Juan Carlos I gastó 95.000 € de dinero opaco en terapia de rejuvenecimiento en la Clínica DeSánchez
El rey hizo operaciones de inversión en valores estadounidenses y británicos antes de regalar a Corinna Larsen todos los fondos escondidos en Suiza.
4 marzo, 2022 03:23Noticias relacionadas
Juan Carlos I se gastó 95.365,75 euros en servicios prestados durante 2017 y 2018 por la Clínica DeSánchez, especializada en medicina antiedad y tratamientos de longevidad saludable, según figura en la investigación desarrollada por la Fiscalía sobre los ingresos que tuvo el rey emérito y no declaró a Hacienda.
La cifra y su destino aparecen en esa investigación por dos razones: porque esos fondos no procedían del patrimonio legal de Juan Carlos I, sino que fue Allen Sanginés-Krause el que abonó las prestaciones del doctor Manuel Sánchez al exjefe del Estado, y porque éste los ocultó al fisco español.
El motivo por el que el empresario británico-mexicano hizo esos pagos es desconocido, pero la Fiscalía ha concluido que "no hay constancia de contraprestación alguna a estas transferencias". "Se trata", afirma, " de actos unilaterales [de Sanginés] efectuados a título lucrativo y, por tanto, [son] donaciones sujetas al impuesto de sucesiones y donaciones".
Juan Carlos de Borbón no declaró en su momento a Hacienda las donaciones de Sanginés, que no sólo pagó los tratamientos antiaging del rey emérito sino otros gastos por un importe total de 1.083.645,66 euros entre marzo de 2016 y febrero de 2019.
Las transferencias no fueron directamente al emérito, sino que se canalizaron a través del coronel Nicolás Murga. El ayudante de campo de la Casa del Rey actuó de pantalla durante todos esos años.
Más de medio millón de euros (516.606,32 €) de Sanginés se emplearon en sufragar "gastos personales de Juan Carlos de Borbón o de personas relacionadas con él por tratarse de familiares o allegados", indica la Fiscalía.
Otros 472.000 euros se destinaron a pagar a la empresa Viajes El Corte Inglés distintos desplazamientos del emérito y sus familiares.
Finalmente, cerca de 100.000 euros sirvieron para financiar los servicios prestados por la Clínica DeSánchez, un centro de Barcelona dirigido por el doctor Manuel Sánchez, que lleva tratando a Don Juan Carlos desde la década de los 2000.
La relación entre ambos trascendió a la prensa en diciembre de 2019, cuando el rey emérito hizo una visita a la clínica, situada en un palacete modernista a pie de la Ronda de Dalt. Don Juan Carlos, que se fotografió con el personal del centro médico, se había sometido cuatro meses antes a una operación de implantación de un triple bypass aortocoronario en el hospital Quirón Salud de Madrid.
Alerta del Sepblac
El último pago procedente de Sanginés que ha sido detectado en la investigación se produjo sólo dos meses antes de que la Fiscalía Anticorrupción abriera en abril de 2019 unas diligencias a raíz de un informe de inteligencia financiera del Sepblac, el servicio de prevención del blanqueo de capitales.
El Sepblac alertó a la Fiscalía sobre seis transferencias por importe de 270.000 euros realizadas por Sanginés a favor de Murga por conceptos como "pago de facturas" o "gastos ordinarios". El Sepblac identificó al empresario como amigo de Juan Carlos de Borbón y al coronel como ayudante de campo.
La investigación de la Fiscalía Anticorrupción pasó a la Fiscalía del Supremo el 5 de noviembre de 2020, notificándose entonces la existencia de las pesquisas al abogado de Juan Carlos I, Javier Sánchez-Junco.
Un mes después, el 9 de diciembre de 2020, el rey emérito regularizó las donaciones de Sanginés, pagando a la Dirección General de Tributos de la Comunidad de Madrid 678.393,72 euros.
Esa regularización, que la Fiscalía considera completa, ha sido determinante para el archivo de las diligencias sin consecuencias penales para el rey emérito.
Inversión en valores extranjeros
Los de Sanginés no fueron los únicos regalos recibidos por el emérito y ocultados a Hacienda.
La Fundación Zagatka, constituida por su primo Álvaro de Orleans-Borbón, le pagó vueltos por importe de 8 millones de euros entre 2014 y 2918. Estos fondos también fueron regularizados, con el pago de 4,4 millones de euros en febrero de 2021.
Y el propio rey Juan Carlos fue beneficiario de estructuras financieras opacas constituidas en el extranjero: los trust Tartessos y Hereu en el paraíso fiscal de Jersey, donde guardó 10,2 millones de euros a finales de los años 90 y hasta 2004, y la fundación panameña Lucum, creada en julio de 2008 para recibir un gift de 65 millones de euros del rey saudí Abdalá.
El motivo de este regalo también se ignora. Existen "sospechas" de que los 65 millones de euros serían una comisión vinculada a la adjudicación del tren AVE Medina-La Meca a un consorcio de empresas hispano-saudí. Pero "los indicios son extraordinariamente débiles" y "del todo inidóneos para el ejercicio de una acción penal", sostiene la Fiscalía.
La Fundación Lucum abrió una primera cuenta en el banco Mirabaud de Ginebra en agosto de 2008, donde el día 8 se recibieron los 65 millones. Era un "importe enviado por el rey Abdalá de Arabia Saudí como regalo según la tradición saudí de cara a otras monarquías", anotó la entidad bancaria en la ficha en la que describió el origen del ingreso.
A partir de esa fecha se llevaron a cabo diversos movimientos correspondientes a depósitos a plazo y operaciones de inversión en renta fija, que se prolongaron hasta 2012.
La Fundación Lucum tuvo otras tres cuentas: una abierta en octubre de 2008 para obtener dinero en efectivo y hacer inversiones en renta variable; otra abierta en abril de 2010 para ingresar otro gift del sultán de Barhein de 1,4 millones de euros, que fueron invertidos en valores estadounidenses; y la última abierta en noviembre de 2011 para realizar inversiones con valores británicos.
El rey de España cerró la Fundación Lucum en 2012 y transfirió todo el dinero a su amante Corinna Larsen. En ese momento el valor de la cartera de valores de Juan Carlos de Borbón era de 52.749.390,84 euros, 3.778.983,89 francos suizos y 14.493.993,26 dólares.
Hacienda no tuvo conocimiento de ese patrimonio durante todo el tiempo en que permaneció bajo el dominio del rey Juan Carlos en Suiza (2008-2012). La prescripción de los eventuales delitos fiscales y el hecho de que esta irregular conducta esté cubierta por la inviolabilidad que tenía por ser jefe de Estado han abocado al archivo la investigación de la Fiscalía.