La llegada de los fondos europeos abre una gran oportunidad para la completa transformación del Sistema Nacional de Salud (SNS), y adaptarlo a las necesidades del Siglo XXI. Una modernización que debe basarse en la innovación como motor del cambio, donde el paciente sea el centro y en el que la sanidad pública y la privada colaboren a través de fórmulas eficientes.
Es el momento de aprovechar para revertir y solventar las carencias que la Covid-19 ha dejado al descubierto de nuestro sistema sanitario, unas deficiencias que ya eran conocidas con anterioridad, pero que no eran visibles. Hablamos de debilidades en materia de financiación, gobernanza, cohesión y presión asistencial que ahora pueden ser solventadas.
A la vista de lo comentado en este II Observatorio de la Sanidad, se hacen públicas las siguientes conclusiones cuyo objetivo es contribuir al debate y aportar ideas que ayuden a sentar las bases del sistema sanitario del futuro, y contribuyan a evitar que se repitan las tensiones a las que se ha visto sometido durante la pandemia.
1. Celebramos y apoyamos el trabajo del Ministerio de Sanidad en la puesta en marcha de una Agencia o Centro Estatal de Salud Pública que lleve a cabo una planificación asistencial unificando criterios y coordinando los recursos públicos y privados.
2. Instamos a Consolidar la inversión en Sanidad en al menos el 7% del PIB, sin tener en cuenta la llegada de los fondos europeos Next Generation. Apoyamos un PERTE del sector apoyado en biomedicina y medicina de precisión.
3. Vemos imprescindible fomentar la colaboración de los recursos públicos y privados (grupos hospitalarios, aseguradoras, etc) que han dado solución conjunta a las necesidades de la Covid-19. También valorar nuevas fórmulas que garanticen la accesibilidad y la equidad en los servicios y prestaciones.
4. Creemos insuficientes los 1.000 millones de euros de fondos europeos destinados a Sanidad para los retos del sistema. Proponemos la creación de un grupo de expertos en el que estén todos los sectores aquí representados para asesorar a la ministra de Sanidad.
5. Pedimos avanzar en la digitalización del SNS para lograr un sistema moderno, inteligente y sostenible, que alcance la interoperabilidad en todos los niveles. El paciente debe estar en el centro y los datos deben ser de su propiedad.
6. Reclamamos la elaboración de un nuevo plan de Recursos Humanos que permita dotar al SNS de los profesionales y recursos técnicos necesarios, así como en la formación médica continuada que cobra una importancia cada vez mayor.
7. Apostamos por la creación de un ecosistema de investigación biomédica que atraiga inversión internacional. La biomedicina será un vector determinante del futuro social y sanitario: no cabe hablar hoy de una prestación sanitaria de calidad sin investigación.
8. Debemos elaborar un plan de reindustrialización, poniendo el foco en la industria farmacéutica y de tecnología sanitaria. Favorecer la I+D+i y defender la propiedad intelectual. Una estrategia que garantice el acceso de los pacientes a la innovación en medicamentos y otras tecnologías sanitarias en las mismas condiciones que los grandes países europeos.
9. Solicitamos medidas que favorezcan la compra de tecnología sanitaria en las CCAA a través de modelos público-privados. Pedimos el IVA superreducido a los productos sanitarios. También la adaptación de la Ley de Contratos del Sector Público y favorecer la compra por valor y la medición de resultados en salud.
10. Vemos necesario aprovechar los recursos que ofrecen las oficinas de farmacia para que sean una pieza más de la Atención Primaria y sirvan como continuidad de la asistencia, realizando detección precoz y prevención, y contribuyendo a hacer un mejor uso de los medicamentos.