En agosto de 2013 Pedro J. Ramírez, director de EL ESPAÑOL y entonces director del diario El Mundo denunció que estaba siendo "seguido y vigilado" por el Gobierno con motivo de las informaciones que estaba publicando y que comprometían al entonces presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy.
Fue en una entrevista a Las Mañanas de Cuatro donde Ramírez pidió al Gobierno y a su presidente "que haga el favor de desmontar el mecanismo de vigilancia y seguimiento policial que está organizado en torno a mi persona, a mi domicilio, a los restaurantes a los que yo acudo y que está limitando mi capacidad de movimientos y me hace sentir también limitado en el ejercicio de mi derecho a la información".
Aquellas palabras se confirmaron en noviembre de 2015, cuando Esteban Urreiztieta y Daniel Montero publicaron en este periódico la primera entrega de la operación Kitchen. Informaban entonces de las facciones enfrentadas dentro de la Policía Nacional y de la operación urdida para apoderarse de forma ilegal de una serie de documentación que los Bárcenas no habían entregado a la Justicia.
Todo esto queda hoy negro sobre blanco en el procedimiento judicial que investiga los papeles de Bárcenas y al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. En él se desgranan las conversaciones entre el comisario José Manuel Villarejo y el que era su informante y chófer del extesorero del Partido Popular (PP) Luis Bárcenas, Sergio Javier Ríos Esgueva ('El Cocinero' de la operación Kitchen).
Entre la documentación a la que ha tenido acceso este periódico aparecen registradas cenas que mantuvo Pedro J. Ramírez con Rosalía Iglesias y Guillermo Bárcenas Iglesias, el domicilio del director de EL ESPAÑOL y encuentros que se produjeron en otras residencias.
Este diario ha comprobado que en el operativo de vigilancia policial se incluyen datos exactos de la cena que Ramírez mantuvo con la mujer de Luis Bárcenas y su hijo Guillermo, que se produjo en el restaurante Nimú, en la calle Goya de Madrid. También aparece reflejado un supuesto encuentro de un motorista con Guillermo Bárcenas en una gasolinera para facilitarle "una serie de documentos que en la cena podría haber pasado a Pedro J. Ramírez". Y figura claramente identificada la dirección del domicilio anterior de Ramírez en el Paseo de la Castellana, además de residencias de terceras personas.
El procedimiento judicial revela que Sergio Javier Ríos Esgueva, exchófer de Bárcenas y actualmente policía ('El Cocinero'), informa a Villarejo (al que se refiere indistintamente como 'Tony' o 'Tomy') acerca de diferentes datos relevantes del extesorero del PP y su mujer, Rosalía Iglesias (contactos con periodistas, justificación de ingresos mediante compraventa de cuadros, existencia de documentos y grabaciones comprometedoras para diferentes dirigentes del PP, etc.), advirtiéndose el interés de Villarejo en tratar de conocer el lugar donde pudiera guardar Bárcenas aquellos documentos y grabaciones comprometedoras para altos cargos del PP, entre los que citan a Javier Arenas, María Dolores de Cospedal o Mariano Rajoy.
Según recoge la documentación, Villarejo solicita en varias ocasiones a Sergio que trate de obtener los números de teléfono de ciertos terminales de seguridad que emplearían Bárcenas y su círculo más inmediato. A cambio de la información, el comisario entrega a su informante 2.000 euros que parecen corresponder al pago de una mensualidad y cuya entrega documentan por escrito.
Además, los documentos a los que ha tenido acceso este periódico señalan que Ríos Esgueva también actuaría como informador de una tercera persona, el policía Andrés Gómez Gordo, apodado 'Andy', que estaría vinculado a la entonces Secretaria General del PP, María Dolores De Cospedal.
En los extractos de la conversación entre Villarejo y Sergio se hace alusión a la trama Gürtel, a los supuestos movimientos de Bárcenas para blanquear dinero y a las conversaciones que tanto el extesorero como Rosalía Iglesias pudieran mantener con personalidades de su entorno, incluidas llamadas a periodistas como Pedro J. Ramírez, que en julio de 2013 publicó sus famosas Cuatro horas con Bárcenas.
Villarejo insiste en la necesidad de hacerse con los teléfonos que el extesorero del PP y su mujer utilizan para comunicarse. Y su informante le dice lo siguiente: "Nada, de hecho, hay uno que es el del Pedro J. se ha apagado y no sabe el pit (hablan a la vez) y por eso el otro está como un hijo puta y esta dice, "llamaba tanto y ya no es cargo ni nada que, y claro ya me manda un mensaje y...".
El comisario presiona a su informante en varias ocasiones para conocer los movimientos de Bárcenas, incluidas sus conversaciones con Rajoy, a lo que Sergio contesta: "Vale, vale, vale. No, te lo digo porque...para decírtelo en persona, ¿sabes? Lo que han visto éstos ya han mordido y el que yo creo que ha debido escuchar la conversación, o le ha debido decir Don Luis, esto, esto y esto es a Raúl del Pozo, ¡punto! Que es el tercer hombre famoso, porque yo creo que Pedro J. ni ha escuchado la conversación".
En el procedimiento se recoge un momento en el que Villarejo interpela al que fuera Director Adjunto de la Policía Nacional, Eugenio Pino, a quien solicita una entrevista para darle cuenta de la información facilitada por 'El Cocinero' en relación a los contactos que viene estableciendo la 'Señora', en alusión a Rosalía Iglesias.
En su conversación con Pino, Villarejo le confía lo siguiente: "Ah bueno, pues yo mañana me paso y te comento.... Dos cosas que te quería decir, una, que, que me dice 'El Cocinero' que, que la, 'La Señora' lleva varios días reuniéndose con mucha gente ahí... En esto, en el despacho del abogado, ¿sabes? y que y que además ayer, ayer estuvo dos horas con Pedro J. eh, en su casa".
En la documentación a la que ha tenido acceso este periódico -tercera imagen de la información-, figura el domicilio de Pedro J. -al que Villarejo se refiere en una de las grabaciones como 'el Tirantes'- como también el de Verónica Patiño, tratándose sin embargo de viviendas diferentes de la misma dirección. Fue en la de Patiño, eso sí, donde el periodista, reflejan los seguimientos, se reunió con Rosalía Iglesias.
Todos estos documentos vendrían a corroborar el espionaje al director de EL ESPAÑOL, que Ramírez ya había denunciado en 2013 y que hoy, siete años después, queda fehacientemente acreditado.
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