“Estamos bastante preocupados. Llevamos dos años en los que estamos cayendo en el logro de los objetivos ODS en materia de trabajo decente y crecimiento económico”. Así ha definido la actual situación en estos campos Sara López, consejera de la oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en España. Y lo ha hecho durante el I Observatorio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) organizado por EL ESPAÑOL, ENCLAVE ODS e Invertia con la colaboración de la Fundación ‘la Caixa’.
Es necesario crear 40 millones de empleos que sean de calidad. Y ahí entran en juego todas las regulaciones de todos los países, el salario mínimo que en muchos países no se cumple, diferentes materias de protección social, o la regulación en materia laboral y derechos sociales.
Datos que hablan de una brecha de género que se mantiene, de desempleo diferente en hombres y mujeres, de más jóvenes que no trabajan ni estudian… “Tenemos un nivel altísimo de trabajadores en el mundo que no superan el umbral de la pobreza de dos dólares al día. Todos estos aspectos son mejorables”, recordó Sara López
El papel de la empresa
Una mejora en la que el mundo empresarial debe jugar un papel relevante. “Las empresas tenemos un lustro por delante para transformar la economía y la sociedad. Estamos en una posición excelente para conseguir esa transformación y esos objetivos ODS”, aventuró Margarita Álvarez, directora de Human Age Institute.
Asimismo subrayó que “el camino más rápido y más sencillo para reducir esa desigualdad pasa por un empleo sostenible que genere equidad. Las organizaciones, las personas y la sociedad en general tenemos que aprender para sobrevivir al ritmo que cambia el entorno. Pero, para progresar, tenemos que hacerlo más rápido. Las empresas no nos podemos permitir dejar gente atrás como los mayores de 45 años”.
Otro colectivo que no puede quedar atrás es el de las mujeres. En España se acaba de aprobar el subsidio de desempleo para los trabajadores del hogar, en su inmensa mayoría mujeres. “El trabajo doméstico ejemplifica la realidad del trabajo decente, sobre todo de las mujeres, en todo el mundo. Y ese trabajo está definido por la precariedad, la vulnerabilidad, el acoso e, incluso, la esclavitud en determinados países”, recordó Cristina Manzano, presidenta de Alianza por la Solidaridad.
Una situación, la de los dos años de retraso, que se ha visto influenciada por la pandemia de la Covid 19. “Se está reconfigurando la naturaleza del trabajo. Muchas mujeres se han quedado sin trabajo porque no han tenido acceso a competencias digitales”, añadió Cristina Manzano.
Por su parte, Margarita Álvarez apuntó que en la actualidad se está en “un modelo híbrido de trabajo que hace tres años era imposible de pensar. Hemos perdido cierta presencialidad. En el caso concreto de las mujeres, se ha ganado en flexibilidad, pero ha sido el colectivo que más empleo ha perdido”.
En España, Sara López subrayó que el colectivo de jóvenes se ha visto “súper afectado. Y se da el caso de que hay problemas de vacantes con muchos jóvenes desempleados”. Entre las posibles causas, porque no consideran que las condiciones laborales y salariales son las adecuadas, por la carga de trabajo, o por una falta de capacitación y formación a los nuevos empleos que están surgiendo.
¿Y que se considera un trabajo decente? Un trabajo con protección social, regulado, que esté dentro del sistema, con un nivel de ingresos suficiente, y dentro del convenio de salarios que tiene la OIT. Así lo definió su representante en España. “Esa es la idea tradicional. Pero hay que añadir otros conceptos como la idea de sostenibilidad, que sea un trabajo que dignifique, y que la salud mental no sea algo externo a la empresa”, concluyó.