El Castillo de Olite, también conocido como el Palacio Real de Olite, tiene su origen en la Edad Media y como su nombre indica, fue construido en la localidad de Olite, en Navarra. Su edificación se llevó a cabo a lo largo de los siglos XIII al XV, como residencia de los reyes de Navarra.

Carlos III el Noble, rey de Navarra, y su esposa doña Leonor de Trastámara mandaron levantar esta espectacular construcción medieval compuesta por diversos patios, fosos y jardines. Fue concebido con el objetivo de convertirlo en una residencia real lujosa y funcional para vivir cómodamente mientras disfrutaban de la seguridad de un castillo. Durante su reinado en el siglo XV, se añadieron elementos arquitectónicos de estilo gótico y renacentista, como torres y salas decoradas con detalles ornamentales, dando lugar al Palacio de los Reyes de Navarra

El Castillo de Olite llegó a ser uno de los palacios más lujosos y espléndidos de su época en Europa. Sin embargo, a finales del siglo XV y principios del XVI, Navarra se anexionó al reino de Castilla y el castillo comenzó a decaer cuando sufrió daños significativos debido a un incendio.

Durante la Guerra de la Independencia, el palacio quedó parcialmente destruido en un pavoroso incendio provocado en 1813 por el general Espoz y Mina, para evitar que los franceses se hiciesen fuertes en el castillo en su retirada. El estado de abandono en el que quedó inmerso el palacio hizo que éste fuera deteriorándose progresivamente. Sin embargo, unos años más tarde, en 1937 comenzaron las obras de restauración que duraron aproximadamente 30 años.

Uno de sus principales encantos del castillo de Olite es el aparente desorden de su diseño. Esto se debe a que su construcción nunca se afrontó como un proyecto de conjunto, debiéndose el resultado final a las continuas obras de ampliación y reformas que se realizaron entre finales del siglo XIV y principios del siglo XV.

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Monumento Nacional

El Palacio Real de Olite está situado en Olite, a 42 kilómetros al sur de Pamplona. Olite es una localidad, de casi 4.000 habitantes, popular por sus calles medievales con murallas romanas, arcadas góticas y bonitas iglesias.

Además, un dato a tener en cuenta es que en realidad, son dos palacios, uno construido al lado del otro. Por una parte el Palacio Viejo, que actualmente es un Parador Nacional y por otra, el Palacio Nuevo, conocido como el Castillo de Olite, abierto a los visitantes y que luce su aspecto actual gracias a su restauración. 

Castillo de Olite. Lidia Blasco.

 

Declarado Monumento Nacional en el año 1925, ocupa un tercio del casco urbano medieval y está considerado como uno de los conjuntos civiles góticos más interesantes de Europa. El Palacio de Olite también fue elegido como la primera maravilla medieval de España, celebrada por la Revista Medieval con motivo de su cuarto aniversario (2008).

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Hoy en día, el Castillo de Olite es un importante monumento histórico y turístico en Navarra. Aunque gran parte de arquitectura original ha sido perdida, todavía se pueden apreciar elementos notables de la Edad Media, lo que brinda una idea de su importancia histórica y su papel como residencia real. Tal es su popularidad que Gustavo Adolfo Bécquer fue uno de los turistas más impresionados por este palacio. El poeta le dedicó un ensayo en el que evocaba las épocas gloriosas de este conjunto arquitectónico.

A día de hoy este monumento ofrece visitas guiadas e incluso teatralizadas que narran la historia y los diferentes espacios con los que cuenta este monumento emblemático. De hecho, la localidad navarra posee una festividad medieval, que nos permite revivir los años de esplendor del palacio, gracias a los mercadillos, fiestas y ropas propias de la época.