La ballesta, diseñada para lanzar proyectiles con alta precisión y potencia, se inventó en China, alrededor del siglo V a.C. Los hallazgos arqueológicos evidencian que nació durante el Periodo de Primavera y Otoño en el marco de la conocida Dinastía Zhou. Se cree que los primeros ejemplos eran utilizados para la caza, aunque luego se adaptaron y modernizaron para su uso en la guerraTal fue su descubrimiento que marcó un hito en la tecnología militar de la época.

La ballesta es un arma de propulsión mecánica que utiliza un sistema de palanca y una cuerda tensada para lanzar flechas con gran velocidad. A diferencia de como la conocemos hoy en día, en sus orígenes estaba fabricada con madera, un arco de metal y diferentes sistemas de poleas y palancas para tensar el arco. Asimismo, en la parte delantera se colocaba una pieza llamada carrillera que sostenía la flecha sobre la cuerda.

A medida que las rutas comerciales y culturales se expandieron, la ballesta llegó a otras partes del mundo, incluida Europa. Allí, se convirtió en un componente clave de la estrategia militar durante la Edad Media. Era especialmente popular entre los soldados de infantería debido a su facilidad de uso y su capacidad para penetrar armaduras. Además, su diseño permitía a los arqueros cargar y disparar con mayor rapidez que un arco convencional.

Soldados integrados en el ejército de los Reyes Católicos. The Vinkhuijzen collection of military uniforms.

Con el tiempo, experimentó mejoras en su diseño, convirtiéndose en un arma de proyectil poderosa utilizada en diferentes culturas y épocas históricas. Se introdujeron progresos en la tensión del arco, el mecanismo de disparo y la construcción general. Estos avances llevaron a la creación de ballestas más potentes y precisas, lo que las convirtió en armas de asedio valiosas y herramientas de combate en la guerra a larga distancia.

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Sin embargo, los nobles y caballeros de la época consideraban que su uso era poco honorable ya que cualquier soldado podía matar a un caballero con una simple flecha. Por esta razón, en muchas zonas se prohibió el uso de esta arma e incluso se llegó a considerar como un artefacto ilegal en algunos países europeos.

A medida que avanzaba la tecnología, la ballesta se enfrentó a la competencia de otras armas de fuego, como los arcabuces y mosquetes, que ofrecían una mayor tasa de disparo y alcance. Con el tiempo, dejó de ser la elección principal en los campos de batalla y fue reemplazada por instrumentos más potentes.

Sin embargo, y a pesar de su declive en el uso militar, la ballesta continuó siendo utilizada como armas de caza por grupos minoritarios. Además, se modernizó y se experimentó con diferentes materiales para las flechas y se mejoraron los sistemas de tensión y disparo. De hecho, hoy en día todavía se sigue usando, principalmente como una herramienta de cetrería y en algunas actividades deportivas.