Una red de canales tallados en la roca y de hace casi 3.000 años ha inaugurado un gran misterio arqueológico en Jerusalén: los investigadores se muestran desconcertados ante la finalidad de esta serie de conductos hallados en el Parque Nacional de la Ciudad de David, fuera de los muros de la Ciudad Vieja. De momento solo se atreven a asegurar que habrían tenido alguna relación con el famoso templo construido por el rey Salomón o con un palacio aledaño, pero poco más pueden vaticinar ante la escasez de hallazgos comparables de época bíblica y a la espera de más análisis en busca de posibles restos de materiales orgánicos.
Las excavaciones, realizadas por la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) y la Universidad de Tel Aviv, han sacado a la luz dos instalaciones separadas por unos diez metros y que pudieron haber formado parte de una estructura mayor. Son de gran singularidad, según los arqueólogos, pero su función es un verdadero enigma. Los conductos no parecen haber sido diseñados para canalizar algún líquido en una sola dirección ni desembocar en ninguna cuenca, lo que sugiere que no fueron utilizados para evacuar aguas residuales o de la lluvia.
En un comunicado, el equipo de investigación detalla que las pruebas forenses preliminares tampoco han documentado restos de sangre, descartando un posible uso relacionado con los sacrificios animales o religiosos. Por el momento, la hipótesis más viable apunta hacia un lugar de producción, una zona donde se remojaba algún tipo de producto integrado en la economía del Templo de Jerusalén o del palacio de los reyes de Judá debido a su rareza y localización próxima a estos prominentes edificios.
"Observamos la primera instalación y nos dimos cuenta de que nos habíamos topado con algo único, nunca se había encontrado una estructura similar en Israel y no sabíamos cómo interpretarla. Vinieron varios expertos para ver si había residuos en el suelo y en la roca que no estuviesen visibles. Queríamos comprobar si había restos orgánicos o de sangre, por lo que hasta solicitamos la colaboración de una unidad forense de la policía, pero hasta el momento no hemos tenido éxito", lamenta Yiftah Shalev, investigador de la Autoridad de Antigüedades de Israel.
"El misterio se hizo más grande cuando encontramos la segunda instalación más al sur con al menos cinco canales", confiesa Yuval Gadot, profesor del Departamento de Arqueología y Civilizaciones antiguas de Oriente Próximo de la Universidad de Tel Aviv. "A pesar de algunas diferencias en la forma en que fueron tallados y diseñados, los conductos son muy similares a los de la primera. En esta ocasión pudimos fechar el momento en que el complejo dejó de utilizarse: a finales del siglo IX a.C., durante la época de los reyes bíblicos de Judá Joás y Amasías".
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Según los historiadores, Jerusalén cubría en esta época un área que incluía la Ciudad de David y el Monte del Templo. La ubicación de esta red de canales cerca de las zonas más importantes de la ciudad revelaría que su finalidad estaba relacionada con la economía del Templo o del palacio. "Dado que los canales no conducen a una gran cuenca de drenaje y la dirección de su flujo varía, es posible que, al menos en la instalación norte, se usaran para remojar productos como el lino y no como sistema de drenaje", valora Yiftah Shalev. Otra posibilidad manejada por los investigadores es que se trate de un lugar para calentar los dátiles al sol y extraer su miel.
"La antigua instalación de canales que tenemos frente a nosotros es fascinante y estimula la investigación", valora Eli Escusido, director de la Autoridad de Antigüedades de Israel. "Las excavaciones en la Ciudad de David, que cubre vastas áreas, están revelando más detalles sorprendentes sobre la época de los reyes de Judá, de la que hay relativamente pocos hallazgos en la Ciudad Vieja debido a las alteraciones modernas. De vez en cuando nos encontramos con descubrimientos enigmáticos que nos desafían y despiertan nuestro interés por la investigación".