Blanca Novella, jefa de área de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, ha desgranado en el V simposio del Observatorio de la Sanidad organizado por EL ESPAÑOL e Invertia todos los detalles sobre el reglamento europeo de tecnologías sanitarias que se va a poner en marcha de forma definitiva en 2025.
Una norma crucial para España y toda la comunidad europea en la que llevan trabajando dos años y que, tal y como ha confirmado Novella, se va a activar a tiempo y sin retrasos. Además, España va a ocupar (como ya hace ahora) un puesto "muy relevante" en su ejecución.
Novella ha asegurado que durante estos dos años han estado desarrollando todo y ahora, con la normativa sobre la mesa, en 2025 van a empezar con "las evaluaciones clínicas que deberán desarrollarse con fármacos oncológicos". Y, seguidamente, se podrá en marcha en todo lo demás.
A partir de ahí, y ya a finales de 25, Novella espera que Europa (y España) tenga implantada la metodología de evaluación y "algunas de las otras tres estructuras". La idea es que la evaluación esté en 2025 y otros desarrollos en 2026".
Cuando la experta de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid habla de "otros desarrollos" se refieren, principalmente, a la detección de tecnológicas emergentes, que asegura que estará lista para principios del 2026.
Durante su conversación en esta primera jornada del V Observatorio de la Sanidad, la técnica de la Comunidad de Madrid ha explicado que, a través de esas evaluaciones conjuntas se van a evaluar tecnologías de clase 2B (como son implantes y productos que entran en contacto directo con el paciente como algunos anticonceptivos, catéteres o desinfectantes) y de clase 3. Estos últimos son implantes que entran en contacto con el sistema central con fármacos y productos biológicos y absorbibles.
Novella ha querido destacar que España es pionera en los desarrollos metodológicos y que su red de evaluación de tecnologías sanitarias ya ha trabajado en ello. "Entendemos que los desarrollos no van a ser muy diferentes de los que teníamos en España porque hemos hecho un esfuerzo en estar presentes", se ha enorgullecido.
Una de las cosas más difíciles de esta red no es solo la evaluación de las tecnologías no farmacológicas, que es su principal "motivo de existir", sino también la realización de estudios de monitorización y guías de práctica clínica.
También ha argumentado que tiene como principal "motivación" la detección temprana de tecnologías emergentes. Algo muy complicado porque deben encontrar el momento justo para evaluar una tecnología entre ese instante en el que funciona (y hay evidencia, pero sin estar muy desarrollada su implantación) y cuando ya está totalmente integrada. Un punto intermedio "difícil" de detectar.