Un informe elaborado por la Brigada de Análisis y Revisión de Casos, en el que la Policía cuenta sus conclusiones sobre sus acciones tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, explica que hubo fallos en la cadena de custodia de la principal prueba, la mochila de Vallecas. Según revela El Mundo hubo "tres momentos en los que se pasó por alto la existencia, supervisión y control de la bolsa de deportes que albergaba el artefacto".
El primero de los momentos fue el "de la extracción de los efectos de los vagones, sin controlar ni anotar quién lo hacía, de qué vagón y sin numerarlos". El segundo fue el "de colocar la bolsa en el montón de objetos sin que su contenido hubiera sido revisado por el Edex". Por último, " el instante en el que la bolsa se introduce en un bolsón de basura sin comprobar su interior, a pesar de su peso excesivo".
El documento, remitido a la Audiencia Nacional y resumido en 17 puntos, explica que "desde la introducción en bolsones de los efectos hasta su apertura en la comisaría de Puente de Vallecas, los objetos se encontraron en todo momento bajo custodia y los testigos policiales descartan la posibilidad de que se manipularan durante el traslado".
La Brigada de Análisis y Revisión de Casos, creada por Eugenio Pino, exdirector adjunto operativo de la Policía, asegura que entre el artefacto y las bombas encontradas en otros escenarios de los atentados "existen elementos comunes que indican que fue depositada en el tren por los terroristas".
Apunta también información sobre la estación de El Pozo, donde fue encontrada la mocila. Alude a las "singulares circunstancias de los ataques conllevaron que las dotaciones de la Policía Científica en El Pozo se centraran en los cadáveres y en la recogida de efectos personales óptimos para la identificación. La recopilación del resto de objetos esparcidos o abandonados en la estación de El Pozo la efectuaron efectivos de otras unidades y organismos".
En total se registraron más de 70 policías en los lugares por los que pasó la mochila. A algunos de ellos no se le tomaron declaración. En concreto al mando policial "que asumió la responsabilidad de la recogida de efectos de El Pozo. Su actuación no se conoció hasta que él mismo dirigió una minuta al director general de la Policía en octubre de 2004. Tampoco a dos agentes municipales "que observaron la conducta sospechosa de tres individuos árabes en una estación de servicio en la madrugada del día de los hechos, ni se les mostraran fotos de los sospechosos".