Las defensas de los acusados en el juicio por la secesión unilateral de Cataluña no han logrado que el tribunal cambie su criterio de no exhibir a los testigos, en concreto a los guardias civiles citados a declarar esta semana y la próxima, los vídeos de sus intervenciones en los registros que se llevaron a cabo en varias Consejerías el 20 de septiembre de 2017 y durante la jornada del referéndum ilegal del 1 de octubre.
Cuatro de los defensores presentaron entre el viernes y el lunes escritos en los que alegan "indefensión" por el régimen de interrogatorio de testigos establecido por la Sala y reclaman la exhibición de imágenes cuando sea precisa la "confrontación de un testimonio con la realidad grabada", esto es, cuando consideren que el guardia civil declara de modo contrario a lo que reflejan los vídeos aportados al procedimiento sobre las concentraciones y movilizaciones, la actuación de los Mossos d'Esquadra o los enfrentamientos violentos en los centros de votación.
El presidente de la Sala, Manuel Marchena, ha dado a esos escritos un público 'acuse de recibo' este martes pidiendo a los letrados que no intenten hacer un "juicio por escrito" en paralelo a una vista oral que goza de la garantía esencial de la publicidad.
Ha ocurrido durante la última de las -cada vez más frecuentes- confrontaciones entre los defensores y Marchena. De nuevo la abogada de Jordi Cuixart, Marina Roig, ha intentado ignorar el reiterado criterio de la Sala sobre la improcedencia de exhibir imágenes a los testigos pidiendo que se mostrara a un sargento de la Guardia Civil la concentración que hubo el 20S en el Departamento de Exteriores con motivo de un registro judicial.
El testigo acababa de describir la "crispación" y la "rabia" de la gente, que incluso "intentó sustraer" a un detenido cuando era introducido en el coche policial. El vehículo en el que se desalojó a la secretaria judicial fue zarandeado y golpeado en medio de insultos y lanzamiento de botellas. "La secretaria judicial comenzó a llorar. Estaba horrorizada, con las manos en la cabeza", dijo.
Mientras, los mossos "miraban", dijo el sargento, que cifró en ocho el número de agentes de la Policía autonómica que estaba allí "cuando yo me fui". El testigo negó que los mossos formaran un pasillo para permitir la salida de los coches policiales, en contra de lo que indicaba Roig.
"A lo mejor me estoy volviendo un poco loca, pero el escrito de acusación de la Fiscalía viene acompañado de unos vídeos en los que aparecen una veintena de mossos", dijo la letrada.
Como era previsible, el presidente la cortó para recordarle el "criterio unánime de la Sala, no es una extravagancia del presidente" de que las grabaciones se verán "en su momento", en la fase documental del juicio.
"Veremos el video en el que usted cuestiona la la versión del declarante. Vamos a ver todos los videos que consideren indispensables para conocer el alcance de los hechos. Pero un careo entre el testigo y el video no tiene ningún sostén en la Ley de Enjuiciamiento Criminal", explicó por enésima vez Marchena, sometido a continuas interrupciones y disputas por parte de algunas defensas.
Roig insistía en su protesta. "No, señoría, considero que nos genera indefensión no poder ver esos vídeos". "Para la normal llevanza de este juicio no podemos entrar en discusión usted y yo", indicó el presidente. "Pues que conste mi protesta", reiteró la abogada. "Consta la protesta y además los cuatro escritos que han presentado", zanjó Marchena. "Con el tema de los videos hemos terminado".