Tan sutil ha sido su insinuación, que algunos abogados personados en el caso Púnica ni siquiera se han percatado de que Francisco Granados estaba vinculando sentimentalmente a Ignacio González y Cristina Cifuentes en sede judicial y relacionando ese presunto idilio de ambos con una posible financiación irregular de dos campañas electorales de Esperanza Aguirre.
El exsecretario general del PP madrileño tenía muy medidas sus palabras, que han caído como una granada de mano en la Real Casa de Correos que alberga la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Se esperaba que atacara a Cifuentes, pero no que lo hiciera con un asunto tan personal y que mina directamente su reputación. De ahí que la presidenta madrileña haya anunciado una querella contra Granados poco después de que acabara su declaración.
Francisco Granados ha dicho que Cifuentes dejó de formar parte del equipo que controlaba una "campaña de refuerzo a Aguirre fuera del ámbito del PP" por su "ruptura sentimental con Ignacio González". Con esas palabras pronunciadas casi de refilón, levantaba una polvareda contra Cifuentes, cuya imputación ya había solicitado por medio de un escrito presentado ante el juez del caso Púnica.
El también exconsejero de Presidencia de Aguirre ha defendido en sede judicial que hubo dos maneras de financiar las campañas autonómicas de 2007 y 2011: de manera 'A' o legal a través de los fondos del Grupo Parlamentario Popular y la subvención pública a nivel estatal y de una manera irregular o 'B' que Granados ha descrito como una "campaña de refuerzo a Aguirre" financiada por medio de pagos publicitarios a través de empresas públicas como el Canal de Isabel II con la mediación de Swat SL, otra empresa publicitaria también investigada.
Según ha explicado Granados, Ignacio González y Cristina Cifuentes habrían controlado esas dos campañas en 'B' para Aguirre con la ayuda de su círculo de confianza, entre quienes ha mencionado el exnúmero tres del PP madrileño, Jaime González Taboada, el también exconsejero de Medio Ambiente Borja Sarasola o la jefa de comunicación de las campañas de Aguirre, Isabel Gallego.
No tenía poder en el partido
El principal imputado del caso Púnica ha mantenido un hilo argumental con pocas probabilidades de comprobación según el que, aunque él era secretario general del PP, quien mandaba en el partido era Ignacio González.
Así se ha desvinculado de cualquier responsabilidad en la presunta financiación irregular del PP madrileño y ha apuntado a los dos expresidentes madrileños y a la actual presidenta.
Preocupación en el PP
Aunque públicamente la reacción de la dirección nacional del Partido Popular ha sido de apoyo absoluto hacia Cifuentes, en Génova cunde cierta preocupación. Fuentes conservadoras aluden a que ella misma puso el listón muy alto contra cualquier conducta corrupta. Hay cierto temor con que la investigación acabe salpicándole y tenga que presentar su dimisión.
Sin embargo, en la reunión de barones populares celebrada este lunes con la presencia de Mariano Rajoy, todos la han arropado. El coordinador general del partido, Fernando Martínez-Maillo, ha transmitido durante una rueda de prensa su "apoyo total" a la presidenta madrileña y ha circunscrito las declaraciones de Francisco Granados a una "estrategia de defensa" con "acusaciones personales impropias y profundamente injustas". Ha calificado al exconsejero madrileño de ser "bazofia pura" por el contenido de su declaración en sede judicial.