El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera, María Jesús Montero (d), este miércoles en el Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera, María Jesús Montero (d), este miércoles en el Congreso. Mariscal EFE

Política CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

PNV y Junts plantan al Gobierno en la reunión del impuesto energético y dejan sin mayoría a Sánchez para los Presupuestos

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La aprobación de un impuesto a las grandes empresas energéticas, ya sea permanente o una prórroga del que ya existe, se ve cada vez más lejana. Ni Junts ni PNV, dos de los socios clave del Gobierno para sacar adelante cualquier votación, han vuelto a plantar al Gobierno para discutir el gravamen, el cual es a su vez una promesa de Hacienda a Podemos a cambio de su apoyo.

El ministerio que dirige María Jesús Montero había citado a sus aliados parlamentarios este miércoles en el Congreso para elaborar un proyecto de ley común que gustase a todos. Y ahí están Sumar, Podemos, Bildu, ERC, BNG, Junts y PNV, socios tanto de la investidura como de la reforma fiscal, pero estos dos últimos no han aparecido. 

Un dato para explicar el descontrol de las negociaciones: este mediodía, un par de horas antes de verse con el Gobierno, los socios no se ponían de acuerdo entre ellos sobre si el encuentro bilateral con Hacienda debería realizarse en el Congreso, en el Senado o en el propio ministerio. Tampoco en si el encuentro era todos juntos o por separado. Algunos se enteraron minutos antes.

El Gobierno salió del paso el 21 de noviembre con un acuerdo improvisado con sus socios parlamentarios, especialmente Podemos, para crear una comisión sobre el impuesto a las empresas energéticas y hacerlo permanente por consenso. De esa forma, Moncloa logró salir del embrollo en que se había metido y pudo sacar adelante en el Congreso una parte de su reforma fiscal.

Casi tres semanas después, con Podemos insistiendo prácticamente a diario y amenazando con tumbar los Presupuestos si el impuesto no sale adelante, el Gobierno finalmente organizó —con escasa voluntad— dicha reunión. Y no ha valido de mucho.

Fuentes parlamentarias presentes en la comisión confirman la ausencia tanto de PNV como de Junts y resaltan que, tras más de una hora y media de cónclave, "no ha habido ningún avance" sobre la posibilidad de hacer una proposición de ley para impuesto permanente. 

"Lo que ha prometido Hacienda es que el 31 de diciembre va a prorrogar el actual", dicen las mismas fuentes. Esta prórroga tendría "algún pequeño cambio" por el plazo de un año, y por tanto un mes más de negociaciones caóticas entre los socios. Para cumplir los plazos parlamentarios, el decreto debería llegar al Congreso antes del 30 de enero antes de ser convalidado.

Por su parte, fuentes de la dirección de Podemos ahondan en la idea de que existe una "falta de compromiso" del Gobierno para con sus socios, tanto los de izquierdas como los de derechas. Y advierten.

"Es obvio que en este contexto no se dan las condiciones siquiera para comenzar la negociación de Presupuestos Generales del Estado", aseveran. 

Como ya ocurrió con la mencionada reforma fiscal, el Gobierno se demuestra cada vez más incapaz de vestir un santo sin desvestir otro. Lo que pacta a su izquierda es insostenible a su derecha, y ese atolladero se repite con cada mínimo retoque a los impuestos. 

La convocatoria de esta comisión para las energéticas fue la exigencia que puso Podemos durante la negociación de la reforma fiscal aprobada hace menos de un mes. El Gobierno, representado por María Jesús Montero y Félix Bolaños, se comprometió a citar a todos los partidos de la investidura para negociar la extensión del impuesto, pero hoy por hoy ni siquiera ha conseguido reunirse con todos.

Esto genera un problema alternativo, que es que Podemos no se sentará a negociar los Presupuestos Generales del Estado hasta que los socialistas cumplan lo pactado con las energéticas, "sin aditivos ni cambios". Y, si cumplen con unos incumplirán con los otros.