Al cierre de 2022 eran casi 141.000 las personas con discapacidad desempleadas, cerca del 5% sobre el total de los parados a nivel nacional. Un escenario al que, muchas veces, se suma otro hándicap: la edad. Según los últimos datos del Observatorio de las Ocupaciones del SEPE, los mayores de 45 años con discapacidad en paro son 88.478 (62,76 % sobre el total de parados con discapacidad). Ante esta situación, los Centros Especiales de Empleo (CEE) se presentan como “la herramienta principal y más de eficaz para la inclusión laboral de personas con discapacidad”, tal y como afirmó Luis Cruz, director general de Integra CEE, en el marco del foro “Mayores de 45 años con discapacidad: retos y soluciones para impulsar su inclusión laboral”, organizado por EL ESPAÑOL e Integra CEE.
El encuentro, celebrado en el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que cada año se conmemora el 3 de diciembre, contó también con la participación del viceconsejero de Economía y Empleo de la Comunidad de Madrid, Daniel Rodríguez; el vicepresidente de la Confederación Nacional de Centros Especiales de Empleo (CONACEE), Ángel Luis González, y el director general de la Fundación El Buen Samaritano, Diego Pulido.
El debate sirvió para poner de manifiesto una realidad con respecto a los trabajadores mayores de 45 años con discapacidad: “Constituyen una de las palancas más importantes que tenemos para su inclusión laboral, es un colectivo prioritario”, afirmaba Daniel Rodríguez. Y lo bueno es que, aunque poco a poco, la situación va mejorando. Actualmente, la tasa de paro de las personas con discapacidad se sitúa en torno al 22%, mientras que hace una década estaba en torno al 33%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). “Estas cifras reflejan la necesidad de seguir trabajando para reducir la tasa de desempleo de este colectivo. A pesar de la mejoría, aún nos queda mucho camino por recorrer”, dijo Luis Cruz como responsable de uno de los centros especiales de empleo de referencia en España, cuya plantilla la componen más de 5.000 profesionales, de los que más del 90% son personas con discapacidad.
La labor de estos centros es clave. Y es que, en la actualidad, tres de cada cuatro personas con discapacidad acceden a un empleo gracias a este tipo de empresas, un dato que Cruz ofreció durante su intervención. Dentro de ellos, las Unidades de Apoyo a la Actividad Profesional (UAAP) se presentan como un recurso fundamental para promover el acceso al mercado de trabajo de estas personas y garantizar su continuidad en el mismo.
“Son las UAAP las que se ocupan de acompañar a los trabajadores durante toda su vida laboral y de detectar oportunidades y resolver las necesidades que puedan tener en cada una de las fases de la inserción laboral (selección, incorporación a la empresa, mantenimiento del puesto, progresión laboral y paso a mercado ordinario). Este es uno de los puntos diferenciales de los CEE con respecto a las empresas ordinarias”, apuntó Luis Cruz.
Un ejemplo de ello es la propia unidad de apoyo de Integra CEE, formada por más de 60 técnicos especializados (psicólogos, pedagogos, trabajadores sociales, etc.), y que solo de enero a septiembre de 2023 realizó más de 30.000 seguimientos a trabajadores. De ellos, más del 64% se llevó a cabo con personas con discapacidad que tienen más de 45 años.
Sin embargo, hay otros temas importantes y menos considerados, como el tránsito del empleo ordinario al protegido. “Los mayores de 45 años han tenido ya una trayectoria profesional y, en ocasiones, por circunstancias de la vida, tienen que cambiar de puesto de trabajo, por lo que en algunos casos hay que pensar en un posible tránsito desde el empleo ordinario y prepararlos para un puesto de trabajo protegido en un centro especial de empleo”, explicaba Ángel Luis González , vicepresidente de CONACEE, la patronal más antigua del sector de los centros especiales de empleo. En este contexto, Diego Pulido, director general de la Fundación El Buen Samaritano, aseguró que “lo importante y lo práctico de los CEE es el mantenimiento de los puestos de trabajo", dado que, “sin esa labor individualizada que se hace con las personas que se insertan, realmente no se lograría el éxito”.
Retos a seguir
Una vez puesto sobre la mesa el panorama actual de los CEE y destacada la importancia de acompañar y mantener los puestos de trabajo para los mayores de 45 años con discapacidad, quedan por analizar los retos y pasos a seguir de cara al futuro, como una mayor formación, concienciación y sensibilización social, para entender sus necesidades desde todos los ámbitos, también desde la empresa privada ordinaria. “A una discapacidad no hay que tenerle miedo, hay que comprenderla y hay que buscar soluciones. El contexto donde esas personas viven y conviven hay que estudiarlo también. Tan importante es esa labor social como la realizada desde el ámbito empresarial”, apuntaba Ángel Luis González.
En esta línea, Daniel Rodríguez incidió en que “la prioridad debe ser que las personas con discapacidad encuentren empleo”, además de trabajar por “lograr una voz única en el sector” para tomar, en el caso de la Comunidad de Madrid, “mejores decisiones y que todo esté más coordinado”. De ahí, la importancia de que las empresas también estén formadas y escuchen, como afirmaba el vicepresidente de CONACEE: “Los CEE somos un tránsito, pero tenemos un compromiso y responsabilidad que no se acaba cuando esa persona realiza el paso a la empresa ordinaria”.
González también apeló a las administraciones públicas con nuevos deseos de mejora: “La adaptación de las personas con discapacidad no es tan plena cuando vemos que llegan a una edad y su discapacidad se ve agravada. Envejecen y, a veces, no tenemos soluciones inmediatas para ellas”. “Nos gustaría que la Administración escuche las necesidades que tenemos los CEE. Es importante, por ejemplo, que lleguen las ayudas justo cuando las necesitamos, en el primer semestre”.
Trabajadores de pleno derecho
“¿Por qué no hablamos de trabajadores de pleno derecho, en vez de personas con discapacidad?”, se preguntaba Diego Pulido durante su exposición. A su juicio, los CEE no dan beneficencia, “por eso tienen que ser viables económicamente”. “La Administración tiene que hacerse eco de la situación. Los CEE tienen que funcionar como la empresa privada, tenemos que pensar en personas que están preparadas para el empleo”, concluyó.
En opinión de los cuatro ponentes, es importante tener en cuenta que se trata de un segmento de población prioritario, ya que continuará creciendo en los próximos años. Según el viceconsejero de Economía y Empleo, habría que tomar como punto de partida “la concienciación, la ordenación y la responsabilidad” para lograrlo. Por su parte, Ángel Luis González concluía que es necesario estudiar sus perfiles para preparar una cualificación profesional y un itinerario individualizado para poder alcanzar su plena inclusión sociolaboral, de forma que puedan llegar a la jubilación “de manera digna y que se desarrollen profesional y personalmente”.
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