“Podemos volver a hablar de un incremento de la pobreza extrema en el mundo”. Esa es la principal conclusión del debate sobre el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10 (reducción de las desigualdades) que se realizó durante el I Observatorio de los ODS.
En este evento organizado por EL ESPAÑOL, ENCLAVE ODS e Invertia, con la colaboración de la Fundación ‘la Caixa’, Sophie Muller, representante de ACNUR en España, Franc Cortada, director Oxfam Intermón, Martín Rivero, responsable del Área de Cohesión Social y Cooperación Sur de la Secretaría General Iberoamericana, Carlota Tovar Pérez, directora de la Fundación UCJC, y Mónica Zuleta, directora de Sostenibilidad de Mapfre, reflexionaron sobre cómo el ODS 10 pugna por reducir las desigualdades a pesar de que en los últimos años el mundo se haya movido hacia una corriente contraria.
Un estudio de World Inequality Lab demostró que el 10% de la población más rica concentra ya el 52% de las rentas y el 76% de la riqueza mundial, mientras que el 50% más pobre sólo capta el 8% de los ingresos y el 2% del patrimonio. Algo en lo que incidió Cortada, quien, haciendo referencia a uno de los informes de Oxfam Intermón, insistió en que “desafortunadamente la desigualdad no se ha ido de vacaciones ni en España ni en ningún lugar del mundo”.
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Porque, recordó, “la covid y la crisis de los precios de alimentos han borrado de un plumazo los avances de las últimas décadas”. Por eso, advierte, ahora “podemos volver a hablar de un incremento de la pobreza extrema en el mundo”. Y es que desde Oxfam Intermón hablan ya de 65 millones de personas adicionales que han caído en la pobreza extrema como consecuencia de la crisis de alimentos. Esto, eso sí, advierte de que “ocurre mientras los ricos se hacen más ricos”.
Y dentro de los vulnerables, las personas refugiadas podrían considerarse la cara de la desigualdad en este mundo. En un año en el que el número de personas que han huido de sus hogares se ha multiplicado, Muller quiso recordar que “los refugiados son personas que han tenido que huir por culpa de guerras, violencia y violaciones de derechos humanos”, pero que “tienen derecho a ser incluidos y a trabajar en la sociedad que les acoge”.
La brecha latinoamericana
Rivero ha querido poner el foco en Latinoamérica: “Los países más desiguales de Europa son aún más igualitarios que los más igualitarios de América Latina. En la región estamos muy lejos de los países más desiguales de Europa”. Aparte de los motivos históricos y políticos, el experto ha querido recordar que en la región hay, por ejemplo, “una mayor segregación racial que en Europa”. Algo que, ha asegurado, provoca que “las desigualdades se incrementen”.
A su intervención, Tovar ha apuntado que es precisamente por eso por lo que “es importante que la educación llegue a colectivos vulnerables tanto a nivel local como internacional”. Algo de lo que, como ha dicho Zuleta, las organizaciones son realmente “el tractor del desarrollo económico y social de los países en los que estamos presentes, porque detrás de nuestra actividad hay educación y empleo digno”.
Y ha especificado que desde el sector de las aseguradoras “se busca proteger a las personas en momentos en los que ocurren catástrofes para que las desigualdades no crezcan. Que nuestros productos y servicios sean accesibles para los colectivos vulnerables puede cambiar las cosas”.
¿Qué no ha funcionado?
Los índices de desigualdad actuales demuestran que algo no ha funcionado. Muller ha querido incidir, en este respecto, que “si queremos romper el círculo de la pobreza tenemos que incluir a los propios actores involucrados en su solución, no podemos olvidar la economía del cuidado… nos ha faltado pensar en la economía del cuidado como un potencial”. Por ejemplo, los refugiados salen con una resiliencia tan alta que es imprescindible aprovecharla a través de la educación, porque es un marco que va a devolver a la sociedad constantemente”.
Tovar ha aprovechado la oportunidad para remarcar el programa de la UCJC con refugiados y todo lo que los propios estudiantes han enseñado a la comunidad educativa. Porque, explicó, “parece que se nos ha olvidado la responsabilidad que cada uno de nosotros tenemos para acabar con las desigualdades”.
Cortada ha insistido en que es imprescindible “invertir en aquello que importa”. Y ha recordado que ya lo vimos con la pandemia y los sistemas sanitarios, pero también con la educación, por ejemplo.
Y es que ahora mismo, ha recordado Cortada, 6 de cada 10 países están inmersos en el sobreendeudamiento, y algunos países ya han entrado en suspensión de pagos. Y lo ha ejemplificado: “Un país como Sudán del Sur está invirtiendo más del 60% de su PIB en pagar deuda”.
“El mecanismo de solidaridad internacional ha fallado por completo”, ha sentenciado. Pero también ha fallado, como ha argumentado, ese flujo de bienestar y riqueza de las clases altas a las bajas, ha explicado.
Ahí, Zuleta ha añadido que hay que tener en cuenta que “la pobreza extrema se ha reducido, pero esa brecha es más grande, precisamente porque no hemos creado empleo realmente de calidad. “Mientras no haya un cambio en el comportamiento de las personas, no va a haber un cambio social”.
Rivera ha querido desmarcarse y diferenciar entre el debate de riqueza y el de desigualdad. Y ha puesto el foco en que uno de los problemas que enfrentamos en los últimos años radica en la calidad de la democracia. “Porque es el espacio de construcción de todos”.
Aunque a final de cuentas, lo que importa es, como ha remarcado Zuleta, “empezar a tomar medidas para reducir las desigualdades sin esperar a que lo haga el prójimo”.