La defensa intenta sortear la condena por rebelión o sedición sugiriendo que la DUI fue una estafa
"El Govern de Puigdemont hizo todo lo posible para ceder el poder al Estado", asegura el abogado de Forn. "El 28 de octubre fuimos a trabajar tranquilamente", dice el de Sànchez.
11 junio, 2019 22:10Ni rebelión ni sedición. Lo que ocurrió en Cataluña en el otoño de 2017 fueron "protestas" y "manifestaciones" de ciudadanos "indignados" por la falta de respuestas políticas y que actuaron amparados en el ejercicio de derechos fundamentales. La Fiscalía "no ha sido capaz de probar ni una violencia leve" y los únicos actos de fuerza fueron los de "algunos funcionarios policiales -no todos- que no supieron estar a la altura".
Los abogados de los acusados de promover la secesión unilateral de Cataluña han desplegado este martes, primer día de sus informes finales ante la Sala Penal del Supremo, las líneas maestras de defensa, que pasan por asumir la comisión de un delito de desobediencia al Tribunal Constitucional por la celebración del 1-O. Sería para ellas un auténtico triunfo: es el delito por el que fueron condenados a inhabilitación el expresidente Artur Mas y tres de sus consejeros por la votación del 9N, que no estuvo precedida de la aprobación de leyes de ruptura ni seguida por la declaración unilateral de independencia (DUI) declarada el 27 de octubre por el Parlamento catalán.
Ahora se trata de rebajar la trascendencia de los pasos dados. "El 1-O tenemos un referéndum sin validez jurídica", dijo Andreu van den Eynde, defensor de Oriol Junqueras y Raül Romeva. "El 27 de octubre has separado a Cataluña de España, dice la acusación. Debería haber algarabía, desórdenes, asaltos...No. El 28 fuimos todos a trabajar tranquilamente", manifestó Jordi Pina, defensor de Jordi Turull, Josep Rull y Jordi Sànchez.
Lo sintetizó en una brillante intervención técnico-jurídica el defensor de Joaquim Forn, Javier Melero: "El Gobierno de la Generalitat no tenía capacidad para imponer por la fuerza ningún marco normativo. El Govern no sólo no cortó las amarras con el Estado y retuvo el poder sino que hizo todo lo posible para ceder ese poder, para abandonarlo, para ponerlo a disposición del Estado el día 27 de octubre sin la menor resistencia. Los únicos actos concluyentes acreditados en documentos oficiales del Parlamento de Cataluña son actos de abandono del poder" tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
Más aún, añadió Melero, el Govern de Puigdemont "incumplió sistemáticamente el contenido de las leyes de desconexión [la ley de referéndum y la ley de transitoriedad jurídica, aprobadas el 6 de septiembre] para que nada de lo que hiciera tuviera validez normativa ni desde el punto de vista de su propia legalidad republicana".
"Incumple la proclamación de resultados del referéndum, incumple la proclamación de independencia, vota la declaración elaborada por unos diputados en un local ignoto, nadie dice nada, nadie vota nada y todo el mundo se va a su casa. No se arría la bandera española, no se comunica nada al cuerpo diplomático, no se dictan decretos ni leyes de desarrollo y todo el mundo se adapta al 155. Hubo una renuncia voluntaria, el Gobierno no efectuó ninguna declaración de independencia".
En definitiva: mejor quedar como 'estafadores' de cara al movimiento independentista ("sé que a alguien puede molestarle esta versión de los hechos", dijo Melero) que una condena por rebelión o sedición.
Melero escogió un final literario: "Sus señorías deben conocer una película, Amanece que no es poco, filmada en tres hermosos pueblos de Albacete, en la que había un guardia civil, el catalán Sazatornil, que decía que el mayor problema de orden público que se podía producir era criticar a William Faulkner porque allí eran todos fanáticos de Luz de agosto. Pues eso espero que reconstruyamos: una España en la que sólo discutamos por William Faulkner".
Pina, que hizo una encendida defensa del talante pacífico de sus clientes e interpretó la gravedad de las penas que se piden contra ellos por el deseo del Estado de "dar un escarmiento", terminó emocionado: "Ha sido un honor defenderos y, sea cual sea la sentencia, podéis estar bien tranquilos, sois gente de paz", dijo en catalán.
Van den Eynde pidió al Supremo que "devolviera la pelota a la política". "Cuando no hay negociación y no hay política, hay protesta e indignación", sostuvo. "Estamos ahí, con la mano tendida, para solucionar este conflicto. Esto es lo que esta sentencia tendría que ser: la sentencia que resuelva conflictos".