El secretario general del PSOE, Santos Cerdán, conversa con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el jueves en el Pleno del Congreso de los Diputados.

El secretario general del PSOE, Santos Cerdán, conversa con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el jueves en el Pleno del Congreso de los Diputados. Efe

Política reforma fiscal

El Gobierno interrumpe los contactos con sus socios porque ve muy difícil aprobar este lunes el 'impuestazo'

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El Gobierno tiene hasta las 17 horas de este lunes para lograr un acuerdo, que hasta ahora ha sido imposible, para poder sacar adelante su reforma fiscal y evitar una sonora derrota parlamentaria.

Ya ha aplazado dos veces esa votación ante la imposibilidad de hacer compatibles las posiciones de sus socios parlamentarios. Por un lado, los socios de izquierdas (Bildu, ERC y Podemos) quieren hacer permanentes los impuestos a las empresas energéticas y los bancos y crear otros tributos a la sanidad pública, al uso de vapeadores o las socimis (sociedades inmobiliarias).

Y por otro, los partidos que como PNV y Junts rechazan esos tributos.

Fuentes de Moncloa consideran imposible lograr ese acuerdo, aunque aseguran que harán un último intento el lunes.

Sin embargo, varios portavoces de grupos del bloque de investidura expresaron este domingo a EL ESPAÑOL su sorpresa porque no habían recibido hasta ese momento ningún mensaje del Gobierno y, mucho menos, alguna oferta concreta para salir del escollo.

No les han hablado ni el viernes, ni el sábado, ni el domingo y la Comisión de Hacienda se reúne este lunes por la tarde.

Esos portavoces aseguran no entender la razón por la que el Gobierno aplazó el jueves la votación, si no ha negociado posteriormente. Así lo explican a falta de que el Gobierno pueda dar otra pirueta sorpresa para superar la situación.

La negociación la ha llevado desde el principio la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, con críticas de varios de sus socios por la forma en la que ha transcurrido, como informó EL ESPAÑOL.

Toda esta reforma fiscal se pretendía aprobar como enmiendas a un proyecto de ley que supone trasponer una directa europea para armonizar impuestos a multinacionales en toda la Unión Europea. Esa aprobación iba a ser pacífica porque, si no se aprobara la norma antes del 1 de enero, puede haber una sanción a España.

Lo que ha provocado el conflicto es que el Gobierno haya querido usarla como plataforma para una reforma fiscal que comprometió con Bruselas para recibir fondos europeos.

Por eso, el PP insinuó el jueves que estaría dispuesto a votar a favor del proyecto de ley, pero sin las enmiendas.

Si no hay cambio, la comisión de Hacienda aprobará el proyecto para que vaya al pleno del congreso, con los votos de PSOE y PP y con los socios de Pedro Sánchez en contra.

Todo ello mostraría las dificultades de Sánchez para aprobar normas ideológicas y fiscales, augurando problemas para los Presupuestos y la imposibilidad de abordar asuntos de calado como la financiación autonómica o el concierto fiscal para Cataluña.