"Soy hijo de gitano español y madre castellana andaluza y Alá me dio ideas muy prácticas para desenvolverme", así se presentaba en uno de los hasta 26 blogs que utilizó para difundir propaganda yihadista Mustafá Maya Amaya, el líder de una de las mayores redes de captación y envío de radicales para su incorporación a organizaciones terroristas de corte yihadista desarticuladas en nuestro país. 

Maya Amaya es un viejo conocido de las fuerzas de seguridad. Antes de convertirse al Islam y abrazar el radicalismo, ya estuvo preso en Alhaurín de la Torre (Málaga), por robo y tráfico de drogas. Fue allí precisamente donde encontró la 'salvación' en la religión. Tras salir de prisión, ya en 2001, la Fiscalía de Málaga se querelló contra él porque ocupó ilegalmente la mezquita de San Agustín de la capital de la costa del Sol colgando en su interior mensajes a favor de los talibanes. 

Este lunes, él y otros cinco hombres -Paul Audren Lawrence, Sylvain Bertrand, Farid Cheikh, Davide de Angelis y Chafik Jalel- se sentarán en el banquillo del juzgado central de instrucción número 2 acusados de integración en organización terrorista y colaboración con organización terrorista. Todos ellos pertenecen a la misma célula terrorista que nutrió a otras organizaciones como Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO) Jabhat Al Nusra (JAN) y Estado Islámico (EI).

Todos se asentaban en España, Bélgica, Luxemburgo, Turquía, Túnez, Libia, Mali, Francia y Marruecos y desarrollaban labores de captación, financiación y falsificación de documentos, así como ponían a los voluntarios en contacto con intermediarios en otros estados (facilitadores) para que les recibieran. Pedían también a otros hombres que actuaban como enlaces que les ayudaran a cruzar clandestinamente las fronteras (pasadores).

Mustafá Maya Amaya poco antes de ser detenido y su apariencia previa a la conversión. EL ESPAÑOL

EL PAPEL ESENCIAL DE MAYA AMAYA

El promotor, director y coordinador de esta organización era el español gitano Mustafá Maya Amaya, de 54 años, antes conocido como Rafa, Jose, Musstafi o Abou Soufian. Un hombre que, en el momento de su detención, llevaba más de una década trasladándose en silla de ruedas y aseguraba tener un hemisferio de su cuerpo paralizado.

Estaba en permanente comunicación con musulmanes europeos, asentados principalemnte en Francia, a los que captaba por Internet para su desplazamiento a las zonas de actuación. En 2012 su organización envió a combatientes a Mali. Cuando esos traslados se hicieron complicados por la intervención francesa en la zona, la organización comenzó a enviar voluntarios a Siria por la ruta turca. Cuando se bloquearon las fronteras turcas, Amaya comenzó a formar a los candidatos en su ciudad, Melilla, basándose en una estrategia propia a la que llamó 'La Hégira antes de la Hégira'. La Hégira es la huida de Mahoma de la Meca a Medina.

PROSELITISMO EN LA RED

La organización dirigida por Maya Amaya contactó con cientos de personas interesadas en desplazarse para hacer la yihad. Amaya abrió y posteriormente eliminó hasta 26 blogs en los que hacía proselitismo mostrando las bondades de la yihad.

En uno de ellos, escrito en francés, pedía a una de sus seguidoras que tradujera sus textos al árabe y al inglés, pues "no se expresaba muy bien por escrito" para difundir de la mejor manera posible la propaganda terrorista. Incluso intentó crear una radio local islámica en Melilla, su ciudad de residencia.

En los registros practicados en su casa en marzo de 2014, cuando se desarticuló la organización que lideraba, los investigadores encontraron cuantioso material incriminatorio: mapas y rutas para el desplazamiento y puntos fronterizos de Turquía con Siria, así como textos con indicaciones para acceder a Siria evitando los controles fronterizos. El acusado también tenía en su domicilio una pistola, proyectiles y diverso vestuario militar, además de ordenadores, teléfonos y tarjetas de almacenamiento con cuantiosa documentación, billetes de avión a Estambul y papeles relacionados con los intentos de acceso a territorio sirio de Paul Cadic, otro de los acusados.

A Mustafá Maya Amaya se le imputa un delito de pertenencia a organización terrorista en calidad de promotor y director, por el que la Fiscalía pide una pena de 14 años de prisión e inhabilitación especial para empleo o cargo público durante 15 años. Igualmente piden la inhabilitación absoluta durante 20 años y vigilancia durante 10 años tras salir de prisión.

Cuatro de sus cinco colaboradores -Paul Audren Lawrence, Sylvain Bertrand Decker, Farid Cheikh y Davide de Angelis- están acusados también de pertenencia a organización terrorista, por lo que se pide para ellos 14 años de prisión y libertad vigilada durante 7 años. Por último, a Chafik Jalel Ben Amara Elmedjeri se le acusa de colaboración con organización terrorista, delito por el que la Fiscalía solicita una pena de ocho años de prisión y una multa de 12.000 euros.

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