Bello pero letal: el veneno mágico hecho para la élite de un mega yacimiento prehistórico de Sevilla
Un estudio desvela en el impresionante yacimiento calcolítico de Valencina de la Concepción la mayor y más prolongada exposición al mercurio nunca registrada.
14 mayo, 2024 08:18En la parte más alta del Aljarafe sevillano, bajo la moderna localidad de Valencina de la Concepción, se esconde un inmenso yacimiento de la Edad del Cobre, uno de los enclaves prehistóricos más destacados de la Península Ibérica. Desde los primeros hallazgos en la década de 1860, las excavaciones arqueológicas han ido documentando un "mega sitio" de unas 450 hectáreas de extensión y ocupado durante casi un milenio, entre 3200 y 2300 a.C., que contaba con cabañas y talleres, multitud de líneas de fosos y algunos de los más bellos monumentos megalíticos de Iberia, como los tholoi o dólmenes de Montelirio, La Pastora o Matarrubilla. Sus habitantes desarrollaron también una consumada tradición artesanal, sin parangón en toda Europa, en lítica, marfil y textilería.
Valencina fue probablemente un lugar central de gran importancia social y religiosa para las comunidades de la región. Allí, por ejemplo, en el tholos de Montelirio, en un monumento singular, se dio sepultura en una coreografía orquestada hace unos 4.800 años a un individuo destacado acompañado de su séquito de sacerdotisas con vestidos tejidos con miles de cuentas. Lo llamativo, además de la escena de profundos significados rituales, es que en los restos de los cuerpos se identificaron "elevadísimos niveles" de mercurio, resultado del uso del cinabrio, un material de un intenso color rojo y exótico utilizado como ornamento.
El uso social del cinabrio y la consecuente exposición al mercurio del conjunto de los habitantes prehistóricos de Valencina de la Concepción-Castilleja de Guzmán es objeto ahora de un nuevo estudio científico publicado en la revista Journal of Archaeological Method and Theory por un equipo de investigadores de la Universidad de Sevilla, la Universidad de Carolina del Norte (EEUU) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El trabajo ha revelado "el más intenso y prolongado caso de exposición al mercurio hasta ahora nunca registrado en la historia humana". Según la OMS, se trata de una de las diez sustancias químicas más peligrosas para la salud pública.
El objetivo del trabajo consistía en analizar 170 muestras óseas de un total de 77 individuos humanos y 22 animales, así como otra de suelo, para esclarecer la exposición al mercurio de la población del mega sitio calcolítico de Valencina. Se trata de la mayor investigación sobre los efectos del metal tóxico en único yacimiento -una investigación previa en la necrópolis de A Lanzada, en Pontevedra, analizó 143 muestras de 76 sujetos-.
Entre los individuos analizados de Valencina se encuentran 23 de los 26 individuos inhumados en el thlolos de Montelirio y la llamada "Señora del Marfil", una mujer de entre 17 y 25 años que según una investigación reciente fue la persona más poderosa de la Península Ibérica durante la Edad del Cobre —su tumba estaba repleta de objetos raros y valiosos, como colmillos de elefante, cáscaras de huevo de avestruz, ámbar, sílex de alta calidad, un plato de cerámica con restos de vino y cannabis o una daga de cristal de roca—.
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Fenómeno calcolítico
Ambos casos presentan conexiones con el mundo funerario de los estratos sociales ibéricos más altos del momento y revelan que el cinabrio "fue usado de manera extensiva" esparciéndose sobre los cuerpos y ajuares de los sepulcros. En el caso del monumento megalítico de Montelirio, el mineral exótico compuesto por sulfuro de mercurio —tradicionalmente se ha asociado a prácticas sagradas y su uso está documentado en numerosos yacimientos de Iberia en los milenios IV y III a.C.—, se utilizó para pintar las losas de pizarra que delimitan un corredor que conectaba el mundo de los vivos con el de los muertos y las cámaras.
Los resultados han sacado a la luz unos "generalizados y excepcionalmente altos valores de mercurio" en todas las muestras recogidas, sobre todo en los huesos humanos. "Notablemente, casi el 65% de todos los individuos de Valencina presentaban concentraciones totales de mercurio superiores a una parte por millón de dicho elemento químico mientras el sujeto con los niveles más bajos presentaba solo 0,19 ppm", resumen estos investigadores. Apuntan que esta cantidad "parece ser un fenómeno estrictamente de la Edad del Cobre": los análisis de los restos óseos de individuos de época romana hallados en la misma zona arrojan una concentración mucho menor.
"Entre los enclaves del Neolítico Tardío y las edades del Cobre y el Bronce muestreados hasta el momento en la Península Ibérica, Valencina registra los mayores valores en contaminación por mercurio", escriben los autores, liderados por Leonardo García Sanjuán, Raquel Montero Artús y Miriam Luciañez-Triviño, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla. "Una comparación con los registros disponibles fuera de la Península Ibérica confirma que los valores observados en Valencina son anormalmente altos", añaden en su artículo.
¿Pero por qué en el yacimiento de Valencina se encuentran niveles tan altos de mercurio? Los investigadores manejan tres hipótesis: la manipulación de cinabrio al molerlo para su pulverización, su mezcla con otras sustancias o su uso para la decoración de objetos, construcciones y personas; su consumo directo vía ingesta o inhalación por parte de un grupo social especial; o por factores medioambientales. No obstante, señalan que las cantidades más importantes solo se pueden explicar por algún tipo de práctica cultural. Los efectos de este químico "letal" pueden ser desde daños en los sistemas nervioso, respiratorio, inmune y digestivo hasta irritaciones de la piel y loso ojos.
En el caso de la "Señora de Marfil" o las sacerdotisas de Montelirio es probable que inhalasen los vapores de mercurio que se desprenden al calentar el cinabrio como una sustancia mágica o sagrada en el contexto de actividades rituales religiosas. Y aunque fuese una actividad relativamente corta en el tiempo, como indican las dataciones de radiocarbono —entre 2900-2650 a.C.—, el procesamiento del mineral habría requerido una reseñable fuerza de trabajo, provocando el 'envenenamiento' de las personas, quizá la totalidad de la población, pero también de los lugares sagrados, los monumentos y el medioambiente.