El acceso a la seguridad es un derecho del que no se suele hablar mucho a pesar de que tiene una importancia fundamental para el desarrollo de las personas, especialmente para aquellos grupos más vulnerables. Ese ha sido el tema de debate de la mesa relativa al ODS 10 sobre reducción de las desigualdades que ha tenido lugar esta mañana durante la segunda jornada del II Observatorio de los ODS, celebrado en el CaixaForum de Madrid y organizado por EL ESPAÑOL, ENCLAVE ODS e Invertia con la colaboración de la Fundación ‘la Caixa’.
La seguridad, tal como lo definió Laura Gonzalvo, directora de Comunicación y ESG de Securitas Direct, es “sentirse protegido ante cualquier circunstancia que conlleve riesgo”. Y se trata de un derecho recogido en la Carta de los Derechos Humanos.
En este sentido, dos han sido los focos: las personas mayores y las víctimas de violencia de género. En el primero de los casos, la mesa contó con José Ángel Palacios, coordinador de Comunicación y Fundraising de la Fundación Grandes Amigos, una oenegé que se centra en la creación de vínculos y amistades con personas mayores.
Para evitar esa discriminación tan indeseada como es el edadismo, Palacios considera que lo más importante es ponerse en la piel del otro. “Algún día todos seremos mayores y, por ello, tenemos que empoderar, esa palabra que está tan de moda, a las personas mayores”, señaló. Y añadió: “Tenemos que mirarles de tú a tú, siempre teniendo en cuenta que esa persona que tienes enfrente te va a aportar también a ti”.
Así, es importante generar espacios comunes de participación que creen ecosistemas en los que las personas mayores puedan valerse por sí mismas. “El empoderamiento viene desde la participación, esto es, de generar ecosistemas y redes de cuidado, que tengan una red de apoyo de la que puedan tirar en su día a día”, incidió Palacios.
En el caso de las víctimas de género, la psicóloga forense en los Juzgados de Violencia sobre la Mujer y psicóloga sanitaria, Nuria Mateo de la Calle, quiso recordar la importancia de la violencia dentro de los hogares. Y no sólo la violencia de género, sino también la que se ejerce sobre los niños. “El apego de miedo o no se cuaja en los primeros años”, explicó.
A este respecto, pidió no centrar la atención en las víctimas o, al menos, no sólo en ellas. Si bien es necesario la atención psicológica y la protección de las víctimas de violencia de género, también hay que poner la mirada en el agresor.
Prevención, protección y comunidad
Para ser capaces de proporcionar seguridad como sociedad, según remarcó Gonzalvo, son necesarios tres pilares: la prevención —hay que empezar a edades tempranas, para que no llegue a suceder cuando sean mayores—, la protección —hacer un acompañamiento con personas que comprendan la situación—; y crear comunidad —crear redes en las que cada uno aporte lo que sabe hacer: “Hay conocimiento en todos los sectores”—.
La educación, por otro lado, es otro de los aspectos en los que se incidió especialmente durante el debate. Y es que tal y como afirmó Joaquín de los Reyes, director de Desarrollo de Negocio de Mapfre España, la base fundamental para crear seguridad en la sociedad es la educación. Una educación que no sólo debe enseñarse desde los colegios, los institutos y las universidades, sino también desde las propias empresas, en los puestos de trabajo, algo en lo que han incidido especialmente en su compañía.
Como conclusión general, los ponentes consideraron la creación de redes y alianzas como un aspecto fundamental, tanto desde el ámbito público como desde el ámbito privado. Las posturas pueden ser diferentes, pero el objetivo es común: “Tenemos que lograr que la sociedad nos pueda proteger y que nadie tenga que vivir en una cárcel sin rejas”, concluyó Mateo.