El nombre de Arturo Fernández, presidente del grupo Cantoblanco y expresidente de la confederación de empresarios madrileños (CEIM) sale a relucir en la Operación Lezo una vez se ha levantado el secreto de sumario del caso.
Según la declaración de la propietaria de las guarderías Mis Pollitos Carmen Pilar Pazos Bejarano en la Audiencia Nacional, Fernández -imputado también en la trama Púnica que afecta de lleno al PP de Madrid- fue la persona que le presentó al expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González durante una comida en la que éste y su cuñada, Pilar Cavero, se interesaron por el negocio.
Tiempo después de ese encuentro, la esposa de Ignacio González, Lourdes Cavero, se asoció con la salmantina Pazos Bejarano y juntas fundaron Chickies SL, una sociedad que está siendo rastreada en el caso Lezo porque los investigadores sospechan que pudo servir al matrimonio González-Cavero para blanquear dinero.
El encuentro en el restaurante NO
La declaración de la empresaria ante la Fiscalía y ante el juez Manuel García-Castellón vendría a confirmar que Ignacio González orquestó el negocio de guarderías de su esposa, a diferencia de lo que el expresidente de la Comunidad de Madrid ha defendido en sus comparecencias judiciales, tratando de desligar su actuación de los negocios de su esposa.
Carmen Pazos Bejarano ya adelantó este extremo a EL ESPAÑOL y también la reunión en la que conoció a Ignacio González, aunque se dejó un importante dato en el camino: que fue Arturo Fernández quien les presentó.
Esa reunión se produjo el 14 de junio de 2016 en el restaurante madrileño NO próximo al paseo Recoletos. Tras la puesta en marcha de este restaurante, muy frecuentado por Ignacio González, Arturo Fernández y sus esposas, se encuentra Jaime Antoñanzas de Toledo, otro de los empresarios que también ha declarado como investigado en la pieza del blanqueo de la Operación Lezo en la Audiencia Nacional.
La empresaria comió en dicho restaurante con Arturo Fernández y los miembros del fondo inversor Weston Hill. El expresidente de los empresarios madrileños había puesto en contacto a estos inversores y a Pazos Bejarano para que dieran seguridad a su negocio. Pero durante esa comida en la que estaban ultimando los flecos de la inversión, Fernández comentó que "el presidente" se encontraba en el restaurante y preguntó a la empresaria si le gustaría tomar un café con él.
Fue entonces cuando González y su cuñada Pilar Cavero, que también estaba allí presente -siempre según la versión de Carmen Pazos-, se interesaron por su negocio y le hablaron de que ellos estaban detrás de la compra de otra empresa de guarderías, 'Chiquitín', que "era un chollo", según habrían manifestado.
En esa charla, Ignacio González pidió su teléfono a la empresaria y al día siguiente, las hermanas Cavero se pusieron en contacto con ella. A raíz de ahí comenzaron los contactos para constituir la sociedad Chickies SL que presidió Lourdes Cavero. Ella se encargaría de aportar su Know How, 500 euros para la Constitución y se encargaría de atraer a inversores. Pazos Bejarano pondría sus unidades productivas. La empresaria salmantina no volvió a saber nada de los representantes del fondo Weston Hill.
A preguntas de la Fiscalía, la empresaria contó que contactó con Arturo Fernández por correo porque "llevaba dos años buscando inversores" y entre tantos y tantos correos que envió "se me ocurrió escribirle un correo a Arturo Fernández". Según su versión, ella no le conocía de nada, pero su madre conocía "a un señor que conocía a este señor y pensó que quizá querría ayudarle porque también era empresario como ella".