Alonso Pérez de Guzmán, más conocido como Guzmán "el Bueno" por su defensa de la plaza de Tarifa contra los musulmanes, nació alrededor del año 1256 y murió en 1309. Fue un militar y noble español de la Orden de los Caballeros Hospitalarios. Uno de los episodios más destacados de su vida ocurrió durante la defensa de la ciudad gaditana, ubicada en el extremo sur de la Península Ibérica.
Como alcaide, Guzmán el Bueno desempeñó un papel crucial como comandante militar y defensor de la ciudad. En 1294, la ciudad de Tarifa se encontraba bajo el asedio de las tropas almohades, enemigas de Castilla. Ante la inminente llegada de una flota aragonesa para romper el cerco, el sultán Abenjacob y el infante Juan quisieron acelerar la rendición de la plaza capturando al hijo de Guzmán y amenazando con matarle si Guzmán no rendía Tarifa. Ante esta amenaza Guzmán respondió que sacrificaría cien hijos antes que rendir la plaza a los infieles.
Durante el asedio, las tropas almohades llevaron al hijo de Guzmán a las murallas, con el objetivo de que Guzmán se rindiera. Sin embargo, este se negó y mostró una gran valentía y lealtad a su deber y a su tierra. En un gesto de sacrificio supremo, arrojó su propia daga desde las murallas hacia su hijo, permitiendo que las tropas almohades lo mataran en lugar de ceder ante sus demandas y traicionar a su ciudad y reino.
Tras esta férrea defensa de Tarifa, Pérez de Guzmán alcanzó toda clase de reconocimientos. Fue nombrado ricohombre del reino (el rango más elevado de la nobleza castellana); en 1297 el nuevo rey de Castilla, Fernando IV, le concedió la villa de Sanlúcar de Barrameda; y en ese mismo año, Guzmán participó en el tratado de Alcañices como uno de los consejeros más destacados de la reina regente doña María de Molina.
[Mariana Pineda, la joven valiente que prefirió morir antes que delatar a sus compañeros]
Asimismo, años más tarde y lejos de abandonar su valentía, se le encomendó de nuevo la defensa de la localidad. Guzmán el Bueno se enfrentó a un intento de asedio por parte de las fuerzas del rey de Granada, Muhammad III. A pesar de la difícil situación, Guzmán el Bueno logró mantener la ciudad y repeler el ataque enemigo.
Debido a su valentía y habilidades militares, Fernando IV nombró a Guzmán alcaide de Gibraltar y lo instó a asegurar el control del territorio circundante para permitir que prosiguiera el cerco de Algeciras. Sin embargo, solo siete días después de la conquista de Gibraltar, en una expedición militar de reconocimiento y castigo, Alonso Pérez de Guzmán cayó en una emboscada en un lugar llamado el Puerto del León, cerca de la actual localidad malagueña de Gaucín.
Fue asesinado durante una revuelta liderada por un grupo de nobles descontentos con su liderazgo militar. Sus soldados llevaron el cadáver a Algeciras, de donde fue trasladado a Sevilla, para depositarlo en el monasterio cisterciense de San Isidoro del Campo de Santiponce, que él mismo fundara como panteón familiar en 1301.