Cuando es interpelada en el Congreso asegura que "este Gobierno garantiza y garantizará la independencia del Tribunal Constitucional", pero acto seguido despliega contactos y llamadas para transmitir a los miembros del TC que no deben votar a Andrés Ollero para presidir la institución. Fuentes del TC se encuentran "horrorizadas" por la "presión" que la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, está desplegando en los últimos días para controlar la elección del próximo presidente del Constitucional y, en concreto, evitar que sea Ollero, vetado por el PSOE.
Los 12 miembros del Constitucional han de elegir en las próximas fechas a los sucesores de Francisco Pérez de los Cobos y Adela Asúa en la presidencia y vicepresidencia del tribunal después de que este miércoles el Senado haya bendecido el reparto entre populares y socialistas de las cuatro vacantes existentes en el órgano encargado de interpretar la Constitución.
Dos de ellos, Ricardo Enríquez y Alfredo Montoya, han sido designados por el PP y los otros dos, María Luisa Balaguer y Cándido Conde-Pumpido, por el PSOE. El resto de las fuerzas parlamentarias (Podemos, ERC, PNV y PDeCAT) rechazaron participar en la votación, calificada de "fraude".
La renovación del TC por parte del Senado ha estado sometida a tensiones hasta el último momento. A finales de la pasada semana Alfredo Pérez Rubalcaba comunicó a La Moncloa que los socialistas bloquearían este miércoles la elección de los nuevos magistrados si no se les garantizaba que Andrés Ollero no va a ser el presidente. Fuentes parlamentarias del PP habían difundido esos días que el nombre del próximo presidente había quedado fuera del acuerdo, lo que alarmó a los socialistas.
Sáenz de Santamaría, señalan las mismas fuentes, contactó entonces con el todavía presidente del TC para que hiciera llegar a los magistrados que el Gobierno no desea que Ollero presida el tribunal y que prefiere a Juan José González Rivas. El mensaje fue transmitido con inmediatez y ha motivado diversas reuniones entre los magistrados, sometidos a la incómoda tesitura de plegarse a las indicaciones del Gobierno.
Ésto es lo que el Ejecutivo espera y lo que se ha garantizado al PSOE, indican las fuentes consultadas, dado que, de no haber sido así, la renovación no se hubiera producido este miércoles. El PSOE también avisó a los magistrados que ha designado de que la votación podría bloquearse si no obtenía garantías de que el veto a Ollero será respetado.
Para asegurarse de que será así, Sáenz de Santamaría ha llegado a contactar personalmente con el propio magistrado con el fin de que no presente su candidatura cuando llegue el momento de que el tribunal, en su nueva composición, se reúna para elegir al presidente.
La reacción de Ollero, según las mismas fuentes, ha sido confirmar su voluntad de aspirar a presidir el tribunal si los magistrados le apoyan y afear la intromisión de la vicepresidenta en la independencia del TC. El magistrado ha comentado en reuniones internas con sus colegas que no quiere retirar su candidatura porque es a ellos, y no al Gobierno o al PSOE, a los que corresponde decidir.