El secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, este martes durante su comparecencia ante los medios.

El secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, este martes durante su comparecencia ante los medios. Sergio Pérez

Política CONGRESO FEDERAL DEL PSOE

Lobato, cada vez más solo, se aferra "a la ley y a la democracia" y el PSOE ordena hacerle el vacío hasta que pase el congreso

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El secretario general del PSOE madrileño, Juan Lobato, está palpando cómo cada vez se encuentra más solo en su enfrentamiento con Ferraz. Mientras él defiende que "la ley y la democracia están por encima" de cualquier formación política, la dirección del partido ha dado la orden de hacerle el vacío hasta que pase el congreso de Sevilla, que arrancará este viernes.

Aunque las críticas a Lobato están siendo relativamente leves, lo más significativo es que los apoyos son inexistentes y ningún cargo socialista ha salido públicamente a respaldarle. Si bien muchos no comparten ni entienden su movimiento, otros no quieren protagonizar un revuelo antes de la renovación territorial que se desatará tras el congreso federal.

"Nosotros no vamos a actuar", asegura un alto cargo de la dirección del PSOE. "No tiene sentido hacer nada cuando estamos a tres días del congreso y va a darse el pistoletazo de salida a las primarias en Madrid", añade. A partir de ahí se espera una batalla campal, ya que Lobato no tiene intención de apartarse.

La dirección del partido espera que los procesos de renovación sean duros, además de en Madrid, en otras comunidades como Andalucía, Castilla y León, Aragón, Extremadura y Cantabria. Por eso Pedro Sánchez dio la orden de que los congresos regionales se celebrasen tras el congreso de Sevilla, que apenas traerá novedades para el partido.

Sin embargo, la situación de Lobato ha echado por tierra la idea de un congreso federal tranquilo. El mismo día que arranca la convención en Sevilla, el viernes, el socialista tendrá que testificar en el Tribunal Supremo para aportar luz en la causa contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.

El juez le cita después de que el diario ABC publicara que la jefa de gabinete de Óscar López –entonces todavía jefe de gabinete de Sánchez– mandó a Lobato la confesión de Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, para que la usara en contra de la presidenta madrileña. Lobato se negó y depositó los mensajes en una notaría.

Varias fuentes de la dirección del PSOE aseguran que "no se entiende" por qué Lobato "fue al notario a pasar la declaración de otro compañero".

Sin embargo, todos contienen la respiración por igual porque el líder socialista madrileño aportará al Supremo el acta notarial, y ahí podría verse si Moncloa tenía de antemano el correo electrónico del abogado de González Amador en el que pedía llegar a un acuerdo por los delitos fiscales que se le imputaban, lo que implicaría que reconocía su culpabilidad.

Aunque algunos ministros consideran que Lobato "reconstituyó una prueba para poder chantajear" a Óscar López, el favorito en las quinielas para sucederle en Madrid, lo cierto es que muy pocos en Moncloa saben realmente qué contienen los WhatsApp de Lobato y la jefa de gabinete de López, y si se demostrará que Moncloa tenía el correo de González Amador o si lo vio en los medios de comunicación.


Sin apoyo de barones

A pesar del traspié, Sánchez ha dado orden de tener un congreso federal lo más pacífico posible. Su objetivo es cerrar filas e insuflar ánimo al partido en un momento delicado, no sólo por Lobato, sino también tras las declaraciones del empresario Víctor de Aldama, la mala relación con su ex mano derecha José Luis Ábalos, la financiación singular para Cataluña y la debilidad parlamentaria del PSOE, entre otros asuntos.

Es por eso por lo que la dirección del partido ha pedido que hasta el lunes no se empiece a confrontar con Lobato. "No vamos a meternos en una guerra", comenta una fuente de la dirección.

La tensión, sin embargo, será inevitable porque Lobato encabezará la delegación del PSOE madrileño, que ya está elegida y que Ferraz no puede modificar. Además, participará en debates sobre financiación autonómica, donde ha intentado tener un papel destacado. Desde el partido aseguran que en el congreso de Sevilla la relación con él será cordial.

Lobato, por su parte, podrá intentar labrarse algún apoyo, algo que ahora mismo no tiene. Cuando el pasado mes de octubre el secretario general del PSOE de Castilla y León, Luis Tudanca, protagonizó un enfrentamiento con Ferraz porque quería celebrar sus primarias antes del congreso, sí salieron múltiples cargos a apoyarle.

Además de figuras como la diputada Andrea Fernández o el expresidente del Senado Ander Gil, Lobato fue uno de los barones más duros con Ferraz y que más apoyaron a Tudanca. Él, sin embargo, no está recibiendo ahora ese apoyo y los barones se mantienen en silencio ante su situación. Este diario se ha puesto en contacto con varios líderes territoriales y ninguno ha salido a respaldarle.

De todas formas, todos tendrán que acabar por descubrir sus cartas a partir del lunes. Ferraz, de momento, intenta evitar la imagen de intervención en el proceso en Madrid y varios cargos del partido aseguran que el conflicto con Lobato se "circunscribe a Madrid, al PSM, a Lobato y a su equipo".

Sin embargo, esa imagen es poco creíble. Óscar López, llamado a sustituir a Lobato, es el candidato apoyado por Pedro Sánchez y el presidente le nombró hace pocos meses ministro para darle visibilidad.

Ferraz también ha apoyado a otros dirigentes que podrían intentar desbancarle, como la concejala Enma López, que se rumorea que acabará en la Ejecutiva del PSOE tras el congreso de Sevilla; o el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Marín Aguirre, que ha pedido a Lobato que dé explicaciones "más sólidas" y ha pedido convocar a la ejecutiva regional para abordar lo sucedido.

La exministra Reyes Maroto, también cercana a Sánchez y en la Ejecutiva regional, se ha sumado a las exigencias de Martín Aguirre y ha pedido a Lobato que se someta a una cuestión de confianza ante el PSOE madrileño. A pesar de los signos, desde Ferraz insisten en que todo lo que suceda es "decisión del PSM".