San Chin Choon, el ciudadano malasio responsable de la empresa Leno, la proveedora de las mascarillas vendidas por Alberto Luceño y Luis Medina al Ayuntamiento de Madrid, asegura que ambos comisionistas fueron sus "agentes de venta exclusivos" en aquella compraventa, tal y como los dos han defendido a lo largo del proceso.
Así consta en un largo e-mail en inglés, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, en el que San Chin Choon —o alguien que se identifica como tal— responde a las preguntas enviadas por la Fiscalía a las autoridades de Malasia.
El Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid investiga actualmente la supuesta estafa sufrida por el consistorio de la capital en esta y otras dos ventas de material sanitario.
San Chin Choon, que ha estado en paradero desconocido durante gran parte de la instrucción, ha remitido esta declaración a su titular, el juez Adolfo Carretero, en la que contesta a un total de 19 preguntas. Y, con sus respuestas, avala la versión de Luceño y Medina sobre su relación comercial.
El malasio asegura que conoció al primero de "operaciones comerciales" en China efectuadas entre ambos años atrás. Venta de pollo, soja, pavo, ternera y demás productos de alimentación. Al aristócrata Luis Medina, por contra, no le conocía previamente.
Asimismo, San Chin Choon confirma que los documentos aportados al Ayuntamiento fueron firmados por él. Si la firmas difieren de unos a otros —algo de lo que se percató el fiscal del caso, que sospecha de su falsedad—, es por "existen varias en [la empresa] Leno". "Todas corresponden a mi compañía", matiza el malasio.
Además, aclara por qué algunas fechas en estos documentos no coinciden. Según su versión, se debió a un mero error, al usar un borrador y olvidar modificar el encabezamiento.
"Agentes exclusivos"
San Chin Choon nombró "agente exclusivo de venta" tanto a Luceño como a Medina. El primero lo lleva siendo desde 2018, para el mercado asiático. El aristócrata, tan sólo para la firma de estos encargos.
"Ambos tienen la posibilidad de negociar por mí para cerrar acuerdos comerciales", señala el e-mail. Y en el caso de Medina, "usamos un borrador y olvidamos cambiar la fecha". Según subraya el correo electrónico, San Chin Choon optó por "respetar lo firmado".
A la pregunta de si el precio de los contratos hubiera sido el mismo sin contar con estos intermediarios, San Chin Choon responde, tajante, que sí, idéntico. "No vendes a un precio mayor por tener agentes [de venta]. Sin ellos, no hubiera habido operación (...) no hubiera sido posible cerrar ninguna operación internacional", explica.
La versión de San Chin Choon avala así la versión de los comisionistas, que siempre se presentaron como "agentes exclusivos" de Leno y defendieron la limpieza de la operación. Asimismo, en el correo electrónico, quien se identifica como el proveedor malasio asegura que no supo el margen de beneficios que podría obtener "hasta que el contrato está firmado y el 50% del pago, hecho".
"Con todo explicado, transmití a mi agente [de venta] el señor Luceño los precios para el comprador y una vez el comprador voluntariamente aceptó mis precios, firmamos el contrato voluntariamente. Y cuando el primer pago del 50% fue realizado es cuando le dije a mi agente, el señor Luceño, qué comisión le correspondía a él", figura en el correo atribuido a San Chin Choon.
'Caso Mascarillas'
A principios del pasado abril, la Fiscalía Anticorrupción presentó una querella contra el empresario Alberto Luceño y el aristócrata Luis Medina. En ella, el Ministerio Público relataba que ambos "inflaron" el precio de tres contratos sanitarios con la funeraria municipal de Madrid: para guantes, mascarillas y test contra el coronavirus.
Lo habrían hecho —a ojos del Ministerio Público— "de común acuerdo y con ánimo de obtener un exagerado e injustificado beneficio económico". Y entregaron al consistorio material defectuoso o que no cumplía lo acordado. Sin embargo, en el e-mail, San Chin Choon, al igual que han hecho hasta ahora los comisionistas, replica que los productos eran los "correctos" y su calidad, la pactada.
La empresa municipal encargada de esta compra pagó por todos los artículos unos 11 millones de euros de dinero público. Luis Medina cobró 912.742 euros como comisión, a razón de un dólar por cada mascarilla entregada.
Su labor se habría limitado a ofrecer material al Ayuntamiento y a facilitar un contacto que, a su vez, recibió, gracias a una amiga en común, por parte del primo del alcalde de Madrid. El empresario Alberto Luceño, en total, se embolsó más de cinco millones de euros por los tres contratos.
Asimismo, según la querella de Anticorrupción, los dos comisionistas usaron, supuestamente, documentos falsificados para justificar estos abultados ingresos en sus entidades bancarias.
Con la compra de bienes de lujo —entre ellos, un piso en Pozuelo de Alarcón, un velero o varios coches deportivos; todo ello ya embargado por el Juzgado—, los dos empresarios habrían tratado de reintroducir este dinero en el circuito legal.
Ambos están imputados por los delitos de estafa agravada, blanqueo de capitales y falsedad documental. Por su parte, Luis Medina Abascal también suma el de alzamiento de bienes. El hijo de Naty Abascal continuó vaciando sus cuentas corrientes después de que, una vez fue interrogado por el fiscal anticorrupción y ya sabiéndose investigado, le asegurase que no iba a hacerlo.