El juez Manuel Penalva, que instruyó el mayor caso de corrupción de la isla de Mallorca, el caso Cursach, y fue apartado de éste en marzo del año pasado, atribuyó a un policía local de Palma investigado unos insultos contra el fiscal y la jueza que éste no pronunció, según denuncia. En concreto, escribió en uno de sus autos que el agente había dicho: "Vais a conseguir que con la pistola haga una tontería contra el mariconazo del fiscal y la hija de puta de la juez", refiriéndose a la anterior instructora de la causa y al fiscal anticorrupción Jaime Garau.
En la lucha ya conocida entre el juez, parte de los policías locales acusados y el abogado Vicente Campaner que los representa, éstos presentaron una querella el pasado 15 de enero contra Penalva (todavía en el juzgado de instrucción número 12 de Palma) por presuntos delitos de falsedad documental y prevaricación judicial por unos hechos relativos a julio de 2015, cuando el juez todavía instruía el caso. Una querella que ha sido rechazada por la Audiencia de Baleares en un auto del que se extrae, por otra parte, que el juez pudo inventarse unas palabras e inflar así el auto, hechos que los magistrados de la Audiencia no consideran que deban ser castigados penalmente.
Precisamente el juez Penalva fue apartado del caso por apariencia de parcialiad, pues se dirigió a una de las testigos protegidos del caso en un mensaje instantáneo de móvil en el que llamó "hijos de puta" a algunos de los investigados.
Explotó contra sus compañeros
Según denuncia el policía acusado de pertenecer a la presunta "organización criminal" creada alrededor del magnate de la noche mallorquina Tolo Cursach, el 6 de julio de 2015 el diario Última Hora publicó que varios miembros de la Policía Local de Palma imputados en la causa principal habían incumplido medidas cautelares.
El imputado Carlos Vallecillo se dio por aludido en dicha información y consideró que sólo la podían haber filtrado sus compañeros del cuartel de San Fernando de Palma. Sabiendo que los mandos de dicha comisaría tenían una reunión, como todos los lunes, se plantó allí y gritó a los presentes que "parecía que alguien estaba buscando que perdiera la cabeza para que cogiera la pistola y cometiera una tontería que le llevara a pasar 20 años en la cárcel".
La Jefatura de la Policía inició un expediente disciplinario e informó a la Fiscalía de la situación. Se incoaron diligencias y se tomó declaración a todos los testigos de la situación. Ninguno de ellos, según la defensa de Vallecillo, dijo que éste hubiera mencionado ni amenazado a nadie en concreto.
A pesar de ello, dos meses y medio después el juez Penalva dictó un auto por el que enviaba a prisión a otros cinco investigados e incluyó en la motivación la frase del querellante insultando a la jueza y al fiscal. Una frase que calcó en otros autos para prorrogar el secreto de sumario o para enviar a prisión provisional a otros imputados.
La Audiencia de Baleares considera que la escena protagonizada por el policía existió, porque él mismo la ha contado en su querella. No cuestiona que el imputado lanzara la amenaza sin citar a nadie en concreto, a diferencia de lo que plasmó el juez, pero considera que para que haya un delito de prevaricación haría falta que Penalva hubiera dictado una resolución arbitraria y en este caso no se ha dictado. Por eso, rechazan la querella a pesar de que el instructor sí pudo alterar dichas palabras.