Hace dos millones de años, el achaparrado y robusto Homo erectus, el primer ancestro humano que se extendió por el Viejo Mundo, desde África hasta el sureste asiático, abandonó la sabana y ascendió hasta las tierras altas de la actual Etiopía, donde desarrolló un nuevo tipo de tecnología para fabricar herramientas. Este nuevo capítulo de la evolución humana lo acaba de confirmar de una mandíbula infantil adscrita a esta especie hallada en el yacimiento de Garba IV, en el complejo arqueológico de Melka Kunture. El fósil, descubierto en 1981 y reanalizado en un nuevo estudio, es el que más evidencias presenta para señalar que el H. erectus hizo su aparición en este momento.
La investigación de un equipo internacional de científicos liderado por Margherita Mussi (Sapienza Universidad de Roma) y en el que también han participado expertos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Universidad de Vigo, no solo desvela que esta mandíbula podría ser el fósil más antiguo de un Homo erectus. Además, se trata de la primera vez que restos humanos de esta especie aparecen junto a herramientas líticas elaboradas con tecnología olduvayense, la primera tecnología de la humanidad y que fue la empleada exclusivamente el primer representante del género Homo, el Homo habilis.
Dicha mandíbula infantil ha sido analizada mediante tomografía computarizada de sincrotrón y morfometría geométrica 3D. "El hallazgo es el único de los primeros fósiles de Homo erectus cuya identificación taxonómica se basa en la dentición, que es la parte anatómica de los mamíferos que mejor permite identificar especies", apunta Joaquín Panera, profesor del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la UCM y uno de los autores del artículo que se ha publicado este jueves en la revista Science.
En el yacimiento de Garba IV también se han hallado los útiles más antiguos elaborados con tecnología achelense, de hace unos 1,95 millones de años, lo que implica una antigüedad de 200.000 años más respecto a lo pensado hasta ahora, haciéndolo prácticamente coincidente con la aparición del Homo erectus en el escenario evolutivo. Según los investigadores, estos hallazgos son de gran trascendencia para la comprensión de la evolución, las migraciones y las capacidades adaptativas de los antepasados humanos.
"La tecnología achelense, que entre otros aspectos se caracterizaba por la elaboración de hachas de mano líticas, ha perdurado en el registro arqueológico a lo largo de 1,8 millones de años, y desde África se ha expandido hasta el sudeste asiático y parte de Europa, lo que le convierte en la tecnología más universal de la humanidad, en función de su duración y distribución geográfica", destaca Susana Rubio-Jara, otra profesora de la UCM implicada en la investigación.
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El estudio de la tecnología lítica empleada por el Homo erectus en el yacimiento de Garba IV se desarrolló a partir del análisis de los restos hallados en los diferentes niveles arqueológicos, que han permitido comprender la evolución de las variaciones tecnológicas empleadas en la elaboración de herramientas líticas entre el Olduvaynse y el Achelense, "una de las mayores cuestiones pendientes en el estudio de la evolución humana".