El alto representante de la UE Josep Borrell responde a la vicepresidenta María Jesús Montero sobre la "financiación singular" otorgada a Cataluña, en el pacto de investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. 

Para Borrell, "en términos técnicos" lo negociado en Cataluña "se llama concierto", a diferencia de lo expresado por Montero, para quien "no es un concierto ni tampoco una reforma al uso del modelo de financiación".

"No tengo ningún interés en alimentar debates públicos, pero tampoco quiero quedar como un mentiroso", ha dicho Borrell a preguntas de los periodistas tras dar una charla sobre Venezuela en un curso de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo celebrado en Santander.

Ante los periodistas, Borrell se ha reafirmado en que la fórmula prometida para Cataluña responde al modelo del "concierto" económico, aunque el Gobierno lo niegue.

Así ocurre, ha explicado, cuando "una comunidad autónoma recibe la competencia de recaudar todos los impuestos y de quedárselos para alimentar su Hacienda" y, mediante un acuerdo o "concierto", entrega una parte de ese dinero al Estado para financiar los servicios que la Administración central presta esa región o para contribuir a la solidaridad.

"¿Eso es un sistema de concierto? Por supuesto, no hay que tenerle miedo a las palabras", ha indicado, ¿por qué vamos a refugiarnos con que es una cosa singular? ¿Qué quiere decir singular?", se ha preguntado en alusión a las declaraciones realizadas por María Jesús Montero.

"He dicho que es un concierto y me reafirmo en ello, y no pasa nada", ha agregado Borrell, quien a continuación ha considerado: "No conozco ningún otro sistema federal en el mundo" que tenga una fórmula similar de financiación autonómica.

El alto representante de la UE ha indicado que la Generalitat "va a tener en su caja unos 30.000 millones de euros más", si se le otorga la capacidad de recaudar todos los impuestos, como el PSOE ha prometido a ERC.

Aunque ha matizado: "No estoy diciendo que eso sea una financiación adicional para Cataluña, porque de eso habrá que descontar la parte que entregue al Estado en concepto de pago por los servicios que el Estado presta a Cataluña" y en concepto de solidaridad territorial.

Borrell se desmarca de las palabras de María Jesús Montero: "Eso en términos técnicos se llama un concierto" Sara Fernández

Borrell ha recalcado también las diferencias del sistema prometido a Cataluña con el cupo del País Vasco, donde es la Diputación Foral de cada provincia la que recauda todos los impuestos, y luego transfiere el grueso de la recaudación al Ejecutivo autonómico, que negocia con el Gobierno central la cantidad que debe compartir con la Administración central.

El exministro de Exteriores ha reseñado una segunda diferencia: mientras en el caso del País Vasco y Navarra esta fórmula está reconocida en la Constitución, dentro de sus "derechos forales", en el caso de Cataluña se pretende realizar por "delegación" del Gobierno central a la Generalitat.

Ya el pasado lunes, en una entrevista concedida al diario El País, Borrell se mostró muy crítico con el pacto de gobierno suscrito por su partido en Cataluña, por considerar que "asume post mortem el relato del procés y un cambio de paradigma en el sistema de financiación".

El preámbulo del pacto suscrito por PSC y ERC, recordó el exministro de Exteriores, sostiene que durante las últimas décadas se ha impuesto a Cataluña "una solidaridad excesiva, que limita injustamente sus políticas públicas y su capacidad de crecimiento. Dicho de forma menos estridente, es la tesis del 'expolio fiscal' que tanto pregonó Junqueras durante el procés y que yo he intentado contrarrestar", indicaba Borrell en la entrevista.

Josep Borrell también reprochó al presidente Pedro Sánchez que, con el pacto firmado con ERC, pretenda dar "un salto hacia la soberanía fiscal de Cataluña. Seguimos haciendo cambios estructurales del modelo de Estado en función de las coyunturas electorales", se lamentó.

Ha respondido así a las declaraciones en las que Sánchez presumió de que el pacto de Cataluña constituye un paso decisivo hacia el "modelo federal" del Estado, sin reformar la Constitución.