David Oubel, el parricida confeso de Moraña (Pontevedra), es el primer condenado en España a la pena de prisión permanente revisable tras haber aceptado todas las conclusiones del fiscal, incluida su petición de pena. Oubel se había declarado culpable del asesinato de sus dos hijas con una sierra radial y un cuchillo de cocina.
Tras poco más de hora y media de deliberaciones, el jurado ha considerado acreditado que Oubel mató a sus hijas Candela y Amaia, de 9 y 4 años, usando una sierra radial eléctrica y un cuchillo de cocina, después de haberlas drogado previamente para reducir sus posibilidades de defensa.
El tribunal entiende que lo hizo, además, con alevosía como demuestran las diez veces que atacó a su hija mayor, a la que no le habían hecho efecto los sedantes que obligó a ingerir a las niñas, para evitar que se escapara. Las dos menores, ha detallado el jurado, estaban "indefensas" y no tuvieron posibilidad de defenderse. El veredicto ha sido unánime.
El juicio, que se ha celebrado en la Audiencia de Pontevedra, ha estado marcado por la confesión de David Oubel, que ha reconocido ante el tribunal haber matado a sus hijas y estar "muy arrepentido", descartando además que sufriese algún tipo de trastorno mental.
Una medida controvertida
La prisión permanente revisable figura en el Código Penal desde la reforma de 2015 para castigar casos de especial gravedad. Por ello se aplica en casos de terrorismo, pero también para asesinatos en los que la víctima sea menor de dieciséis años de edad o cuando se trate de una persona especialmente vulnerable por razón de su edad, enfermedad o discapacidad. También para asesinatos derivados de delitos contra la libertad sexual o por asesinatos cometidos por miembros de un grupo u organización criminal.
La prisión permanente revisable tiene una duración indeterminada, pero sujeta a revisiones: tras el cumplimiento de una parte considerable de la condena y si acredita la reinserción, el reo puede obtener la libertad condicionada a que no cometa nuevos hechos delictivos. Se trata de una norma controvertida que toda la oposición quiere derogar, como se manifestó en una proposición no de ley aprobada en el Congreso en ese sentido.
La del parricida de Moraña será la primera sentencia en la que se aplique, pero los fiscales ya han pedido condenas en ese sentido en varios casos, en la mayoría sin éxito.
Es el caso, por ejemplo, de Francisco Morillo Suárez, por la violación y asesinato en febrero de 2016 de una mujer en el parque de María Luisa de Sevilla. La Audiencia de Sevilla optó por condenarle a 39 años de cárcel, una decisión que el Ministerio Público ha recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
Tampoco prosperó la petición de prisión permanente revisable para una octogenaria acusada de matar a su marido -enfermo de cáncer de pulmón con metástasis- con una muleta en Rincón de la Victoria (Málaga) en 2015. La Audiencia de Málaga condenó a la anciana a 20 años de prisión y acordó proponer al Gobierno, a solicitud del jurado, su indulto.
Hay otros ejemplos en los que la Fiscalía o las acusaciones han pedido esa medida en su escrito provisional pero de los que aún no se ha celebrado el juicio. En el caso del cuádruple asesinato de Pioz (Guadalajara), de momento ha sido el abogado de Walfran Campos, hermano del padre de la familia asesinada, quien ha solicitado esa medida para el acusado, Patrick Nogueira.