“Los micromachismos están en nuestro día a día, muchas veces sin que nos demos cuenta”. Con estas palabras ha dado comienzo Charo Izquiero, consejera editorial de magasIN y ENCLAVE ODS, a la mesa sobre cómo educar (a niños y mayores) en igualdad de género del II Observatorio de los ODS impulsado por EL ESPAÑOL, ENCLAVE ODS e Invertia.
Guiadas por su mano, las encargadas de dar respuesta a esta compleja pregunta han sido Ana Cambón, jefa del Área de Derechos Humanos e Igualdad de la Policía Nacional; Marta Granero, experta en Recursos Humanos del Área Corporativa de Personas y Organización de Mapfre; Rocío Nieto, presidenta de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (Apramp) y Ana Requena, vocal del comité español de la ONU Mujeres y redactora jefa de Género de elDiario.es.
Los micromachismos son toda “actitud, acción o práctica que es machista, pero que no resulta demasiado evidente en un principio al ser algo sutil, cotidiano o socialmente muy asumido”. Como ha dicho Requena, “estamos hablando de sesgos, de estereotipos, de tópicos, de ideas con las que crecemos y somos socializadas las mujeres y los hombres”.
Por eso, ha insistido, es necesario hacer “un esfuerzo por deconstruir esa mochila”. Porque “hay muchos comportamientos que no tienen una intención perversa, pero hay que ser consciente de lo que se dice y cómo”.
Como lo son, por ejemplo, esos comportamientos con los que Cambón se ha encontrado dentro del cuerpo de policía. “Somos un reflejo de la sociedad y, en consecuencia, los micromachismos que hay en ella los tenemos en la institución”, ha dicho. Y ha recordado que se observan dentro y fuera de la Policía, porque “están muy arraigados en hombres y mujeres”.
Esos micromachismos, ese machismo enmascarado, ha asegurado Granero, se siente “mucho más fuera del ámbito profesional”. Porque, ha insistido, “en la empresa está muy mal visto, las personas que tienen equipos a cargo se tienen que cuidar muy mucho de estos tipos de comportamientos”.
En el ámbito personal, sin embargo, ha asegurado que es mucho más patente: “Veo a los niños y a las generaciones más jóvenes aceptando ciertos comportamientos que llevamos años diciendo que no están bien”. Eso, han coincidido todas, es preocupante. A lo que Nieto ha añadido que la clave está en la educación y, especialmente, “en educar para que se deje de entender a las mujeres como mercancía”.
Porque ha reconocido que es preocupante ver cómo España sigue siendo el primer país del mundo en demanda de prostitución. Eso, ha remarcado, dice mucho “del machismo y del patriarcado”.
La prostitución, ha insistido, “es una violencia la que se ejerce sobre la mujer, y lo que debemos hacer es no enfrentar, sino educar a la sociedad, desde los colegios, a nuestros nietos e hijos”.
La situación, han coincidido Nieto y Cambón, “cada vez va a peor”. Por el contrario, Requena ha matizado que “lo que estamos viendo son reacciones a la ola del feminismo”, pero que “se ha avanzado mucho en nuestra sociedad”.
La educación, y en especial la educación sexual, han estado en el centro del debate de esta mesa del II Observatorio de los ODS. Y es que todas las ponentes han coincidido en que hay que poner el foco en los más jóvenes, pero también en el resto de la sociedad.