La Fiscalía ha reducido la pena de cárcel que solicita para Manuel Murillo, el acusado que fanfarroneó con asesinar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al descartar la agravante de discriminación ideológica. Así lo ha anunciado el fiscal en la segunda sesión del juicio contra Murillo, celebrada este martes en la Audiencia Nacional. En un inicio, el Ministerio Público pedía para él más de 18 años de prisión.
La vista ha estado dedicada casi en exclusiva a que una decena de peritos analicen minuciosamente el arsenal que los Mossos d'Esquadra encontraron en el domicilio de Manuel Murillo cuando le detuvieron en 2018. Como ya avanzó este diario, su defensa se ha basado en los informes que constatan que nunca tuvo ni intención ni medios para cometer el magnicidio.
Uno de los peritos, propuesto por su letrado, ha asegurado que el fusil militar Cetme que los investigadores hallaron en su vivienda hubiera sido "incapaz de alcanzar un blanco concreto" y "no funcionaba por un problema en el cañón".
"Dudo muchísimo que alcanzase un blanco concreto. Yo, que he sido tirador, tendría que realizar muchos disparos para poder encauzar la mira", ha añadido.
Varios peritos han señalado la "considerable" desviación del arma, que fue modificada por el propio Murillo. "Se le soldó un cañón y se soldó mal", ha añadido otro de ellos al analizar este arma de guerra de uso militar.
Tras haber detenido a Manuel Murillo a finales de 2018, los Mossos constataron también que el Cetme no funcionaba en modo automático. Es decir, el sistema que permite apretar el gatillo y que los proyectiles se disparen como una ráfaga estaba inutilizado.
No obstante, los agentes encontraron en el domicilio y el vehículo de Manuel más armamento. La Fiscalía también acusa a Murillo del delito de depósito de armas de guerra. Algunas de ellas funcionaban correctamente, como varios revólveres también modificados y una escopeta recortada. Así lo han ratificado este martes los autores del informe policial.
Una cerbatana de dardos, perfeccionada con aire comprimido —denominada coloquialmente lanzapatatas—, era incapaz de disparar con la potencia prevista, ya que tenía una fuga de aire. "Pero el sistema funcionaba bien", ha asegurado en la Sala uno de los expertos de los Mossos.
La Policía catalana también requisó a Manuel Murillo una ballesta de fabricación casera con flechas artesanas, con puntas de aluminio. "Se usó una vez [en dependencias policiales] y, a la siguiente, uno de los cables se rompió por la tensión, que era muy fuerte", ha indicado otro experto policial. "Un Winchester nos llegó desmontado y con piezas rotas; no funcionaba", ha añadido.
Diversa munición, flechas y dardos, varios rifles, silenciadores, escopetas, revólveres... Una a una, hasta más de 20 armas, los diversos especialistas han analizado el asenal de Murillo. Los expertos de los Mossos han llegado a empuñar y mostrar el fusil militar Cetme, frente al tribunal, para explicar su diseño y funcionamiento. Su conclusión ha sido clara y rotunda: "[Estas armas] no están permitidas legalmente. Excepto el Cetme, son armas prohibidas, porque tienen modificaciones sustanciales de sus elementos". Otra parte del material que requisaron sí está reglamentado.
El explosivo casero
Uno de los peritos de la defensa también ha tachado de "muy chapucero" el método de fabricación del artefacto explosivo encontrado en casa de Murillo. "No veo ese petardo explotando de ninguna manera; no hubiera explotado jamás", ha dicho. José Jiménez Planelles, instructor de operaciones y experto en armamento, y criminalista forense, tampoco cree que dicho artilugio pudiese explosionar.
Según aseguró el pasado 15 de marzo Murillo, en la primera sesión del juicio, este petardo casero es, en realidad, un cucurucho de cartón, donde fue arrojando los restos de pólvora sobrantes cuando fabricaba munición para sus armas, en el altillo de su vivienda de Tarrasa. Recogió incluso la que se vertió al suelo. Y tan seguro estaba de su escaso peligro, que lo tenía guardado en su mesilla de noche.
El artefacto está fabricado con papel kraft, con un tapón de corcho en un extremo. Todo ello, unido con celofán y dotado con la mecha de una vela. El informe policial que consignó su hallazgo lo denomina IED, que son las siglas con las que, en inglés, se denomina a los "artefactos explosivos improvisados".
Por contra, un experto de los Mossos d'Esquadra, por videollamada, ha manifestado que sí considera que dicho petardo casero podría provocar, si llega a estallar, "lesiones importantes". "Tiene una capacidad lesiva alta", ha indicado. A preguntas del abogado de Murillo, ha reconocido que, en todo caso, los expertos de la Policía catalana no intentaron explosionar el artificio para comprobar su alcance. "Mi opinión es que eso iba a funcionar", ha subrayado.
"Matar" a Pedro Sánchez
Durante la primera sesión del juicio, celebrada el pasado 15 de marzo, Murillo aseguró al tribunal de la Audiencia Nacional que nunca quiso matar a Pedro Sánchez. "Nunca pensé en algo tan gordo", aseguró.
Sin embargo, en 2018, había manifestado en un chat ultraconservador, a la vista de sus miembros, sus deseos magnicidas. Ante la Sala, se excusó alegando que es un tirador aficionado y muy mediocre. Que aquellas palabras eran poco más que chiquilladas, una bravuconería.
E indicando que un cóctel de patriotismo, películas bélicas, soledad, ansiolíticos y consumo desmedido de alcohol le hizo sentirse "como un héroe para salvar España". Que fanfarroneó con la idea de disparar contra el presidente del Gobierno para impresionar a una coordinadora de Vox Tarrasa —bastante más joven que el acusado—, que fue quien denunció ante la Policía estos hechos.
Otro de los peritos propuestos por la defensa ha asegurado que Manuel Murillo no padece alteraciones psicológicas graves, pero sí sufre "ensoñaciones" por las que, en su escasa vida social, trataba de "aparentar" ser una persona a la que sus interlocutores "pudiesen admirar".
Antes de finalizar la sesión de este martes —el juicio continuará el miércoles a las 10.00—, el letrado defensor de Murillo ha reiterado la "falta de intención de usar las armas con fines ilícitos" de su cliente y ha reclamado la atenuante de dilaciones indebidas.