Sánchez escora el PSOE a la izquierda y reivindica a los "zurdos" y a los "rojos" en el congreso de Sevilla
El PSOE arranca este viernes su congreso federal, tras la dimisión de Juan Lobato y con múltiples frentes judiciales acechando a Pedro Sánchez y al partido.
El trasfondo ideológico del congreso del PSOE que arranca este viernes en Sevilla se puede intuir perfectamente a través de dos ejemplos. El primero, el lema: España adelanta por la izquierda. El segundo, el merchandising: se van a entregar 30.000 chapas, calcomanías y pegatinas con las palabras "zurdo", "zurda", "rojo" y "roja" para que la gente las lleve.
Pedro Sánchez revalidará este fin de semana su liderazgo al frente del PSOE, sin ningún tipo de oposición más allá de algunos barones díscolos, y escorará el partido a la izquierda con el objetivo de rearmarse ideológicamente e insuflar energía suficiente para lo que queda de legislatura.
Si en el congreso de Valencia de 2021 el lema era Avanzamos, la idea de adelantar ahora por la izquierda demuestra que Sánchez ha decidido subir la apuesta. ¿Pero a quién pretende adelantar el PSOE?
La versión oficial es que el partido busca reivindicar que Sánchez ha convertido España en un país al frente "del crecimiento de los grandes países de la Unión Europea" y que, desde la socialdemocracia, España es "ejemplo para otras naciones del mundo".
"En momentos en que la ultraderecha resurge, la respuesta socialdemócrata y el modelo español tienen la fuerza necesaria para plantar cara a todas esas políticas regresivas", aseguraban los socialistas cuando presentaron su lema.
De hecho, todo el merchandising promocionando la palabra "zurdos" hace referencia a la expresión popularizada por el presidente de Argentina, Javier Milei, y que el PSOE ya intentó convertir en un eslogan a su favor en la campaña de las europeas. Se trata de una estrategia que le funcionó en las generales con el meme de Perro Sanxe.
Pero el adelanto por la izquierda también se interpreta como que Sánchez busca crecer también en el espacio político que hay a su izquierda, donde Sumar está protagonizando una caída en todas las encuestas y Podemos no termina de remontar.
La ponencia marco (el documento que servirá de base para los debates del congreso federal) permite vislumbrar un giro a la izquierda de carácter intervencionista en sus políticas. Además, los socialistas han incorporado en el documento muchas ideas que hasta ahora abanderaban Sumar o Podemos.
Por ejemplo, el PSOE aboga en su ponencia por repartir una parte de los beneficios de las empresas entre sus empleados (ni Sumar llega tan lejos en este punto) o que el SMI esté siempre por encima del 60% del salario medio (en su anterior congreso se conformaban con llegar al 60%).
Los socialistas también quieren prohibir la conversión de viviendas residenciales en viviendas turísticas en zonas de alta demanda (muy en la línea con los partidos de su izquierda), imponer un IRPF del 50% para las rentas superiores a los 300.000 euros y un 5% de Impuesto sobre el Patrimonio a los que considera "megarricos".
Un congreso atípico
Al margen de las cuestiones puramente ideológicas, los socialistas van a vivir un congreso federal ciertamente atípico. La idea original era la de celebrar un acto por todo lo grande, a la americana, pero los eventos que han sucedido en el último mes han acabado descafeinado las pretensiones del PSOE.
En primer lugar, la DANA. La tragedia que azotó la Comunidad Valenciana hace ahora un mes llegó a dejar la celebración del congreso federal en el aire, pero la dirección decidió seguir adelante por el importante esfuerzo logístico que ya se había puesto en marcha, con la asistencia de más de 1.000 delegados y cientos de periodistas.
Por otro lado, también han influido las numerosas causas judiciales que acechan al PSOE y cuya presión se ha intensificado en los últimos días. De los procesos del hermano o la mujer de Pedro Sánchez, a las confesiones de Víctor de Aldama, pasando por la declaración de Juan Lobato ante el Tribunal Supremo el mismo día en el que arranca el congreso… todo ello ha hecho que los ánimos en el partido no estén pasando por su mejor momento.
Quizás la parte más interesante acabe siendo el debate sobre financiación autonómica. Ferraz ha intentado impulsar una especie de financiación singular para todas las comunidades autonómicas, pero barones críticos como Emiliano García-Page o Javier Lambán consideran que puede ir en contra de los intereses nacionales y el partido tendrá que votar una postura común para su resolución.