Se acabaron los nombramientos de altos cargos de la Judicatura por mayoría simple. El Consejo General del Poder Judicial, en prórroga de mandato desde el pasado diciembre, ha empezado a aplicar la reforma legal que recupera la regla de que el nombramiento de los altos cargos discrecionales de la carrera debe producirse por una mayoría de tres quintos, equivalente a los votos de 13 de los 21 miembros del órgano de gobierno de los jueces.
El cambio legal, aprobado por el Parlamento en diciembre, representa una contrarreforma al régimen de nombramientos judiciales promovido en 2013 por el Gobierno del PP y que ha regido hasta ahora, según el cual bastaba la mayoría simple de los miembros del CGPJ presentes para sacar adelante la elección de la cúpula judicial. El sistema se introdujo para evitar el bloqueo de los nombramientos que venía produciéndose cuando los grupos de vocales del Consejo eran incapaces de pactar, lo que ocurría con frecuencia.
Es difícil reunir una mayoría cualificada en el órgano de gobierno de los jueces, por lo que las posibilidades de bloqueo son altas. Pero la regla de la mayoría reforzada ofrece a un CGPJ en prórroga la ocasión de terminar su mandato aplicando una política de consenso al aspecto más delicado de sus competencias y el que más críticas ha suscitado: a quién hay que promover al Tribunal Supremo y a las presidencias de los Tribunales Superiores (las presidencias de las Audiencias Provinciales no han sido incluidas por el legislador en el nuevo requerimiento de mayoría cualificada).
Ningún grupo del actual CGPJ cuenta con 13 votos, ni siquiera el nombrado por el PP, que conforma una mayoría de 11 (12 si se suma al presidente, Carlos Lesmes). Los vocales que propuso el PSOE son 7, mientras que PNV e IU designaron a un vocal cada uno. No votan de forma monolítica: ha sido habitual el cruce de votos entre los grupos. Pero superar la barrera de los 13 votos no ha sido la norma. Por ejemplo, los últimos nombramientos, los de los presidentes de las Audiencias de Madrid y Zaragoza y el de una magistrada de la Sala Cuarta del Supremo, salieron adelante por 11, 10 y 12 votos, respectivamente.
Este jueves, sin embargo, el magistrado Celso Rodríguez Padrón ha sido elegido presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid por 14 votos y en primera votación. Se ha producido una amalgama en la que han confluido los votos de Lesmes, 6 vocales propuestos el PP, otros 6 por el PSOE y el propuesto por el PNV, Enrique Lucas. Gemma Gallego ha tenido cinco votos y Jesús Gavilán, uno. La vocal Concepción Sáez votó en blanco.
Rodríguez Padrón, de 56 años, es un prestigioso magistrado que fue secretario general del CGPJ entre 1999 y 2013: cuatro presidentes del Poder Judicial (Javier Delgado, Francisco Hernando, Carlos Dívar y Gonzalo Moliner) le mantuvieron en ese estratégico cargo, lo que da fe de su valía profesional.
Miembro de la carrera judicial desde 1988, en los últimos años ha sido portavoz de la mayoritaria Asociación Profesional de la Magistratura. Afable, trabajador y riguroso, desde 2013 ha estado en la Sección 23 de la Audiencia Provincial de Madrid. Una reciente inspección a este órgano reveló los asuntos que Rodríguez Padrón tiene pendientes de resolver: ninguno.