Voz dulce, palabras pausadas, mirada serena. Gabriela Bravo se mueve bien en las distancias cortas. Es una mujer que sabe ganarse afectos. Si no, que se lo digan a Ximo Puig, su jefe de Gobierno al que ahora le une una relación de pareja.
Valenciana de pro, natural del pequeño municipio de Ràfol de Salem (Valencia) a donde se escapa siempre que puede para visitar a sus padres, da mucho valor a su vida personal según cuentan quienes la conocen desde hace años.
Procedente de la carrera fiscal, su especialización en la defensa de los menores le abrió las puertas a los matinales de televisión, donde aprendió a desenvolverse con total soltura ante las cámaras. Fue ese carácter afable, y su adhesión a la asociación de fiscales más próxima al PSOE, Unión Progresista de Fiscales (UPF), los que le ayudaron a entrar en el Consejo General del Poder Judicial con el voto de los socialistas.
Allí se ganó la confianza del presidente en aquel momento, el fallecido Carlos Dívar, y llegó a obtener la portavocía de dicho órgano. Precisamente durante aquel Consejo los vocales tenían dedicación exclusiva, por lo que Bravo no tenía más remedio que estar en Madrid, algo que trastocaba su vida personal y llevaba casi como una "tortura" al no poder ver todos los días a sus tres hijos, quienes vivían en Valencia bajo el cuidado de su exmarido, el abogado Manuel del Hierro, 'Manolo', como le llama ella.
Fueron años difíciles por la distancia que le separaba de su familia, la actividad frenética en los medios de comunicación y la crisis interna del CGPJ que acabó con la dimisión de Dívar. "Su papel fue muy importante en aquel momento. A base de hablar con unos y con otros, de calmar los ánimos, consiguió (entre otras personas) que el Consejo no saltara por los aires", explica una fuente que compartió años de trabajo con Bravo.
La misma fuente consultada por EL ESPAÑOL la define como una mujer "absolutamente entregada, convencida de su dedicación a la Función Pública y muy concienciada con los asuntos de menores y Mujer, en el sentido más amplio".
Trato directo con Pedro Sánchez
Gabriela Bravo también es próxima al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Con la crisis de Gobierno de 2016, cuando casi hubo que llegar a unas terceras elecciones generales por la falta de acuerdo entre los partidos, el entonces secretario general del PSOE encargó a Bravo la redacción de la parte correspondiente a Justicia de su programa electoral.
Para entonces ya era consejera de Justicia en la Comunidad Valenciana con el presidente Ximo Puig. A diferencia de ella, Puig siempre fue más próximo a Susana Díaz, pero eso, a juzgar por la confianza que continúa depositando en ella, no ha sido un motivo de enfrentamiento entre ambos.
Cuando Bravo llegó a la consejería de Justicia, su mayor preocupación fue la carencia de medios y el abandono en que el Partido Popular había dejado a la Justicia valenciana, cuyas transferencias tenía transferidas. La consejera denunció, incluso, haber encontrado ratas en los inmuebles destinados a su área.