Un grupo de investigadores anunció un descubrimiento revolucionario en el pasado XIII Congreso Internacional de Egiptólogos celebrado en la ciudad de Leiden, en los Países Bajos. El uso de tecnología satelital ha permitido al equipo de la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington dar a conocer la existencia de un canal oculto bajo las arenas de Egipto que resolvería uno de los grandes misterios de la historia de Egipto: la construcción de las pirámides de Guiza.

Situadas a varios kilómetros de la actual orilla occidental del Nilo, cómo los egipcios pudieron transportar todos los materiales hasta esa ubicación seguía siendo un quebradero de cabeza para los egiptólogos. Gracias a la tecnología satelital y al uso de potentes radares capaces de estudiar el subsuelo, el equipo liderado por la geomorfóloga Eman Ghoneim pudo localizar y documentar la existencia de un canal de cerca de 100 kilómetros que comunicó a las pirámides de la citada necrópolis. 

El Nilo, un inmenso río que nace en Etiopía y Sudán, contó con varios canales secundarios que se extendían desde la región de Fayum al sur hasta la meseta de Guiza, un recorrido que en la actualidad está coronado por hasta 38 pirámides y que en su momento de apogeo contaba con varios ramales secundarios perfectamente navegables.

Plano de Ahramat, rama del Nilo, junto a las pirámides de Guiza Eman Ghoneim

Pirámides

Estos cuerpos de agua y canales podrían haber sido utilizados con casi total seguridad para transportar de forma rápida y efectiva los inmensos bloques de piedra necesarios para levantar las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos, última morada de los faraones homónimos que contaron con un puerto a pie de obra para el desembarco de los trabajadores y del material de construcción. 

"Estos afluentes probablemente habrían actuado como lagunas que albergaban puertos para atracar y proteger a los barcos lejos del intenso tráfico del curso principal del río", explicó en su ponencia la doctora Eman Ghoneim.

Barca funeraria en el Nilo según un relieve de la Tumba de Mena, escriba egipcio. C. 1400 a.C. Wikimedia Commons

Esta muestra de organización y logística de los antiguos egipcios ya era conocida y sospechada por los historiadores y arqueólogos especialistas en el Antiguo Egipto, que habían especulado sobre la posible presencia de un canal o ramal del Nilo de estas características. Sin su existencia, resultaría casi imposible desplazar las miles de toneladas de materiales necesarios para construir unos monumentos de estas características. 

En 2022, un análisis de polen desveló la existencia de abundante vegetación en el momento en el que fueron construidas estas pirámides hace más de 4.000 años, por lo que a la fuerza debía existir un cuerpo de agua.

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Esta rama bautizada como Ahramat existió en la época de la Dinastía IV, hace unos 4.500 años y momento en el que se construyeron las pirámides. La investigación aún está pendiente de nuevas pruebas y evidencias aunque todo apunta a que durante los periodos del Reino Antiguo y el Reino Medio el agua siguió fluyendo en este ramal hasta que un cambio climático alteró el curso del Nilo y secó la meseta de Guiza, acabando con la vegetación y haciendo mucho más difícil la construcción de nuevos monumentos.

Según ha detallado Ghoneim al portal IFLScienceaún existen multitud de asentamientos humanos desaparecidos y abandonados en el desierto y que en algún momento prosperaron debido a su cercanía con las orillas del Nilo, por lo que la posibilidad de explorar su antiguo curso podría resultar tremendamente útil para desvelar más secretos de la civilización de los faraones

La investigación "ha producido el primer mapa del antiguo brazo del Nilo en esta región, lo que nos permitirá reconstruir una imagen completa del antiguo paisaje acuático del Antiguo Egipto y comprender cómo el cambio en el medioambiente impulsó las actividades humanas en la región", concluye Ghoneim en su estudio