar el referéndum en el futuro. 

Pero eso contraviene la Constitución. 

Evidentemente, eso es una crisis constitucional. Es decir, para poder convertir España en un Estado confederal tendría que hacerse una reforma de arriba abajo de la Constitución.

Con el apoyo de dos tercios del Congreso. 

Y según la materia que reformes, referéndum en todo el territorio nacional. Ellos pretenden convertir España en el estado confederal desde una comunidad autónoma en un pacto de investidura con 68 escaños que no te dan ni para reformar el estatuto de Cataluña. Es un atropello lo que están intentando. 

"No va a ser tan sencillo que cuatro monigotes se carguen la unidad de la nación española, lo han intentado muchas veces y no lo han conseguido"

Una de las bases del cambio político es recordar que el progreso de España se ha hecho en el marco del respeto a la Constitución, cuando España ha roto el respeto a las leyes y a la convivencia y la tolerancia entre todos es cuando España ha vivido las peores páginas de su historia. Y las mejores se han vivido desde el respeto a la Constitución. 

Pero será el mayor intérprete de la Constitución en España, el Tribunal Constitucional, el que dictamine si lo que está pasando contraviene o no la Constitución. 

No existe la impunidad en democracia, para nadie. Tampoco para los miembros del Tribunal Constitucional. Si alguien se dedica a prevaricar en cualquier ámbito o a actuar en contra de la Constitución, la democracia tiene mecanismos más que suficientes para garantizar que eso no ocurra.

Estemos tranquilos, preocupados pero tranquilos. Que nadie se desespere, no va a ser tan sencillo que cuatro monigotes se carguen la unidad de la nación española. Ya lo han intentado muchas veces y no lo han conseguido. Con lo cual, serenidad, evidentemente, el escenario es muy preocupante, pero también hay que tener esperanza. No lo van a conseguir como ellos creen. 

Entonces, el siguiente paso de ese "frente revolucionario" sería un reconocimiento de la nación catalana. 

Sí, sí. Pero no sólo de la nación catalana. Ellos hablan de la España plurinacional. Es decir, asumir la idea de que en España está la nación vasca, la gallega, la catalana, la española. Iceta dijo una vez que había ocho, que las había contado. Yo también puedo decir que mi barrio de Tarragona es una nación. Ya puestos, como hay tantas... 

Es un disparate. Eso no tiene sentido y la Constitución es muy clara. Es un artículo fundamental. En España hay una nación: se llama España y es única e indivisible. 

Por lo que usted me cuenta, da la sensación de que la legislatura puede durar hasta 2027. 

No lo sé. No soy futurólogo. Lo que digo es que no la daría por muerta, tengo la sensación de que se necesitan unos a otros. Para completar, primero, la ley de amnistía, que tiene muchas resistencias. Durante un tiempo se van a necesitar. 

Es decir: ¿pierda el PP toda esperanza de una moción de censura a Sánchez que prospere con los votos de Junts y PNV?

Vamos a ver. Tendría que ser con Vox y Junts. Sinceramente, eso no va a ocurrir. ¿Alguien cree que van a votar conjuntamente? No lo veo. Sinceramente, no lo veo. Sé que se elucubra mucho con esa hipótesis, pero del mismo modo se vio claramente, a pesar de que hubo rumores, que PNV, Junts y Vox no iban a votar una investidura de Feijóo. Tampoco van a votar una moción de censura. 

Creo que no vamos a poder encontrar atajos. Otra cosa es que la moción de censura es un instrumento que tú puedes utilizar, independientemente de que luego pierdas la votación. Tú estás censurando al Gobierno. Hay que recordar que Felipe González presentó una moción de censura contra Adolfo Suárez que perdió técnicamente pero la ganó políticamente.

Con lo cual, la moción de censura está ahí como un instrumento que tú puedes utilizar. Ahora bien, ¿alguien se cree que Junts va a votar gratia et amore?

"¿De verdad alguien cree que el futuro es seguir en manos de Puigdemont? No quiero tener nada que ver con él"

Bueno, el planteamiento es: Puigdemont con sed de venganza dispuesto a llegar hasta el final con tal de ver la cabeza de Pedro Sánchez en una pica. 

¿Y de verdad alguien cree que el futuro es seguir en manos de Puigdemont? 

Con la promesa de convocar elecciones.

Yo no quiero tener nada que ver con Puigdemont. Punto pelota, ya está, no hay más. Creo que la manera de hacer política, la sociedad, la convivencia, la democracia, el respeto al adversario que tiene Puigdemont es exactamente la contraria. 

Me dedico a la política para combatir lo que representa Puigdemont. Todo el show que ha montado, la manera en la que se dirige a los catalanes que no son de su cuerda... No quiero saber nada de ese tipo. Y creo que es evidente. Y soy una persona pactista y he llegado a acuerdos de todo tipo cuando me dedicaba a la política municipal. Pero con Puigdemont no quiero saber nada. Lo siento, no es mi rollo. 

Le preguntaba todo esto porque el otro día Abascal alentó la posibilidad de la moción. Vino a decir que lo importante no era tanto quién votaba sino qué se votaba. 

Pues si hay que pactarlo con Puigdemont, ya se puede imaginar. Ciertamente, no podemos apartarnos de una cierta guía moral. No podemos aceptar que quien está hoy montando ese espectáculo decadente, humillante, siga siendo el árbitro de la política española. Hay que poner pie en pared y decir ya está bien. Esa es mi opinión. Y yo doy mi opinión. 

Hablemos de la legislatura en Cataluña. A partir de ahora, ¿qué?

Lo veremos. Hay varias incógnitas. Creo que detrás del apoyo de ERC está su supervivencia, porque les mantienen la poltrona a centenares de cargos que tenían por ahí colocados. Cataluña siempre es una incógnita, empiezas la legislatura y nunca sabes cuánto te puede durar. 

Illa ha desvelado ya la composición de su Govern, ¿qué opinión le merece?

Es un gobierno provisional hasta que ERC arregle sus problemas internos. Cuando los resuelva, será otra etapa. Ahora Illa tiene margen.

Usted dice que Sánchez e Illa son una mímesis, sólo que uno soberbio y otro afable en el trato. Vista la tendencia de ambos a cambiar de opinión, podría darse la circunstancia de que ahora Illa engañe a ERC y vuelva a su versión de 2017. 

Intento no ser ingenuo. Creo que hay un proyecto político que comparten, que tiene como objetivo final la España confederal, plurinacional y asimétrica, sea lo que signifique eso. El ñap ese. Y creo que es una apuesta estratégica, y que cuando ellos se acerquen en algún momento al constitucionalismo lo harán para intentar engañar y manipular a una parte de su electorado que pueda estar preocupada con lo que están haciendo. 

¿Cree que Illa se acercará al constitucionalismo? En su investidura no dijo ni buenos días en castellano. 

Bueno, veremos a ver. Él asumió en su discurso de investidura el lenguaje entero del separatismo. 

Fernández felicita a Illa por su elección como president, al término del Pleno.

Fernández felicita a Illa por su elección como president, al término del Pleno. Kike Rincón EP

O sea, ¿pierda toda esperanza Salvador Illa de encontrar colaboración en el PP? 

No, ese es un titular que no le voy a dar. Pierda toda esperanza, no. Es evidente que con el programa político que explicó no hay nada que hablar con él, porque es 100% nacionalista. Entonces, ¿cómo voy a dar yo apoyo a un programa político que asume las tesis pancatalanistas lingüísticas, que asume las tesis plurinacionales, que profundiza en las políticas de extrema izquierda de los Comunes? Yo ahí no pinto nada. 

Pero hay vida más allá de la cuestión identitaria o territorial. Para problemas como la sequía, por ejemplo... 

En esos problemas, las soluciones que ha propuesto Illa son las erróneas. Continúa apostando por impuestos masivos y elevados, por no luchar contra la okupación ilegal, una política de laxitud frente a la delincuencia, una política absurda de gestión del agua que se ha mostrado fracasada. Yo repito: escuché con atención su programa y es una mezcla entre nacionalismo y extrema izquierda. Ahí el PP no pinta nada.