El 'juicio más importante de la democracia', como algunos lo han denominado, ha comenzado en la fecha fijada, con el ritual de siempre, sin estridencias. 250 periodistas de medios nacionales y extranjeros siguieron la primera jornada (en las otras dos no llegaron a 200), todo ello retransmitido a través de Internet de forma íntegra y en tiempo real. Dieciséis horas de debate sobre los hechos sucedidos en Cataluña en septiembre y octubre de 2017, que terminaron con la proclamación de la independencia por el Parlament y la aplicación del artículo 155 de la Constitución por el Estado.
Al salón de plenos del Tribunal Supremo accedió un centenar de familiares, informadores y políticos. Entre ellos, el presidente catalan, Quim Torra, ignorado de forma notoria por Junqueras.
1. Lesmes no accedió a una reunión con Torra
El presidente catalán no tuvo su mejor día en el Supremo. Fue saludado por la más alta autoridad judicial española, Carlos Lesmes, en un acto protocolario que duró entre diez y treinta segundos y no pudo ser más neutro.
Tras su llegada a la puerta principal del Palacio de Justicia, Torra fue conducido a la antesala del despacho del presidente, que salió acompañado del vicepresidente, Ángel Juanes, estrechó la mano del político catalán, le preguntó si pensaba asistir a la vista durante todo el día y le indicó que se había habilitado una dependencia para que la pudiera utilizar en los recesos.
Y se acabó. Lesmes había sido informado en la tarde del lunes de que Torra quería entrevistarse con él aprovechando su asistencia a la primera sesión de la vista pero el presidente del Tribunal Supremo no consideró procedente la reunión. Aquello no era una visita oficial sino una autoridad que quería presenciar un juicio.
2. El contraste de estrategias de defensa
Ha sido llamativa la diferencia de estrategias de defensa vistas hasta ahora. La renuncia de Junqueras a entrar en los hechos objeto de acusación, dedicando dos horas a un alegato político que sonó repetido y fuera de lugar en una sala de justicia, contrastó con la detallada declaración de Joaquim Forn, que no eludió el interrogatorio de los acusadores.
Sea cual sea la acogida que tenga en la sentencia, el planteamiento -jurídico- de Xavier Melero resulta de mucho mayor interés para la Sala que el de Andreu van del Eynde, que se limitó a sujetar el micrófono político de su cliente.
Suele decirse en el foro que existen dos clases de abogados: los buenos, que son los que conocen bien el caso, y los mejores, que son los que conocen bien al juez. Melero es de éstos.
3. El 'procés', ¿un 'fake'?
Claro que la estrategia del abogado del exconsejero de Interior tiene puntos vulnerables: hay que creerse que su cliente puede desdoblarse entre el consejero comprometido con la celebración del referéndum ilegal del 1-O y el jefe político de los Mossos que les dijo que impidieran la votación independentista.
El planteamiento de defensa de Forn pasa, además, por admitir que el proceso soberanista fue un enorme fake. Todo en el 'procés' fue falso: no se cumplieron las leyes de referéndum ni de transitoriedad, la declaración unilateral de independencia no pasó de ser una manifestación política sin efecto jurídico alguno, esa parte de la resolución parlamentaria no se votó, tampoco se publicó en el Diario Oficial de la Generalitat... En fin, una travesura sin consecuencias.
Esto puede ser decepcionante para la grey independentista. Pero, en lo que importa al proceso penal, en el que Forn se juega 16 años de cárcel, deja en el tejado de las acusaciones demostrar que ser un impostor es un delito. O bien que el 'procés' no fue un 'fake' y que la DUI fue un acto consumado de ruptura del orden constitucional.
4. Superando mantras
Tanto insistir en el uso del catalán por los acusados -Van den Eynden y Jordi Pina anudaron esta exigencia al propio derecho de defensa- para acabar hablando en castellano. El catalán ha sido una de las invocaciones recurrentes: se ha planteado hasta la saciedad en escritos de las defensas, en la vista del artículo de previo pronunciamiento, en el debate de cuestiones previas... Pero optar por una lengua que entienden millones de ciudadanos en todo el mundo, y sobre todo el tribunal, ha sido una opción inteligente por parte de Junqueras y Forn.
Tampoco ha habido cuestión por los lazos amarillos. El presidente del tribunal, Manuel Marchena, cortocircuitó el intento de Vox de que el símbolo de los 'presos políticos' se convirtiera en objeto de polémica y lo hizo con tal alarde de argumentos jurídicos que los letrados del partido enmudecieron.
5. ¿Qué aporta Vox?
No fue el único varapalo que ha recibido Vox a lo largo de la primera semana de juicio. Personada como única acción popular (una personación que el juez instructor, Pablo Llarena, no podía impedir, aunque la retrasó durante semanas), el principal mensaje que los abogados de Vox han recibido es que, a tenor del escrito de acusación que han presentado, su imputación a los acusados de un delito de organización criminal "tiene problemas desde la perspectiva de soporte fáctico", advirtió el jueves el presidente del tribunal. En otras palabras, que la única aportación original que hace al proceso la acusación que ejerce Vox (ni la Fiscalía ni la Abogacía del Estado acusan por organización criminal) probablemente no esté bien planteada.
Tampoco prosperó la pretensión de Vox de leer en alto el interrogatorio que hubiera hecho a Junqueras. El tribunal no quiso darle un altavoz para que lanzara, una tras otra, sus preguntas incriminatorias frente al legítimo silencio del acusado.
6. La abogada del Estado, interrumpida por Marchena
Sorprendió la poco afortunada intervención de la representante de la Abogacía del Estado, Rosa Seoane, en la contestación a las cuestiones previas planteadas por los acusados y su deslavazado interrogatorio a Forn, que Marchena tuvo que interrumpir en varias ocasiones ("otra pregunta"). La actuación que Rosa Seoane ha tenido hasta ahora en la vista hace dudar de que controle una causa de la complejidad del 'procés', a la que ha llegado tardíamente desde su cargo de secretaria general de Adif, tras la depuración de su antecesor, Edmundo Bal.
7. Las elecciones no pararán el juicio
El juicio del 'procés' será el primero de la historia que se celebrará en el Tribunal Supremo durante una campaña electoral. Con nueve personas del banquillo en prisión provisional, la Sala no está dispuesta a suspender a vista por la convocatoria anticipada de elecciones, una circunstancia que no está prevista en la ley como causa de paralización de un juicio.