13 días, entre el 23 de mayo y el 5 de junio: en menos de dos semanas parecen haber pasado más cosas en la política española que en varios años. En realidad, por supuesto que han pasado cosas, pero todas ellas tenían raíces anteriores, y por supuesto tendrán consecuencias en el futuro. En esta crónica conviene diferenciar y mucho entre lo que se hace y lo que se dice, porque lo relevante en política, como en casi todos los aspectos de la vida, es lo que se decide y se vota, y no los discursos.
Comencemos por el pasado 23 de mayo: después de haber prometido todo lo contrario, el PNV vota a favor de los presupuestos mientras sigue vigente el artículo 155 de la Constitución, es decir el control directo del Govern de la Generalitat por parte del Gobierno de España. Lo cierto es que la pretensión del PNV tuvo sus efectos: Quim Torra fue elegido president de la Generalitat gracias a que Rajoy se negó a recurrir el voto delegado de los prófugos de la Justicia, Puigdemont y Comín.
Es cierto que Ciudadanos recurrió, pero aunque solicitó la suspensión cautelar, el Tribunal Constitucional no la concedió. Si el Gobierno del PP hubiese recurrido, entonces el Constitucional hubiese suspendido inmediatamente porque así lo impone el artículo 161.2 de la Constitución, y Torra, un presidente con escritos racistas y xenófobos no hubiese sido elegido.
Ante la debilidad del Gobierno de Rajoy, Torra nombró consellers a un prófugo y a un preso. La reacción ante esta humillación, fue la mínima posible: no publicar los nombramientos en el Diario Oficial de la Generalitat, lo que implicaba, de facto, mantener el artículo 155.
En un primer momento, Torra se negó a elegir otros consellers para su gobierno. Pese a todo eso, el PNV apoyó los Presupuestos. Conviene recordar que el PSOE había
anunciado reiteradamente que si los presupuestos no salían, Rajoy debía asumir su responsabilidad política y dimitir o plantear una cuestión de confianza. Lo que no se había explicitado era que pasaba si Rajoy, como era previsible, no asumía ninguna responsabilidad política. Esto parecía haber quedado truncado con la votación del Presupuesto.
La sentencia de 'Gürtel' era durísima con muchos ex altos cargos del PP y cuestionaba la credibilidad de Rajoy
Sin embargo, tras varios días de retraso, el 24 de mayo, al día siguiente de la aprobación en el Congreso de los Presupuestos, se hacía pública la primera de las sentencias sobre el caso Gürtel. La sentencia era durísima con casi todos los acusados, mucho de ellos ex altos cargos del PP, con el propio Partido Popular, al que condenaba, y hasta con Mariano Rajoy al que negaba credibilidad alguna como testigo que negó la caja B del PP.
El viernes día 25 de mayo, a las 10.30 de la mañana, el PSOE de Pedro Sánchez presentaba una moción de censura a Mariano Rajoy: la habían firmado todos sus diputados, cuando solo hacían falta 35 firmas, como un aviso de que iba en serio. Desde un primer momento, tanto Podemos como Compromis se apuntaron a la moción.
Ante esto, las posibilidades de que prosperase la moción eran fundamentalmente dos: el apoyo de los independentistas ERC y PDeCat (la antigua Convergencia), junto con el PNV; o bien que la apoyase Ciudadanos.
Llegados a este punto, la legislatura estaba agotada, y la posibilidad de que algún partido gobernase de forma efectiva era prácticamente cero. Por una parte, había una mayoría, como luego se demostraría que no estaba satisfecha con el PP de Rajoy y su gestión. O si lo prefieren una mayoría que estaba dispuesta a echar a Rajoy a cualquier precio, pero que no tenía un programa, ni podía formar una mayoría alternativa.
El partido que presentaba la moción de censura tampoco tenía capacidad para gobernar
Por otra parte, la segunda fuerza más votada, la que presentaba la moción de censura, el Partido Socialista tampoco tenía capacidad para gobernar. Por una parte, sólo dispone de 84 escaños de 350 en el Congreso, está en minoría en la Mesa del Congreso, y su situación en el Senado es aún peor: el PP dispone de una cómoda mayoría absoluta en la Cámara Alta.
Esto tiene muchas implicaciones, pero la más relevante, es que el acuerdo clave imprescindible para que haya Presupuestos, el techo de gasto, se tiene que aprobar en el Congreso y también en el Senado. Si la mayoría absoluta del PP en el Senado no quiere, España no tendrá nuevos Presupuestos hasta pasar por las urnas.
Cuando un gobierno ha perdido el apoyo parlamentario y el social, y tampoco hay una
alternativa viable, no queda más remedio que ir a las urnas. Por esas razones, la Ejecutiva de Ciudadanos pidió el lunes que se estableciese un calendario para dar una solución factible y democrática a una legislatura bloqueada. Por supuesto, pensábamos que este planteamiento no iba a suscitar entusiasmo precisamente en aquellos partidos que creían que no le iba a ir bien en las elecciones. Aquí el más claro fue el PNV que señaló que había que hacer cualquier cosa menos ir a las urnas porque eso favorecía a Ciudadanos.
ERC y PDeCat se dieron cuenta de que les convenía más un Gobierno de Sánchez que uno de Rajoy
En este festival de intereses partidistas a muy corto plazo, rápidamente los independentistas de ERC y PDeCat se dieron cuenta de que les convenía más un Gobierno de Sánchez que uno de Rajoy. Ya no sólo es una cuestión de las contrapartidas, abiertas, tales como el diálogo u ocultas, sino simplemente una cuestión de debilidad del nuevo Gobierno.
En primer lugar, el Gobierno de Sánchez tendría infinitamente más difícil solicitar del Senado la autorización del artículo 155, por la sencillísima razón de que un PP furioso tiene el control del Senado. Además, en cuanto el PSOE necesite desesperadamente ganar un votación en el Congreso, muy probablemente tendrá que recurrir no sólo a Podemos sino también a los separatistas de ERC y el PDeCat, y esos votos tampoco serán gratis.
Bildu, los herederos de Batasuna, cuyos votos no eran decisivos, pero que acabó apoyando a Pedro Sánchez, que tampoco hizo nada por rechazar estos votos, lo expresó de forma muy gráfica en un tuit a Albert Rivera: "Bildu no tiene intención alguna de gobernar España. Solo operamos en política ante cada escenario pensando en cómo debilitar y acabar con los “consensos” del régimen del 78".
Para Bildu, explícitamente, así como para los partidos que dieron un golpe a la democracia en Cataluña, les convenía más un Gobierno de Pedro Sánchez, que uno incluso tan débil como el de Rajoy. Esto no deja de ser un elemento para reflexionar.
Está por ver que el PP tenga mayoría en el Congreso para sacar sus enmiendas al Presupuesto
Con todo esto, la llave decisiva quedaba en manos del PNV, cuyos cinco votos decidieron efectivamente la moción de censura a favor de Pedro Sánchez. Aquí las contrapartidas fueron bastante evidentes. En primer lugar, el compromiso expreso de Pedro Sánchez de mantener el Presupuesto de 2018. Sabemos todos que luego el PP está pensándose si suprimir las inversiones que se iban a realizar en el País Vasco.
Esto indicaba cuál era la verdadera naturaleza de estas inversiones para el PP. Por supuesto, está por ver que el PP tenga mayoría en el Congreso para que sus enmiendas en el Senado sean algo más que papel mojado.
Ahora bien, obviamente hay algo más en la decisión del PNV: el PP garantizaba mejor que Pedro Sánchez tanto el Presupuesto, al igual que gabelas como el cuponazo. Sin embargo, hay otros factores relevantes. Por una parte, Rajoy era mucho más impopular que Pedro Sánchez, también entre el electorado nacionalista. Por otra parte, el PNV confiaba más en Sánchez para alargar la legislatura, y evitar que los españoles votasen, que en Rajoy.
Por último, el PNV podía incluso tener en riesgo su situación en el gobierno vasco por una eventual desafección de su socio, el PSE-PSOE. En fin, nueve días después de apoyar los presupuestos, incumpliendo su palabra, el PNV votaba para echar al PP de Rajoy, que apenas criticaba a los nacionalistas vascos.
Rajoy no dimitió pese a que eso hubiese impedido el Gobierno más débil de la Historia.s
Finalmente, Mariano Rajoy prefirió seguir la moción de censura desde un restaurante en lugar de estar en el Hemiciclo haciendo frente a la moción que presentaban contra él. Rajoy no dimitió el jueves 31 de mayo, cuando eso hubiese impedido, al menos temporalmente, el Gobierno más débil de la historia de España.
Un candidato del PP hubiese tenido opciones para ser investido. Pero, eso hubiese sido intolerable para los demás aspirantes a suceder a Rajoy. Otra alternativa aún menos deseable para Rajoy, por la decisión que tomó, hubiese llevado en unos cuatro meses a elecciones.
Ahora, el pasado 5 de junio, Rajoy anunciaba su renuncia a seguir al frente del PP. Ese día, Rajoy criticaba especialmente al único partido, Ciudadanos, que había votado contra la moción de censura de Pedro Sánchez, acusándonos de haber traído al gobierno Frankenstein: esto no solo iba contra la lógica más elemental, sino que era una despedida política a la altura del personaje.
Esta crónica acaba aquí. Obviamente le deseo mucha suerte a Mariano Rajoy y a su equipo en lo personal. Y mucha más a los españoles, ante esta situación que nos deja su gestión y el nuevo Gobierno, al que también le deseo éxito en beneficio de los españoles.
Unos españoles que se merecen poder elegir pronto a un nuevo gobierno capaz de acometer reformas, regeneración y dar estabilidad política y económica.
***Francisco de la Torre Díaz es diputado de Ciudadanos y presidente de la comisión de Presupuestos del Congreso.