Enrique Tenreiro, el artista coruñés que roció con pintura en octubre de 2018 la tumba de Francisco Franco, sobre la que pintó una paloma y el lema Por la libertad, ha defendido este viernes ante el juez que el motivo de su acción fue protestar por la presencia de los restos del dictador en un mausoleo "dedicado a los caídos de la Guerra Civil".
A juicio de Tenreiro, la tumba de Franco en dicho emplazamiento, durante la democracia, suponía un "anacronismo absoluto". "Nunca jamás lo habría hecho en una lápida cualquiera, pero al ser la lápida de un dictador, creo que está justificado", ha declarado durante el juicio oral que se ha celebrado ante el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Madrid.
En la sala, el performer y escultor gallego también ha declarado, a preguntas de la Fiscalía, que "jamás" tuvo intención de interrumpir la misa que iba a comenzar unos minutos después de su acción reivindicativa, a la cual ha definido como un acto "por la reconciliación de todos los españoles".
"He ido a colegio de curas toda mi vida y tengo respeto por la Iglesia", ha añadido. "Me enteré de que había misa cuando vi a los curas; no lo sabía antes", ha apostillado Tenreiro a preguntas de su abogado, Iván Núñez Amor.
"Si yo hubiera querido interrumpir una misa, me hubiera sentado en un banco y la habría interrumpido", ha respondido, tras comparar el estatus de la tumba de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, "que está dentro del espacio de culto, y tiene derecho a estar ahí, porque él sí es un caído de la guerra", con la de Franco.
Pena de cárcel
Como ya informó este diario, la Fiscalía solicita para Enrique Tenreiro un año de prisión por un supuesto delito contra la libertad de conciencia, alegando que su acción de protesta sí interrumpió el culto en la Basílica del mausoleo, que comenzaría instantes después de la performance. Por su parte, la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos, como acusación particular, pide dos años y cinco meses de cárcel, añadiendo en su escrito el delito de profanación (artículo 526 del Código Penal).
Durante la vista, el artista ha narrado que decidió "unos días antes" de los hechos que iba a ejecutar la protesta, en pleno debate sobre la pertinencia de trasladar los restos mortales del dictador. Algo que sucedería, finalmente, en octubre de 2019. "Mi abuelo era coronel de Franco y no tengo nada contra él [contra Franco]", ha defendido Tenreiro. "El otro era republicano y casi lo fusilan", ha contado, instando a la "reconciliación de todos los españoles".
Asimismo, el también escultor ha recordado que usó una pintura lavable para evitar causar daños en la lápida y que, tras su acción, manifestó al personal del Valle de los Caídos que, frotándola con agua, no tardaría en desaparecer.
Testigos
Por su parte, Santiago Cantera, uno de los monjes benedictinos presentes en el interior de la Basílica durante la acción de protesta y prior de la Abadía del Valle, interrogado como testigo, ha asegurado que se dirigía, junto a un grupo de sacerdotes y monaguillos, al Altar Mayor de la Basílica mientras se desarrollaba la performance de Tenreiro.
"Habíamos iniciado la marcha hacia el altar y se oyó un ruido, una voz, y detuvimos la procesión. Fue cuando vimos que había una persona haciendo una pintura y yo me acerqué a la zona", ha relatado, rememorando aquella mañana de octubre de 2018.
Según ha valorado, "haber salido de la sacristía" para recorrer la nave central camino del altar supone dar por iniciado el rito religioso. Cuando se producen los hechos juzgados, ha explicado, "ya habíamos empezado la procesión, pero no las palabras iniciales de la misa".
El benedictino, a preguntas de la Fiscalía, ha recordado que existe un letrero, a la entrada del recinto del Valle de los Caídos, que informa de los horarios de misa y otro en las puertas de la Basílica.
Debido a la protesta de Tenreiro, la misa se pospuso, mientras se limpiaba la lápida, y la Eucaristía debió ser "reanudada" unos minutos más tarde, de acuerdo con el relato de Cantera. Durante una jornada, mientras se efectuaban las labores de limpieza, se suspendieron las visitas al templo.
La tumba de Franco, según la ha calificado el monje, suponía uno de los principales atractivos turísticos del recinto.
Otro de los testigos llamados por el tribunal —un feligrés que acudió al templo a rezar y a asistir a la Eucaristía— ha declarado que vio a Tenreiro "enguarrinando" la lápida y le escuchó gritar: "¡Por la libertad y por la reconciliación!", antes de que varios operarios de seguridad le retirasen la pintura roja y le expulsasen del recinto.
"Me dirigí al pintor y le dije que eso era una marranada", ha narrado el testigo, quien ha reconocido que "aún no había empezado la misa, pero ya había un sacerdote preparando los usos en el altar".
"España no se podía reconciliar"
Entrevistado por EL ESPAÑOL minutos antes de la vista, Enrique Tenreiro ha expuesto, "con toda humildad", que este viernes supone "un día importante para la Historia de España" y ha defendido su performance, calificándola como una "crítica para demostrar que no está bien que, en democracia, haya un mausoleo para los caídos de la guerra [la Guerra Civil] en el que estuviese la tumba de un dictador, que ni siquiera fue un caído durante el conflicto".
"Este país no se podía reconciliar con esta tumba ahí", ha añadido antes de entrar a la Audiencia y tras negar que su acción interrumpiese la Eucaristía. "Yo ni sabía que iba a haber una misa; en todo caso, la acción se produjo antes. Como artista, sabía que me estaba jugando mi libertad", ha resumido.
Consultado por otra de las peticiones de la Fiscalía —que el acusado indemnice con 833 euros, por los daños y perjuicios causados, a Patrimonio Nacional del Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial—, el artista ha reconocido que, en los días posteriores a su protesta, aumentaron sustancialmente las visitas al Valle de los Caídos, en comparación con el octubre del año previo. El caso ha quedado visto para sentencia.