El ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha recordado este martes que el Tribunal Supremo ha definido los delitos sexuales como "laberínticos, excesivamente casuísticos y con defecto de origen" y ha apostado por reformar el Código Penal para garantizar una mayor protección de la libertad sexual de la mujer.

Durante una comparecencia en el Senado, el titular de Justicia ha respondido a dos preguntas relacionadas con la igualdad y la calidad de la Justicia en España a raíz de la sentencia del caso de La Manada, que condenó a los procesados por abuso sexual y no por agresión sexual (lo que vulgarmente se conoce como violación) y con el fallo particular de uno de los magistrados partidario de la absolución.



Catalá ha discrepado de la senadora del PNV María Eugencia Iparraguirre, según la cual la sentencia contra La Manda "ha sido demoledora, me atrevería a decir que incluso en el ámbito internacional ha sido, desgraciadamente, un ejemplo pésimo. La confianza en la justicia española se ha quebrado".

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El titular de Justicia le ha replicado que en España existe una justicia "de calidad" y "los datos así lo aclaran", en referencia al número de asuntos que ingresan los Juzgados, los tiempos medios de respuesta, la confirmación de sentencias de segunda instancia o el número de jueces por cada 100.000 habitantes.

Catalá ha sostenido que la sentencia de La Manada no es "indicador" de la calidad de la Justicia española, que a su juicio es "alta" y "en absoluto" puede ser descalificada por una sola resolución.



Pero ha admitido la necesidad de trabajar "fundamentalmente en la formación, en la sensibilización, en el establecimiento de una cultura que fortalezca la igualdad y una visión de género en todas las políticas públicas".



En su opinión, no son las leyes las que llevaron al magistrado Ricardo González a escribir que percibía el ambiente de "jolgorio o regocijo" o a una jueza de Vitoria a preguntar a otra denunciante de una agresión sexual si había cerrado bien las piernas.



"Es la cultura, la formación, es la sensibilización. En eso hay que seguir trabajando: en la empatía, en la sensibilidad, en que el lenguaje nunca humille a la víctima y pensando que la víctima es siempre el primer objetivo al que tenemos que tutelar", ha dicho.