Podemos allana el terreno para la vuelta de Irene Montero, que ya negocia con los ministros del PSOE: "Y empezará a verse más"
- El partido morado tiene serias dudas de que el Gobierno pueda aprobar los Presupuestos de 2025 y ya tiene la vista puesta en un adelanto electoral.
- Más información: El acuerdo entre PP y Junts descafeína aún más la reforma fiscal de Sánchez y le 'cuela' tres enmiendas en el último minuto
Entre los socios y miembros del Gobierno, a nadie se le escapa que Irene Montero está volviendo. O, como mínimo, que sólo se había tomado unos meses fuera de foco, desde las elecciones europeas de junio hasta la publicación de su biografía en noviembre. Desde entonces, la exministra ha empalmado presentaciones con tertulias y una actividad frenética en redes sociales. Ahora, también con un papel prevalente en las negociaciones con el Gobierno.
Esta semana, la eurodiputada de Podemos fue la encargada de liderar las conversaciones entre su partido y el PSOE a cuenta de la ley de Eficiencia del Sistema Público de Justicia. A cambio de cuatro votos morados, Montero terminó de arrancar al Gobierno seis meses más de ayudas al transporte público y suspender los desahucios de personas vulnerables durante todo 2025.
El miércoles por la noche, durante la gala de entrega de premios de la Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP), Ione Belarra alentó la idea de que la exministra de Igualdad volvería "muy pronto" de su "exilio" en Bruselas, donde ejerce de eurodiputada desde hace poco más de medio año. "Es el fusible quemado más vivo de este país", aseguró.
Para entonces, Montero llevaba ya más de 24 horas en contacto con el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, que era el encargado de defender la ley. También con el titular de la cartera de Transporte, Óscar Puente, para negociar las ayudas al transporte.
Así lo confirman a EL ESPAÑOL fuentes de la dirección de Podemos, que explican el cambio de roles alegando que Belarra estaba "agotada" a principios de semana, por lo que decidió recurrir a Montero, quien sigue siendo la número dos del partido. "Y empezará a verse más", anticipan.
En el medio plazo, la dirección del partido tiene serias dudas de que el Gobierno pueda aprobar los Presupuestos Generales del Estado y ya tiene la vista puesta en un adelanto electoral, en caso de que las tensiones entre los socios vayan a peor.
Podemos cree que, a medida que avance la legislatura, Belarra empezará cada vez más a "repartir un poco" las responsabilidades de contacto con el Gobierno y otros grupos políticos. Ahora, con Montero en Bruselas, la exministra de Derechos Sociales se encarga de todo, pero muchos de los puentes que hasta hace un año les unían con los socios están hoy quemados.
En la formación morada creen que Bolaños no quería aparentar "debilidad" en el último Pleno del año, mucho menos cuando se trataba de votar su ley estrella. La norma de Eficiencia de la Justicia es una disposición compleja, que toca muchos flecos. El Gobierno ni se planteó esperar los dos meses que faltaban para que se levantara el veto del Senado.
Al final, este jueves, Gobierno y socios lograron imponerla a lo largo de un Pleno tan agónico como infrecuente, en el que fallaron varias veces los dispositivos de votación y en el que diputados y ministros entraban y salían del hemiciclo para seguir negociando "hasta el último minuto".
De fondo hay otra cuestión sobre el repentino regreso de Montero a la primera línea de la política este último mes y medio: la posibilidad, como señaló en una entrevista con El País, de "llegar aún más lejos" y erigirse en candidata a la Presidencia del Gobierno ante unas hipotéticas elecciones generales.
Los socialistas están muy preocupados por la situación electoral a su izquierda, especialmente en lo que toca a Podemos y Sumar. El horizonte para que vuelvan a unirse en una misma candidatura electoral hoy por hoy no existe. De hecho, todo invita a pensar que el PSOE es el único partido que desea que esto ocurra.
Para Sumar, los de Podemos son un incordio y un partido sin sentido de Estado, centrado en el electoralismo y su propia supervivencia antes que en el Gobierno de coalición. Para Podemos, los de Sumar son unos vendidos a la causa socialista, sin ideas propias ni un proyecto de país.
Pero además, los morados no olvidan el humillante proceso de negociación de las listas electorales de 2023, en el que no sólo firmaron relegarse a un papel secundario (Podemos obtuvo sólo 8 de los 35 puestos de salida a pesar de ser el partido más grande), sino que también tuvieron que aceptar los vetos personalísimos que Yolanda Díaz imprimió sobre varios de sus dirigentes.
En la lista de personas vetadas se incluían los nombres de Irene Montero, Ángela Rodríguez Pam, Victoria Rosell, Pablo Echenique y María Teresa Pérez. A Montero, en concreto, Yolanda Díaz le ofreció una embajada en Chile para poner tierra de por medio y evitar su regreso, pero Podemos no mordió el cebo.
La propia Belarra fue muy clara al decir que aceptar los vetos fue una medida "extrema" con el único objetivo "de revalidar el Gobierno". Una vez lo consiguieron, en diciembre, abandonaron del Grupo Parlamentario de Sumar y empezaron su andadura en el Mixto, hace ya un año.
Desde entonces ya se empezó a perfilar la idea de una Irene Montero candidata. El plan se confirmó seis meses después, cuando se presentó a las elecciones europeas de junio. Ella sola contra el trasatlántico de Díaz, y el resultado fue arrollador. La alianza de Sumar, Compromís, Izquierda Unida, los Comunes y Más Madrid consiguió tres escaños. Podemos logró dos.
Todo esto da alas a una expresión que lleva años utilizándose en el espacio político: que Irene Montero es "el gran capital político" del partido por encima de la secretaria general, Ione Belarra, y que sería ella la hipotética candidata a unas elecciones generales. Esta vez, sin veto de por medio.