La media de hijos por mujer en la Unión Europea es de 1,5. En España, ese dato baja al 1,19. Las tasas de fertilidad en el continente, igual que en el resto del mundo, van a la baja. Las nuevas costumbres, el mayor ritmo o la inclusión femenina al trabajo pueden ser algunos de los factores para esta merma. Sin embargo, hay excepciones y casos célebres.
En algunos ejemplos, la leyenda puede que pese más que la realidad. Pero hay algunos hechos concretos y detalles sobre los que fabular. Mirando al mundo árabe, con los rajás o sultanes en el imaginario de harenes y nuevas concubinas cada noche, el número de descendientes sería un tema habitual.
Una de esas personas que se erige como el gran creador de una familia es el marahajá de Lahore, Randsit Singh. Tal y como se ve en el calendario de la ciudad alemana de Gotha de 1826, este jefe de guerreros de los sij (una creencia monoteísta de la India) figuraba entre los cabezas de familia con más prole.
Según este documento, Singh tendría en el año 1820, a la edad de 36 años, 18.183 hijos. Y amplió la cifra hasta el final de sus días, en 1839. Un cálculo rápido da a entender que este número es muy complicado y que a lo mejor hubo algún error de transcripción (se sospecha que serían 183, cantidad nada desdeñable).
Más escritura se puede hallar sobre Gengis Kan (1162-1227). El fundado del Imperio mongol de los tártaros, el imperio más extenso de toda la historia, pudo haber fecundado miles de hijos. Un estudio efectuado en 2003, según exponía la web Historias de la historia, analizó el ADN de esta suma de varones en toda Asia y, siguiendo el rastro cromosómico, podría haber 16 millones de vástagos de este conquistador. Esta investigación, coordinada por varios expertos, da como resultado que uno de cada 200 hombres de la actualidad sería descendiente del gran líder.
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En lo relativo a estas latitudes, tendríamos que viajar hasta Irlanda para encontrar al padre más prolífico. Se llama Niall, era un rey celta del siglo V, se le apodaba "el de los nueve rehenes" y podría haber tenido una prole que hoy se ha multiplicado hasta los tres millones. Esto es uno de cada doce en la isla. Y habría que añadir a todos los emigrantes que cruzaron el océano (también se estima que un 2% de los neoyorquinos tiene sangre de este irlandés).
No es, viendo las causas, tan llamativo: Niall, que murió en el año 455, pudo haber tenido sólo 12 hijos, pero estos llegaron a altos puestos y fecundaron a decenas de mujeres. Por eso, apellidos como Boyle, Doherty, O’Donnell, O’Connor, O’Kane o McGovern, entre otros, se repiten tanto en el país europeo.
Pero falta un nombre esencial de la lista. A Ismail El Sultán, denominado 'El Sanguinario', se le achacan 888 hijos. Sería un récord inigualable, aunque controvertido: según relatan algunos informes, el gran líder de la dinastía alauí, pudo tener cuatro esposas y centenares de concubinas. Aun así, la aritmética es ardua: necesitaría haber parido un hijo por día a lo largo de 32 años.
Todos ellos gozaban de las comodidades que les otorgaba el cargo. Podían incluso seleccionar a las mujeres con pruebas sobre sus gustos o sobre su físico. Algo que ya queda lejos (tanto la elección de amantes como la procreación desmesurada) en un mundo con menos hijos, en una media global, cada año. Solo algunas noticias puntuales desequilibran esos datos, imposibles de superar, en cualquier caso, a estos padres legendarios.