“Cada euro invertido en transporte público genera cinco en la economía. Y por cada empleo generado, se crean otros 2,5 empleos”. Son palabras de Dionisio González, director de Advocacy & Outreach de UITP (Unión Internacional de Transporte Público) pronunciadas durante el III Simposio del Observatorio de la Movilidad y las Ciudades organizado por EL ESPAÑOL-Invertia.
El objetivo de la UITP es impulsar la movilidad sostenible apostando por el transporte público como columna vertebral de la movilidad. Un impulso que se encuentra en la actualidad con una serie de retos.
Por ejemplo, y como relató Dionisio González, una población urbana creciente, con cambios sociales muy evidentes, diversidad de clientes, y una gran digitalización y conectividad. A ellos hay que unir el crecimiento de la motorización, la mala calidad del aire que se respira en muchas partes del mundo (hay siete millones de muertes prematuras por mala calidad del aire), la seguridad vial y la pandemia.
“La pandemia nos ha dejado la lección de que el transporte público es un servicio esencial. Cuando otros medios de transporte han cerrado la persiana, el único que ha seguido al pie del cañón en gran parte del mundo y en España es el transporte publico”, indicó.
Sin embargo, se lamentó de dos cosas: una, que se trata de un “servicio muy vulnerable”; y, por otro lado, que “no siempre está valorado por nuestros políticos”. También se lamentó de que la recuperación está siendo más lenta de lo esperado, dependiendo de los lugares del mundo. Eso sí, en España está siendo más rápida que en otras partes.
De cara al futuro, y respecto a las soluciones de movilidad, Dionisio González lanzó la pregunta de si lo que queremos son “ciudades donde el coche sea protagonista, congestionadas, con mala calidad del aire, e ineficiencias derivadas, o donde el peatón sea el protagonista con el transporte público”.
Su apuesta, claramente, fue por el último punto. E indicó cinco pilares: integración de usos del suelo con la movilidad; limitación del uso del vehículo privado y del aparcamiento; la promoción del espacio público; potenciación del transporte público, ordenado con las nuevas formas de movilidad; y una movilidad combinada donde los ciudadanos tengan a su disposición todos los modos de transportes en una aplicación.
A ello añadió otros dos aspectos: un marco institucional y de gobernanza adecuados, por un lado; y por otro, una regulación que acompañe. “Las administraciones no tienen la agilidad para adaptarse”, concluyó.