Jamal Zougam, único condenado como autor del atentado terrorista del 11 de marzo de 2004 en Madrid, acaba de denunciar a través de su familia haber sido engañado por su abogado, Iván Jiménez Aybar, al que pagó 3.630 euros para que dirigiera un recurso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Tal y como ha podido confirmar EL ESPAÑOL, Zougam requirió los servicios de este abogado a finales de 2016 y, a día de hoy, no ha tenido acceso al texto del recurso: el letrado no se lo ha remitido.
La familia de Zougam ni siquiera está segura de que el recurso a Estrasburgo haya llegado a presentarse. La dificultad para localizar a Jiménez Aybar -no han conseguido hablar con él- les ha llevado a denunciar la situación al Colegio de Abogados de Zaragoza, donde está colegiado. Allí están a punto de decidir si abren un expediente deontológico contra él.
EL ESPAÑOL ha contactado con el letrado, que defiende que el recurso se interpuso y que ahora está a la espera de que el Tribunal de Estrasburgo le traslade copia sellada y referencia sobre el estado del expediente. Sin embargo, cuando este diario -con el consentimiento expreso de la familia- le solicita que remita el texto de ese recurso, argumenta que ha de consultar a los mismos familiares con los que no habla desde hace meses "para recabar consentimiento escrito", algo que no ha llegado a hacer.
Dos años sin respuesta
"Estamos desesperados, no sabemos si el recurso de nuestro hermano se ha presentado o no", se puede leer en uno de los correos electrónicos dirigidos al abogado a principios de este año. Desde 2016, el silencio es lo único que la familia recibe como respuesta por parte del letrado al que confiaron la última posibilidad de defensa de Zougam.
A pesar de que fue condenado a 42.917 años de prisión por 191 asesinatos como autor material de los atentados en los trenes madrileños, Zougam siempre ha defendido su inocencia y ha sostenido que, cuando ocurrieron los hechos, estaba durmiendo.
Dos mujeres rumanas que declararon como testigos afirmaron, sin embargo, haberle visto en el lugar de los hechos, lo que constituyó la principal prueba de cargo contra él. Zougam se querelló contra ellas por falso testimonio, una querella que llegó hasta el Tribunal Constitucional y que éste archivó.
El condenado y su familia escogieron a Jiménez Aybar para que recurriera dicho archivo ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, algo a lo que él mismo se ofreció porque ya le habían contratado para que se encargara del recurso de amparo ante el Constitucional. De hecho, ya le pagaron por dichos servicios. Por su segundo trabajo ante Estrasburgo, la familia pagó al abogado 3.630 euros, que prueban con la factura.
Cambio radical
La relación de Zougam y sus familiares con el abogado cambió radicalmente con el paso del tiempo, cuando éste cortó todo tipo de comunicación. El 24 de mayo es él mismo quien dirige un largo correo electrónico en el que manifiesta que, "aunque esperado, no es agradable para mí trasladaros Auto del Tribunal Constitucional, de reciente emisión, en cuya virtud no se admite a trámite nuestro recurso de amparo".
En ese caso, Jiménez Aybar sí que les envía el auto, igual que hizo con el recurso escrito por él mismo y que remitió al Tribunal Constitucional. En el mismo correo les propone presentar un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y reunirse en Madrid para "hablar sobre el auto en cuestión y sobre la acción o acciones a desarrollar en consecuencia". En esa fecha, el letrado también se interesa por Zougam y sus familiares y espera que todo les vaya bien.
La madre y un hermano de Zougam se vieron con el abogado en Madrid un día antes de que expirase el plazo para presentar el recurso ante Estrasburgo. Lo habían intentado más veces: en una de ellas les dejó plantados por la enfermedad de un familiar. Finalmente consiguieron reunirse con él junto a la embajada de Marruecos pero, según la familia, a partir de ese momento el hombre desapareció del mapa.
Llamadas sin respuesta
Le llamaron a su despacho de abogados en Barcelona, Brugeras García-Abogados y Asociados, y no contestó. Llamaron reiteradamente a su móvil, y tampoco. Así pasó hasta año y medio. Ya a principios de 2018, tan sólo contestó a dos correos electrónicos en los que le exigían que les enviase el recurso: "Lamento no haberos comunicado en su día -y me disculpo por ello- que dejé de trabajar en mi anterior despacho de abogados de Barcelona y que, por tanto, ya no estaba operativa la cuenta de correo electrónico que habréis estado utilizando en balde. Sinceramente, pensaba que, como en el caso de otros clientes amigos, disponíais de mi cuenta de correo de la Universidad". "Os adjunto el acuse de recibo del recurso presentado en su día ante el TEDH, el cual fue enviado dentro de un sobre por mensajería urgente".
En este mismo correo les explica que recogerá el texto del despacho de abogados donde colabora y lo enviará. En un segundo correo les informa de que no guardó copia del texto enviado al TEDH porque elaboró el recurso en el propio servidor online del tribunal.
Este diario ha podido localizar el abogado en su móvil. En el despacho de abogados de Barcelona donde trabajó afirman que se marchó hace tres años, y en Zaragoza, aunque colegiado, su contacto no aparece en ningún despacho.
Beslama, su nombre árabe
La familia de Zougam confió en los servicios de Jiménez Aybar porque está especializado en la defensa de musulmanes implicados en distintas causas. En los correos que les remitió firma, de hecho, como Beslama, un nombre árabe.
A día de hoy, y dos años después de requerirle para presentar dicho recurso, Jiménez Aybar no ha ido ni una sola vez a ver a su defendido a la prisión de Teixeira (La Coruña), de ahí que la familia consultara con otros letrados qué hacer ante lo que consideran ya un engaño.
Les recomendaron denunciar la situación al Colegio de Abogados de Zaragoza, donde les han confirmado haber recibido por escrito la denuncia y estudiarán si se abre un expediente deontológico contra él. Si es así, deberá debatirse entre esta misma semana y la próxima en la Junta de miembros de dicho colegio.