César Román, más conocido como El Rey del Cachopo, que permanece en prisión preventiva como principal acusado en el asesinato y posterior descuartizamiento de su pareja, sostiene que una red mafiosa en la que participan policías corruptos terminó con la vida de su pareja.
El Cachopo no aportó un solo dato en su declaración ante la jueza que avale esa versión: ni un nombre, ni una dirección. Nada. La segunda declaración del principal sospechoso del crimen de la joven hondureña Heidi Paz en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 6 de Madrid se produjo el 22 de diciembre, dos días antes del arranque de las fiestas navideñas.
En el juzgado, Román aseguró en varias ocasiones que sufría amenazas desde hacía meses por parte de una mafia relacionada con la extorsión y el tráfico de drogas. Unas presiones que vendrían vinculadas a las obligaciones de pago que tanto él como su pareja habrían contraído con estos delincuentes. "Estoy preparando una carta para que puedan identificar y localizar a estas personas", explicaba el restaurantero, ahora en prisión preventiva.
Sin embargo, antes de entregar el documento, antes de aportar un solo dato concreto que sirva para avalar, aunque sea con un mínimo indicio su versión, Román solicitó a la jueza que los agentes garantizaran la seguridad de su familia, y en concreto de su única hija.
Un taxista y una tendera
Román asegura que no acudió a la Policía a denunciar esas supuestas amenazas por miedo, y que en fechas próximas a la desaparición de la joven recibió el aviso de que la iban a matar. Por el momento, no hay en la investigación indicio alguno de la existencia de estas amenazas: ni en las cámaras de seguridad ni en las comunicaciones de Heidi Paz ni en las del propio Román
En un momento de la declaración, el fiscal hizo notar una incongruencia. Si el investigado temía tanto por la vida de su hija, ¿por qué desapareció pese a estar buscado por la Justicia sin avisarla y sin tener contacto alguno con ella o con quienes se encargaban de cuidarla?
Fue entonces cuando Román alegó que su falta de denuncia ante las amenazas de muerte se debió a que, entre los miembros de la mafia que les buscaba, se encontrarían agentes de la Policía Nacional.
En otro momento de la declaración dijo que su pareja había sido amenazada de muerte en varias ocasiones. Y deslizó en varias ocasiones que la presunta mafia entró en contacto con él por medio de "los negocios" de su pareja, que tampoco detalló. Apuntó además que su pareja utilizaba en ocasiones teléfonos que estaban a su nombre.
El Cachopo está acusado de terminar con la vida de su pareja y descuartizarla después en una nave su propiedad, quemar rastros como sus prótesis mamarias y rociar el torso de la joven con sosa cáustica.
¿Una maleta con documentos?
Entre los principales testimonios en su contra se encuentra la declaración de un taxista que mantiene que le dejó delante de la nave industrial en la que días después apareció el cuerpo, con una maleta del mismo color y dimensiones que la que escondía el cadáver. Además, una tendera cercana a su casa declaró también haberle visto con la misma maleta.
Ante la jueza, Román explicó que ese día portaba una maleta, pero que era distinta a la que ocultaba el torso de la joven, y que en ella transportaba papeles, unos documentos que guardó en un local colindante que también había alquilado. Por el momento, en la investigación no aparece rastro alguno de esos documentos.
Los agentes encontraron una huella dactilar del principal sospechoso en uno de los botes de sosa tirados en la basura del inmueble donde apareció el cuerpo. El imputado reconoce que los tocó, pero mantiene que fue con anterioridad, tras colaborar en las labores de limpieza del inmueble una vez alquilado.
Para justificar el período que se mantuvo oculto en Zaragoza, el principal sospechoso asegura que, durante tres meses, la Policía dijo en los medios de comunicación que el torso aparecido en la nave no era el de su pareja.
Ante la magistrada de Violencia de Género aseguró también que él no era el único que tenía las llaves de la nave donde apareció el cuerpo de su pareja. Román asegura que ella también tenía llaves.