La vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, este miércoles en el Ayuntamiento de Rota (Cádiz).

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, este miércoles en el Ayuntamiento de Rota (Cádiz). Rocío Ruz EP

Política FINANCIACIÓN AUTONÓMICA

La idea de Montero de que las CCAA se "inspiren" en el 'cupo catalán' causa indignación en el PP

Los técnicos de Hacienda también rechazan que las CCAA sigan el ejemplo del pacto PSC-ERC: "Habría una quiebra de la solidaridad entre regiones".

22 agosto, 2024 02:32

"Es todo tan disparatado que es imposible valorarlo racionalmente". Con una mezcla entre indignación y estupor, así acogen los distintos barones territoriales la idea que deslizó ayer María Jesús Montero de que las comunidades autónomas tomen como referencia el cupo catalán para la reforma pendiente del sistema de financiación

Durante una declaración ante la prensa en el Ayuntamiento de Rota, la vicepresidenta del Gobierno y responsable de Hacienda instó a los presidentes autonómicos a que, ante la ausencia de una propuesta de "consenso" para alumbrar un nuevo sistema de financiación, miren hacia lo que va a pasar en Cataluña para "que se inspiren".  

Unas palabras que han causado un profundo revuelo en las filas populares. "Si la inspiración pasa por mentir a todo el mundo, romper el principio de unidad y solidaridad y traicionar a España para favorecer al separatismo, que no cuenten con nosotros", recalca en conversación con EL ESPAÑOL un presidente autonómico. 

A lo propuesto este miércoles por Montero, que las CCAA imiten el ejemplo de lo pactado entre el PSC y ERC, este barón opina que el Gobierno "no es serio, ni le importa España ni el sistema de financiación". De lo contrario, agrega, "hace tiempo que habría convocado a los presidentes autonómicos y habría abierto ese debate". 

Otro presidente autonómico, en declaraciones a este diario, sostiene que el planteamiento de la número dos del Ejecutivo es directamente inviable: "A estas alturas somos todos mayorcitos y sabemos que compensar a todos al alza bilateralmente es imposible, alguien va a perder siempre". 

En la dirección del Partido Popular, mientras tanto, censuran que lo que propone Montero es "transformar España en un Estado confederal, asimétrico y en el que se quiebre el principio de igualdad de todos los españoles así como romper el principio de solidaridad que recoge la Constitución Española". 

Para el equipo de Alberto Núñez Feijóo resulta evidente la necesidad de negociar un nuevo sistema de financiación, para Cataluña y para el resto de regiones. "Pero un sistema transparente, que no responda a intereses particulares de Sánchez, que sea multilateral, que permita prestar los servicios públicos en condiciones de igualdad", recalca uno de los principales dirigentes del partido. 

Los técnicos, en contra

En definitiva, la iniciativa puesta sobre la mesa por Montero no sólo no ha convencido a las autonomías gobernadas por el PP, sino que ha causado malestar entre todas ellas, pues los distintos barones consideran que es "imposible" su aplicación y que contraviene al Estado autonómico. 

Una crítica que comparten más allá de la política. José María Mollinedo, secretario general del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda, alerta en declaraciones a EL ESPAÑOL de que "si se escindiera el modelo autonómico a nivel máximo, habría una quiebra de la solidaridad entre regiones".

En este sentido, este especialista fiscal admite que abordar un nuevo modelo de financiación autonómica en el que cada región proponga su "singularidad" es muy complejo. Será la ministra la que tendrá que hacer cuadrar eso. Pedro Solbes ya decía que esta labor era como "elaborar un sudoku muy complejo".  

Un sudoku que, para Mollinedo, se solucionaría si todas las comunidades autónomas recibieran una mayor financiación, "un mayor trozo de tarta", algo que permitiría, a su juicio, mantener el principio de ordinalidad que reclama Cataluña y que "rompe parcialmente la solidaridad autonómica". 

¿Cómo se debería ejecutar esto? Según los técnicos, elevando el brazo autonómico que de los impuestos estatales se quedan las comunidades autónomas, como ocurre en el caso del IRPF y el IVA.